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Medio ambiente

Las aguas y el aire

Los ríos de la región amazónica liberan el 1% del gas carbónico emitido por las actividades humanas en el planeta

Zonas anegadas de la selva: una fuente de emisión de 470 millones de toneladas de gases de efecto invernadero anuales

Fabio Colombini Zonas anegadas de la selva: una fuente de emisión de 470 millones de toneladas de gases de efecto invernadero anualesFabio Colombini

Durante largo tiempo se consideró que la Selva Amazónica era el pulmón del mundo y un inmenso sumidero de gas carbónico, asociado al aumento de la temperatura del planeta. Sin embargo, estudios recientes indican que la vegetación amazónica consume en realidad más carbono que el que emite, pero no en la proporción que se imaginaba. Las investigaciones del Experimento de Gran Escala de la Biosfera-Atmósfera en la Amazonia (LBA), un proyecto internacional que involucra a más de 300 investigadores de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, bajo liderazgo brasileño, demostraron que absorbe anualmente tan sólo dos toneladas de carbono por hectárea más que el que libera a la atmósfera (lea en revista Pesquisa FAPESP nº 72). Y ese valor puede ser todavía menor o hasta cero. Resulta que en ello se computa el gas carbónico liberado por los ríos de la Amazonia, que concentran un  20% de las reservas de agua dulce del mundo.

Durante los últimos años, el equipo del ingeniero agrónomo Reynaldo Victoria, de la Universidad de São Paulo (USP) de Piracicaba, se encuentra analizando en detalle la cantidad de carbono liberada por los ríos y áreas inundadas de la selva en especial, bajo la forma de gas carbónico (CO2), el principal gas asociado con el calentamiento global. Repasando los cálculos, los investigadores constataron que los ambientes acuáticos de la Amazonia emiten hacia la atmósfera alrededor de 470 millones de toneladas de carbono anuales, lo correspondiente al 1% del total (49 mil millones de toneladas) de gases de efecto invernadero emitidos por las actividades humanas a nivel mundial durante 2004. Divididos por el área cubierta por el agua en esa región, esos 470 millones de toneladas equivalen a 1,2 toneladas por hectárea, detalló el grupo de Piracicaba en dos artículos publicados recientemente ?uno en 2002 en la revista Nature y otro en 2008 en Earth Interactions Journal. Esos datos deben contribuir para que en el futuro, se conozca con precisión la diferencia entre lo que es absorbido y emitido por toda la Amazonia.

El primero de esos estudios, resultado de la colaboración del Centro de Energía Nuclear en la Agricultura (Cena), de la USP, con el equipo de Jeffrey Richey, de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, sugiere que el probable origen de la mayor parte de ese carbono sea la materia orgánica (plantas y animales) transportada por las lluvias desde las tierras altas, no anegables, y desde áreas de selva que permanecen debajo del agua durante parte del año, por parte de los ríos y arroyos. Sólo una pequeña parte (alrededor del 10%) del gas carbónico disuelto en el agua alcanza el océano Atlántico, según la bióloga Maria Victoria Ballester, científica del Cena y coautora de los artículos. A partir de esos descubrimientos, sugerimos que, sumando la emisión de los ambientes terrestres y acuáticos, el balance global del carbono de las selvas tropicales parece estar cerca del equilibrio, explica.

En el artículo del Earth Interactions Journal de Junio de 2008, la bioquímica Maria de Fátima Rasera, también del Cena, estimó el porcentaje del gas carbónico emitido por los ríos de pequeño porte, con hasta 100 metros de una orilla a la otra, y que componen el 92% de la red hidrográfica de la Amazonia. Como la extensión de la cuenca amazónica haría imposible el trabajo de medición de la emisión de cada río, Maria de Fátima realizó los cálculos iniciales para 28 ríos de la cuenca del Ji-Paraná, en Rondônia. Luego extrapoló los datos para el resto de la Amazonia. Sus números indican que los ríos de pequeño porte liberan anualmente en la atmósfera 170 millones de toneladas de carbono bajo la forma de gas carbónico (CO2). Ese trabajo pone de relieve la importancia de los pequeños ríos en ese intercambio gaseoso, afirma Maria de Fátima.

En casi dos décadas de investigación del rol de los ríos amazónicos en el ciclo del carbono de la extracción de ese elemento químico de la atmósfera bajo la forma de gas carbónico y su incorporación por parte de la vegetación hasta el retorno a la atmósfera- el equipo del Cena publicó 120 artículos científicos. Queríamos entender los procesos del transporte y transformación del carbono en el cauce principal del río Amazonas y en sus principales afluentes explica Reynaldo Victoria. Durante diez años de trabajo determinamos con precisión la cantidad de carbono que emite la cuenca amazónica prosiguiendo hacia el océano cada año. Son 36 millones de toneladas de carbono orgánico y 35 millones de toneladas de inorgánico.

Río Negro: sus aguas devuelven al aire parte del carbono captado por la selva

CBERS / Inpe Río Negro: sus aguas devuelven al aire parte del carbono captado por la selvaCBERS / Inpe

Más allá de la importancia del ambiente acuático en el intercambio de gases con la atmósfera, el trabajo de Cena reveló otro comportamiento curioso de la selva. Se creía que todo el carbono extraído del aire era incorporado por la vegetación y utilizado para su crecimiento. El equipo de Reynaldo Victoria descubrió que no es tan así. Aparentemente la selva absorbe poco carbono e igualmente, libera parte del mismo hacia los ecosistemas acuáticos, cuenta el investigador. Desde los ríos, ese carbono retorna hacia la atmósfera y una pequeña fracción va hacia el Atlántico. El trabajo de 2002 reveló que la porción de carbono que regresa a la atmósfera es 13 veces superior que la que va al océano, comenta Reynaldo Victoria.

Inicialmente, los científicos evaluaron la concentración de CO2 disuelto en el río Amazonas, en sus principales afluentes y en algunas regiones anegadas que totalizaban una superficie de 1,8 millones de kilómetros cuadrados, el equivalente a un tercio de la Amazonia brasilera. Sensores remotos otorgan información que permite calcular la cobertura de agua en períodos representativos de inundaciones o sequía, explica Maria Victoria. Mediante esos datos, fue posible computar el flujo de gas carbónico del agua hacia el aire en diferentes ambientes?.

Esos resultados rellenan una laguna en el conocimiento sobre el ciclo de carbono en las regiones tropicales y su influencia en el resto del mundo, que no es poca. Maria Victoria explica: Con la quinta parte del agua dulce del planeta, la cuenca amazónica emite hacia la atmósfera aproximadamente el doble de la cantidad de carbono liberada por el desmonte y quema de la selva.

Esos resultados permiten hacer una evaluación más exacta de la influencia de los sistemas acuáticos de la Amazonia en la emisión de carbono y, consecuentemente, en la alteración del clima del planeta, comenta el limnólogo y especialista en ecología José Galizia Tundisi, presidente del Instituto Internacional de Ecología de São Carlos. Según Tundisi, el trabajo del grupo de Piracicaba también ayuda a tener una mejor comprensión de la extracción de carbono de la atmósfera por parte de las algas y por la vegetación terrestre.

El Proyecto
La función de los sistemas fluviales amazónicos en el balance regional y global del carbono: evasión de CO2 e interacciones entre los ambientes terrestres y acuáticos (nº 03/13172-2); Modalidad Proyecto Temático; Coordinador Reynaldo Luiz Victoria – Cena/USP; Inversión R$ 1.080.118,96 (FAPESP)

Artículos científicos
RASERA, M.F. et al. Estimating the surface area of small rivers in the southwestern Amazon and their role in CO2 outgassing. Earth Interactions. v. 12, n. 6, p. 1-16. 2008.
RICHEY, J. E. et al. Outgassing from Amazonian rivers and wetlands as a large tropical source of atmospheric CO2. Nature. v. 416, p. 617-620. 2002.

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