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Ciencia

La tecnología llega a las cavernas

Un estudio pionero permitirá las visitas a Bonito con un impacto ambiental mínimo

Un plan de manejo inédito en el país brindará en breve interesantes sorpresas a los turistas que visiten el municipio de Bonito, en el estado de Mato Grosso del Sul, atraídos por la colección local de cavernas. Las novedades se encuentran en dos cavernas que forman amplios salones, sin laberintos, y que integran el Patrimonio Histórico Nacional. La Gruta del Lago Azul, la más visitada, tendrá ahora una escalera mayor y más segura, que permitirá observar las formaciones rocosas esculturales -los espeleotemas- hasta el momento inaccesibles.

Dicha gruta tiene 143 metros de longitud por 80 de ancho, su piso es inclinado, y posee al fondo un lago subterráneo de aguas cristalinas de 90 metros de profundidad. En diciembre y enero, cuando los rayos de sol inciden sobre el lago, su superficie se tiñe de azul y los espeleotemas reflejados en el agua crean un espectáculo único. La otra gruta es Nossa Senhora Aparecida, también un gran salón de 100 metros de largo, considerada un santuario espeleológico. Es una de las más bonitas de Brasil, pero estuvo clausurada para visitas durante los últimos ocho años por falta de una infraestructura adecuada. Mas el plan de manejo resolvió el problema y ahora será reabierta.

Las novedades de Bonito son el resultado del trabajo de 25 investigadores, que elaboraron el Plan de Manejo y Evaluación de Impacto Ambiental de la Visitas Turísticas a las Grutas del Lago Azul y Nossa Senhora Aparecida en Bonito (Mato Grosso do Sul), coordinado por el geólogo Paulo César Boggiani, que en el transcurso desarrollo del proyecto actuava como investigador de la Universidad Federal del Mato Grosso do Sul (UFMS) y ahora es profesor recién contratado en el Instituto de Geociencias de la Universidad de São Paulo (USP). El proyecto, que estableció los procedimientos y normas para que la visitación de las dos cavernas no provoque daños ambientales, también redundó en la creación de una unidad de conservación y un museo.

Es un proyecto pionero: debido a que las cavernas son ambientes frágiles y confinados, para autorizar su visita, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) exigía un plan de manejo, junto a un Estudio de Impacto Ambiental/ Informe de Impacto Ambiental (EIA/ Rima), pero no existían parámetros para ello. Ahora los parámetros existen. Por ejemplo: las escalinatas están construidas con el propio suelo de la caverna y en la medida de lo posible sin pasamanos; las luces, solamente en los casos estrictamente necesarios, se encienden apenas ante la presencia de visitantes; limitación de los horarios de visita y en el número de visitantes diarios y mantenimiento de los niveles de temperatura y humedad -siempre monitoreados por sensores electrónicos.

Todo para no interferir en el paisaje y en el ambiente único de las grutas, habitado por seres raros y también propicio para hallazgos de fósiles de animales extinguidos. El estudio, realizado con un costo de 59.500 reales, financiados por el Instituto de Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan), el Consejo Municipal de Turismo de Bonito y el Servicio de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas de Mato Grosso do Sul, permite el ingreso de hasta 300 turistas por día en cada gruta, en grupos de 15 personas como máximo, acompañadas por un guía capacitado.

El tiempo máximo de permanencia será de una hora y 30 minutos. Como las grutas son ambientes frágiles, con un flujo natural de energía muy discreto, la presencia de 20 ó 30 personas al mismo tiempo podría desequilibrar ese flujo, causando daños ambientales y perjudicando a la fauna local. “En muchas cavernas, el máximo de energía que recibieron durante millares de años fue un goteo desde el techo”, dice el geólogo. Ese goteo forma hermosos espeleotemas, aquellas columnas que penden desde lo alto (estalactitas) o salen del piso (estalagmitas).

Sensores
La mayor preocupación reside en mantener los niveles naturales de temperatura y humedad. Éstos pueden variar con las visitas, ya que basta el calor emanado de los cuerpo de unos pocos turistas para elevar la temperatura en 3 grados Celsius en ciertos lugares. Para saber si las variaciones se encuentran en niveles aceptables, sensores electrónicos programados por computadora monitorearán la humedad y la temperatura a intervalos de 30 minutos. “Si nos damos cuenta que están produciéndose modificaciones en esos parámetros, reduciremos el número de visitantes”, afirma Boggiani. “En el peor de los casos, se suspenderán las visitas.”

Las obras propuestas en el plan -que serán implementadas por el gobierno federal a un costo estimado en 500 mil reales- evitan interferencias. Cuando no sea posible construir escaleras con el propio suelo de la caverna, se utilizará un mezcla de cemento y rocas de la región. “Procuraremos no utilizar pasamanos, pero, en caso de que sean necesarios, vamos a colocar caños metálicos oscuros en lugares poco visibles: queremos mantener intacto el valor paisajístico de las cavernas”, revela Boggiani. Solo en un trecho de la Gruta Nossa Senhora Aparecida, en el cual el suelo es arcilloso y resbaladizo, se instalará una plataforma metálica suspendida. “Pero, si notamos que ésta causa algún tipo de degradación ambiental, será retirada”.

La entrada a los dos recintos es amplia y únicamente se necesitará instalar luces en un punto de la Gruta Nossa Senhora Aparecida, en el mismo lugar de la plataforma metálica. La iluminación artificial es una de las interferencias más perjudiciales para el equilibrio de la caverna: al margen de elevar la temperatura y reducir la humedad, estimula la proliferación de hongos, algas y bacterias. Es la contaminación microfloral, que puede corroer estalactitas y estalagmitas, provocando la disolución de los espeleotemas. Por tal motivo, se utilizarán lámparas fluorescentes intermitentes -solamente se encienden ante la presencia de visitantes- y blindadas, para proteger el espacio de una eventual contaminación con gases de mercurio en caso de que se rompan. La Gruta del Lago Azul es un salón enorme de 143 metros de largo por 80 de ancho, totalmente iluminado por los rayos solares.

Además de establecer criterios de visitación, el proyecto resultó en la creación de una unidad de conservación de 260 hectáreas: el Monumento Natural de la Gruta del Lago Azul, hoy en día perteneciente al gobierno federal, y de un museo para exponer los resultados de las investigaciones. El museo será instalado cerca de la caverna, precisamente con un centro de visitantes. La unidad de conservación protegerá también las áreas adyacentes, pues las condiciones de conservación en el entorno de las grutas influyen en el equilibrio ambiental dentro de éstas. “Las talas llevadas a cabo en áreas cercanas a las cavernas pueden afectar la temperatura dentro de éstas y, en el caso de la Gruta del Lago Azul, comprometer el nivel de la napa freática y del propio lago”, explica el geólogo.

“Pretendemos implementar las medidas del plan antes del final de este año”, afirma Ricardo Marra, coordinador del Centro Nacional de Estudio, Protección y Manejo de Cavernas (Cecav), del Ibama. Para Marra, las investigaciones coordinadas por Boggiani ayudaron a disciplinar las visitas, no solamente de las dos grutas de Bonito, sino también las alrededor de cien abiertas al turismo en Brasil, parte de un patrimonio espeleológico de 3.100 cavernas.

Refugios biológicos
Las grutas de Bonito tienen valor científico debido a sus espeleotemas poco comunes, a las formas peculiares de vida que albergan y a los hallazgos paleontológicos concretados en su interior. En 1992, se descubrieron en el fondo del Lago Azul osamentas de mamíferos prehistóricos, que vivieron allí hace cerca de 12 mil años. Son animales de gran porte: perezosos del tamaño de un automóvil, tatúes, llamas, caballos primitivos y tigres diente de sable. Las réplicas de estos animales serán expuestas en el museo.

Al final de los años 80, fue identificada en el Lago Azul una especie desconocida de camarón del orden Spor laeogriphacea: el Potiicoara brasiliensis, de 7 milímetros de longitud, ciego y sin pigmentación. Este animal fue descrito por Ana Maria Pires Vanin, del Instituto Oceanográfico de la USP, y será expuesto en un acuario. “Las cavernas de Bonito reúnen una gran diversidad de animales acuáticos troglobios (que solamente existen en ambientes subterráneos)”, dice la bioespeleóloga Nicoletta Moracchioli, cuyo doctorado abordó el estudio de ese tipo de crustáceo. “Hasta el momento, ya hemos identificado ocho especies de esos animales.”

Las grutas permiten también estudiar los climas del pasado. Mediante el análisis de los espeleotemas, es posible registrar la variación de la temperatura atmosférica durante las últimas centenas de miles de años, cosa que es fundamental para la comprensión del efecto invernadero y de la evolución de la temperatura global. “No es una exageración decir que las cavernas funcionan como los disquetes de computadoras, en los cuales las informaciones fueron cuidadosamente grabadas y guardadas, y así permanecen, a la espera de ser leídas e interpretadas”, comenta Boggiani. Y esto es lo que se está haciendo ahora, conciliando investigación y visitas turísticas.

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