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ECONOMÍA DE LA SALUD

La tuberculosis consume más del 20 % de los ingresos anuales de las familias de la mitad de los enfermos en Brasil

Las consultas o los estudios adicionales, los traslados, la alimentación y la pérdida de haberes suman en promedio 1.573,40 dólares

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó tres metas como parte de su estrategia mundial para acabar con la tuberculosis. Con la mira puesta en el año 2035, los objetivos comprenden reducir en un 90 % la cifra de nuevos casos (la incidencia) al respecto de los registrados en 2015 y el número total de muertes en un 95 %. También incluyen reducir a cero el porcentaje de familias que pierden más del 20 % de sus ingresos anuales cuando uno de sus miembros enferma, el denominado costo catastrófico de la enfermedad.

En Brasil no hay nada para celebrar en ninguno de los tres ítems. Según los datos del Ministerio de Salud, en 2022 se diagnosticaron en el país al menos 81.539 nuevos casos y se registraron 5.824 decesos, un retroceso en comparación con 2015, cuando hubo 69.809 casos y 4.610 muertes. Con base en el diagnóstico y tratamiento gratuitos que proporciona el Sistema Único de Salud (SUS), cabía esperar que el país obtuviera un buen desempeño al menos en la tercera meta. Sin embargo, un estudio publicado en diciembre de 2023 en la revista científica PLOS ONE indica que no ha sido así: casi la mitad de las familias de los pacientes siguen declarando que pierden más de un 20 % de sus ingresos anuales cuando uno de sus miembros enferma de tuberculosis.

La enfermedad, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, es contagiosa y crónica. La mayoría de las veces, este microorganismo, que se transmite por vía aérea, se instala en los pulmones y es eliminado por el sistema inmunitario. No obstante, algunas de estas bacterias pueden invadir las células de defensa y permanecer latente durante años, hasta que en un momento en el que el sistema inmunitario se debilita, vuelven a proliferar y causan los síntomas más frecuentes, que incluyen tos (generalmente con secreciones), cansancio, febrícula, dolor en el pecho y dificultades respiratorias. En Brasil, el SUS proporciona gratuitamente el diagnóstico, mediante una radiografía de tórax, examen microscópico o molecular y cultivo de bacterias extraídas del esputo, y el tratamiento, a través de una combinación de antibióticos administrados durante al menos seis meses. Pero hay otros costos que recaen sobre las familias, tales como los gastos derivados de los traslados y alimentación durante las visitas a los centros ambulatorios y hospitales, además de la disminución de los ingresos debido a las ausencias laborales o la pérdida del empleo.

Con el propósito de medir esta carga sobre las familias, el equipo liderado por la enfermera Ethel Noia Maciel, docente en la Universidad Federal de Espírito Santo (Ufes) y actual secretaria de Vigilancia Sanitaria y Ambiental (SVSA) del Ministerio de Salud, entrevistó a 603 personas en tratamiento por tuberculosis entre septiembre de 2019 y abril de 2021. Los pacientes se encontraban en 34 ciudades, seleccionadas a través de un sorteo que apuntó a una representación estadística de los municipios por número de casos. Los gastos declarados por los pacientes se sumaron y luego se dividieron por los ingresos anuales de todos los miembros de la familia. En el estudio, 65 de los pacientes tenían tuberculosis causada por microorganismos resistentes a los antibióticos y 538 por bacterias sensibles a los medicamentos.

En el 48 % de las familias, los costos médicos directos (consultas o exámenes adicionales) y los gastos no médicos directos (transporte, comida, alojamiento, compra de suplementos alimenticios, entre otros) y los costos indirectos (pérdida de ingresos) supusieron el equivalente a más de un 20 % de los ingresos anuales, lo que significa que tuvieron que hacer frente a costos catastróficos, según los criterios de la OMS. En los casos en que la infección estaba causada por bacterias resistentes a los antibióticos, lo que requiere un tratamiento y seguimiento más prolongados, el porcentaje de familias que tuvieron que lidiar con gastos catastróficos ascendió a un 78,5 %.

Los gastos extras anuales sumaron, en promedio, 8.118,74 reales (lo que equivale a 1.573,40 dólares según la cotización de septiembre de 2021), casi siete veces el valor de un salario mínimo de ese entonces. En el caso de las infecciones no resistentes el costo fue de 7.441,75 reales (1.442,20 dólares) y en las resistentes se disparó a 13.724 reales (2.659,70 dólares). En ambas situaciones, más del 90 % de los gastos adicionales surgían de los gastos no médicos y de los costos indirectos. Los gastos no médicos insumieron un promedio de 339.90 dólares en la tuberculosis no resistente y 1.099,60 dólares en la resistente. En tanto, los costos indirectos (pérdida de ingresos) fueron, en promedio, 980,30 dólares en el primer caso y 1.437,20 dólares en el segundo.

Rodrigo Cunha

Uno de cada tres pacientes informó que tuvo que recurrir a préstamos o a la venta de bienes para cubrir los gastos y un 55 % dijo haber sufrido repercusiones sociales, siendo la inseguridad alimentaria la más común. El 37 % dijo haberse empobrecido durante el episodio y un 7,7 % que se había empobrecido muchísimo. El porcentaje de familias con ingresos por debajo de la línea de pobreza (1,9 dólares por día por persona) pasó de un 4,3 % previo al inicio del tratamiento a un 10,9 % después y, entre los que padecían tuberculosis resistente el salto, fue de un 4,6 % a un 29,2 %. “Una población que ya era muy pobre quedó en una situación aún más vulnerable”, dice la enfermera Letícya Negri, de la Ufes, una de las autoras principales del estudio.

La mayoría de los entrevistados residía en comunidades con graves problemas, tales como viviendas inadecuadas, vulnerabilidad social, alta densidad demográfica, malas condiciones laborales y dificultad de acceso a los servicios de salud. Había dos factores que predecían un mayor riesgo de que la tuberculosis consumiera más del 20 % de los ingresos anuales de una familia: que el paciente tuviera una coinfección con VIH, el virus del sida, y ser trabajador autónomo. En ambos casos, las probabilidades de que la familia tuviera que afrontar gastos definidos como catastróficos prácticamente se triplicaban. En el primer caso, porque puede haber interacciones entre los medicamentos y la gravedad podría requerir su monitoreo en centros especializados, situados a mayor distancia. En el segundo, porque esos individuos no cuentan con sistema de seguridad social ni licencia médica remunerada.

“La investigación ha identificado a las poblaciones que necesitan una atención especial de las políticas públicas durante el tratamiento, tales como becas o ayuda para sufragar los gastos a corto plazo”, dice el médico Fredi Diaz-Quijano, de la Universidad de São Paulo (USP), coautor del estudio. “En las últimas décadas, Brasil ha logrado avances importantes en la descentralización de la atención a la tuberculosis, pero sigue figurando entre los países con mayor incidencia de tuberculosis y tuberculosis asociada al VIH. Esta situación, sumada a la alta prevalencia de los costos catastróficos, pone de relieve la necesidad de reforzar la atención primaria de la salud para ampliar su cobertura y facilitar el acceso al diagnóstico y tratamiento”.

Según la médica especialista en tuberculosis Fernanda de Queiroz Mello, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), quien no participó en la investigación, las cuestiones que se abordaron en el estudio repercuten en el control de la enfermedad. “Cuando el individuo y su familia disponen de ayudas para garantizar su alimentación y su traslado a los servicios de atención médica, aumentan las posibilidades de completar el tratamiento y curarse de la enfermedad”.

Artículo científico
MACIEL, E. L. N. et alThe economic burden of households affected by tuberculosis in Brazil: First national survey results, 2019-2021PLOS ONE. 13 dic. 2023.

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