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Carta del Editor | 239

Las empresas emergentes en el tapete

La elección del reportaje estampado en la portada de esta edición resultó natural. En 2015, el surgimiento de las empresas llamadas emergentes o startups se hizo más visible, con numerosos eventos que se realizaron durante todo el año en diversas partes de Brasil. Pero el fenómeno de estas pequeñas empresas incipientes, casi siempre de base tecnológica, no es nuevo en el país. La diferencia radica en que ahora se están multiplicando los programas de incentivo creados por gobiernos o grandes compañías y dirigidos a ellas, así como los torneos en los cuales emprendedores presentan ideas de productos innovadores para convencer a un público conformado por inversionistas a que ponga su dinero en estos nuevos negocios.

Una de las razones de la atención que generan estas pequeñas empresas innovadoras es el descubrimiento de las gobernaciones de los estados brasileños y del gobierno federal, que se suman a los grupos privados, de que las mismas pueden aportar soluciones creativas a problemas existentes en organismos públicos y empresariales. La mayoría de las empresas emergentes trabaja con tecnología de la información y software que tienen aplicaciones casi inmediatas, capaces de facilitar la gestión y el acceso a datos de interés de la población, por ejemplo. En muchos casos, es más rápido, más eficaz y más económico asociarse o financiar a una empresa que ya cuenta con una respuesta destinada a resolver un determinado cuello de botella que empezar de cero. La generación de conocimiento, que en muchas oportunidades empieza en la academia, es constante. Especialmente cuando se sabe que las probabilidades de éxito de estos nuevos emprendimientos tecnológicos crecen cuando se asocian con universidades, centros de investigación y compañías mayores con los cuales puedan interactuar. Este movimiento de valoración de las empresas incipientes aparece retratado a partir de la página 16.

En 2015 hubo un tema menos obvio y más comentado que el reconocimiento de los beneficios que las pequeñas empresas pueden tener en la economía: el virus del Zika y los daños que ocasiona a la salud humana. Transmitido por el mosquito Aedes aegypti, se sospecha que este virus puede ser el causante del brote de microcefalia que empezó en la región nordeste de Brasil y que amenaza al resto del país. Es un agente infeccioso que también viene siendo asociado con el aumento de los casos del síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad inflamatoria que afecta al sistema nervioso. En São Paulo se está plasmando un extraordinario esfuerzo con miras a conocerlo mejor. En la última semana de diciembre, treinta y dos laboratorios, con centenas de científicos, se habían organizado ya en una red destinada estudiar al virus del Zika. El objetivo es comprender de qué manera actúa y cuál es su real relación con la microcefalia, además de buscar una forma eficiente de combate contra sus efectos. Y esta urgencia se justifica: las lluvias han llegado con intensidad en este comienzo del verano en el sudeste de Brasil, lo que puede facilitar la proliferación del Aedes en una región habitada por 82 millones de personas.

Después de los atentados terroristas de noviembre, el final del año aportó una buena noticia proveniente de París, en donde se realizó la 21ª Conferencia del Clima. Representantes de 195 países se comprometieron a implementar medidas para combatir los cambios climáticos en el marco de un acuerdo histórico. Vale la pena conocer los detalles de esta historia y leer también la entrevista con el físico Paulo Artaxo, un científico experto en aerosoles –partículas en suspensión en la atmósfera– que conoce como pocos la importancia de la Amazonia para el clima del planeta.

Buena lectura.

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