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La vulgarización de la controversia

La divulgación de investigaciones científicas ya generaba polémicas entre los investigadores en el siglo XIX

Parque Zoobotánico del Museo Goeldi al final del siglo XIX: la prensa ignoraba el trabajo científico

Archivo Guilherme de La Penha/ MPEG/ MCTI Parque Zoobotánico del Museo Goeldi al final del siglo XIX: la prensa ignoraba el trabajo científicoArchivo Guilherme de La Penha/ MPEG/ MCTI

Las críticas a las imprecisiones y exageraciones en las noticias al respecto de los estudios y hallazgos científicos, casi siempre formuladas por investigadores, están lejos de constituir un efecto moderno de la comunicación masiva o de una cantidad mayor de personas que escriben sobre ciencia, tecnología e innovación en la prensa. Entre 1896 y 1898, el director del Observatorio Astronómico de Río de Janeiro (actualmente Observatorio Nacional), el belga Luiz Cruls, mantuvo una sección en la Revista Brasileira donde comentaba y explicaba hechos científicos y no era raro que criticara errores que circulaban en los periódicos de la época. “Resulta curioso cómo la opinión pública acoge con extraordinaria credulidad las fantasías más extravagantes. Ahora apareció un óptico que pretende construir un objetivo de 30 metros de diámetro…”, escribió en 1896, según un estudio elaborado por Moema de Rezende Vergara, investigadora del Museo de Astronomía y Ciencias Afines (Mats), publicado en el libro Ciência, história e historiografia (Via Lettera/ Mast, 2008).

Un año después, Cruls realizó un comentario con motivo de cierta lluvia de meteoritos que decepcionó esperaban atención el fenómeno por instigación del astrónomo francés Camille Flammarion. “La decepción, con todo, tenía su razón de ser, a la vista de los artículos de C. Flammarion, quien, con su acostumbrado estilo poético, describió la anunciada lluvia de estrellas con adjetivos tan apasionados que, en realidad, si no se produjeran [sería] cuestión de adjudicarle el fracaso a  alguna maniobra [de los astrónomos]”, criticó Cruls. Para él, la mayoría de la gente sólo conocía la astronomía por medio de “descubrimientos rimbombantes anunciados por los periódicos”, frecuentemente, fantasiosos y dudosos.

Luiz Cruls en su gabinete, en la década de 1890: artículos sobre divulgación científica y críticas a los “descubrimientos ruidosos”

Patrimonio del ONLuiz Cruls en su gabinete, en la década de 1890: artículos sobre divulgación científica y críticas a los “descubrimientos ruidosos”Patrimonio del ON

En 1907, el zoólogo suizo Emílio Goeldi, director del Museo Paraense (MPEG) que lleva su nombre, en Belém, realizó otro tipo de crítica a la prensa. “Si algo debo lamentar, es el hecho de que la prensa de Pará haya dejado casi en estado de abandono a esta parte del servicio público. Aquí vivíamos en el olvido y he llegado a percibir que, en general, en Brasil, las obras científicas sólo repercuten en los periódicos cuando provienen de los centros extranjeros. No lo atribuyo a la mala voluntad, sino al poco interés que se le brinda a los temas locales”, se quejó ante el cronista Manoel Lobato, en la edición del 8 de marzo de Folha do Norte, cuando lo entrevistó en ocasión de su salida del museo rumbo a la Universidad de Berna, en Suiza. La noticia de 1907 fue hallada en 2012 por la historiadora Anna Raquel de Matos Castro, del MPEG.

“Es bueno recordar estos episodios para mostrar que los temas referentes a la divulgación científica debatidos ahora tienen, por cierto, una larga trayectoria en Brasil”, dice Moema Vergara. Lo que cambia es el contexto. “Al final del siglo XIX la elite intelectual estaba preocupada por construir una nación y el debate sobre los avances de la ciencia atravesaba esas discusiones”.

Emílio Goeldi posa junto a su familia y empleados del museo en marzo de 1907, cuando regresó a Suiza

Archivo Guilherme de La Penha/ MPEG/ MCTI Emílio Goeldi posa junto a su familia y empleados del museo en marzo de 1907, cuando regresó a SuizaArchivo Guilherme de La Penha/ MPEG/ MCTI

En ese entonces, el término que se empleaba para informarle al público lego los descubrimientos circunscritos a los especialistas era “vulgarización científica”, una traducción literal del término francés vulgarisation scientifique, que todavía hoy se utiliza en Francia. No fue casualidad que circuló en Río de Janeiro, entre 1877 y 1880, O Vulgarizador ‒ jornal dos conhecimentos úteis. En ese periódico se publicó la traducción del artículo de Flammarion sobre la lluvia de meteoritos que frustró a quienes asistieron a dicho fenómeno. La copia digitalizada de la colección del periódico se encuentra disponible en el sitio web del Mast (www.mast.br).

De acuerdo con el estudio realizado por Vergara, la palabra vulgarización fue utilizada en Brasil por científicos y literatos entre 1870 y 1930. “En 1931, el médico Miguel Ozório de Almeida publicó el libro A vulgarização do saber, en el cual habla acerca de la importancia de que el público comprenda, al menos en líneas generales, las bases del desarrollo científico”, dice la investigadora. La divulgación científica recién hizo su aparición en la prensa como sinónimo de vulgarización luego de ese período. En el archivo del periódico O Estado de S.Paulo, por ejemplo, digitalizado desde su primera edición, en 1875, se puede encontrar el término recién a partir de 1941.

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