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CARTA DE LA EDITORA | 342

La salud tras las rejas

Cuando se habla de la salud de la población carcelaria brasileña, es casi inevitable que venga a la mente la figura de Drauzio Varella, que posiblemente sea el médico más conocido y admirado de Brasil y, entre otras actividades, se dedica voluntariamente a una tarea que pocos aceptan realizar, aun siendo remunerada: el cuidado de la salud de los presos.

En los más de 30 años que lleva dedicándose a esta actividad, Varella afirma que es poco lo que ha cambiado. Incluso puede que haya empeorado, con los encarcelamientos masivos. Desde el año 2000 a la fecha, la población penitenciaria nacional se ha cuadruplicado y en la actualidad es la tercera más grande del mundo. Aunque es deber del Estado velar por la integridad física de los reclusos, los establecimientos penales se han transformado en una incubadora de enfermedades, que afectan a la salud de los detenidos y se propagan al resto de la sociedad allende los muros.

Varios grupos de investigación se dedican realizar sondeos e investigaciones al respecto de este segmento de la población. Para conocer cómo viven, de qué se enferman y cómo mueren, recurren a diversos tipos de enfoques: epidemiológicos, antropológicos e históricos, entre otros. El artículo de portada de esta edición pone de relieve algunos de estos estudios. La tuberculosis es la infección más preocupante, cuya incidencia es 100 veces superior a la registrada en la población en general. También sobresalen otros estudios sobre la salud física y mental de las mujeres presas, tema que se aborda en el último volumen de la trilogía Prisioneiras [Presas] (editorial Companhia das Letras, 2017) de Drauzio Varella, y una exhaustiva investigación sobre las condiciones de vida y la salud de los adultos mayores en las cárceles del estado de Río de Janeiro.

Algunos investigadores señalan que el sistema penitenciario es un retrato amplificado de nuestra desigual sociedad, que concentra a la población menos favorecida en términos económicos, educativos y sanitarios. La desigualdad en la distribución del ingreso es objeto de investigación del ingeniero agrónomo Rodolfo Hoffmann, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), desde hace casi 60 años: se dedica a estudios económicos que incluyen también la reforma agraria y la inseguridad alimentaria. En una entrevista concedida para esta edición, Hoffmann relata cómo trabajaba manualmente con grandes conjuntos de datos, en la era anterior a las computadoras personales, para fundamentar sus descubrimientos.

La transmisión de datos de manera segura, a través de la llamada criptografía cuántica, es el objetivo del proyecto interinstitucional Red Río Cuántica, que se encuentra en fase de implementación en la capital fluminense. Esta rama del conocimiento no se dedica a la codificación de datos en sí misma, sino a la generación de claves criptográficas a distancia que hacen posible recibir la información en forma segura. Será la primera red metropolitana experimental de Brasil basada en las propiedades de la mecánica cuántica, con conexión aérea vía láser entre las instituciones participantes y también a través de cables de fibra óptica, como se detalla en el artículo de la página 66.

Cerramos este número con noticias preocupantes en lo que se refiere a los incendios forestales en todos los biomas brasileños ‒con excepción del bioma Pampa, asolado por las lluvias‒ durante el primer semestre de este año. En una época del año en la que el fuego fuera de control en áreas verdes es menos frecuente, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) ha registrado un aumento exagerado de los focos ígneos, sobre todo en el ecosistema del Pantanal, que ha batido un récord indeseable, el de la mayor cantidad de incendios de los últimos 26 años, con 3.538 puntos de incendios. La Amazonia alcanzó su mayor marca desde 2005 y el Cerrado vivió su peor período desde 2010.

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