A las empresas incipientes originadas en las universidades y en los institutos de investigación se les da el nombre de spin-offs académicas, lo que las diferencia de aquéllas que nacen en el mundo corporativo, fundamentalmente en grandes empresas. Y constituyen una categoría de startups, empresas igualmente de arranque, en gran medida con perfil tecnológico, pero no necesariamente originadas en la universidad. El surgimiento de las spin-offs a partir de la convivencia y del conocimiento generado dentro de las instituciones de enseñanza e investigación es un fenómeno reciente en Brasil, que empezó a plasmarse a finales de los años 1990, en la misma línea de lo que ya sucedía en los países más desarrollados. Las spin-offs académicas, llamadas también spin-outs, inician sus actividades merced al incentivo de un docente, con una conversación entre alumnos en el laboratorio, a través del licenciamiento de una nueva tecnología o en virtud del espíritu emprendedor de uno o más alumnos.
Se sabe de modo empírico que la cantidad de spin-offs ha venido aumentando durante los últimos años. Para la formación de estos emprendimientos no existe una receta única, tal como lo demostraron dos estudios presentados durante un seminario organizado por el Núcleo de Política y Gestión Tecnológica de la Universidad de São Paulo (PGT-USP). “Existen diversas maneras de llevar el conocimiento que se genera en la universidad a las empresas, organizaciones no gubernamentales (ONGs) u otras formas que lleguen a la sociedad”, dice el profesor Guilherme Ary Plonski, coordinador del PGT. “Puede ser a través de un alumno de la carrera de grado que va a trabajar en una empresa u ONG, un emprendedor que lleva su conocimiento para la formación de un nuevo emprendimiento e incluso mediante las licencias de tecnología, eventualmente bajo la forma de patentes.”
Ambos estudios se complementan y muestran mediante ejemplos de empresas exitosas cómo nacen y evolucionan algunas spin-offs que tuvieron su origen en la USP, en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y en el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen). “Una spin-off sale de la universidad con conocimiento de algo nuevo y lo transforma en productos y procesos innovadores. Es una forma de transferencia de conocimiento a la sociedad”, dice Claudia Pavani, doctora por el PGT, quien elaboró su tesis sobre el tema. En dicho trabajo, la investigadora, que fue dirigida por el profesor Moacir de Miranda Oliveira Júnior, de la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad (FEA) de la USP, muestra ocho spin-offs del área de ingeniería y los factores que influyeron en su nacimiento. “Las empresas se forman de acuerdo con aquello que logran para atraer a los inversores, a asociaciones e inversiones tales como las del Pipe [el Programa Investigación Innovadora en pequeñas Empresas de la FAPESP]”, dice Pavani.
Un socio del mercado
Una de las empresas que Pavani estudió fue Technomar, de São Paulo, fundada en 2002 por dos exalumnos de maestría y doctorado del Laboratorio del Tanque de Pruebas Numérico (TPN), de la Escuela Politécnica de la USP. “El profesor Kazuo Nishimoto, coordinador del TPN, siempre tuvo la visión de que deberíamos montar una empresa, llevar el conocimiento a la industria”, dice el ingeniero naval Fabiano Rampazzo, uno de los socios. Al principio, la empresa sirvió para que ambos prestasen servicios técnicos, pero entre 2010 y 2013, con la entrada de otros dos socios, uno de ellos proveniente del mercado financiero, la empresa expandió su gama de servicios y pasó a ser gestionada de manera más profesional. “Aumentamos la cantidad de proyectos, intentando no depender exclusivamente, tal como lo estábamos haciendo, del área de petróleo y gas”, dice Rampazzo. Ellos agregaron la posibilidad de hacer simuladores de maniobras para entrenar a comandantes y prácticos de barcos. “Participamos en el desarrollo de un simulador con la USP y Petrobras, incluso con una patente conjunta. En estos momentos estamos desarrollando un estabilizador de movimiento para pequeños barcos de paseo, con el objetivo de evitar los mareos de los pasajeros debido al balanceo de las embarcaciones.”
Otra empresa que Pavani estudió fue PAN Membranas, de Río de Janeiro. La firma, especializada en membranas poliméricas para filtrado de agua y tratamiento de efluentes, nació en el Laboratorio de Procesos de Separación por Membranas del Instituto de Posgrado e Investigaciones en Ingeniería (Coppe) de la UFRJ. Los socios fundadores fueron tres profesores: Ronaldo Nóbrega, Cristiano Borges y Claudio Habert. Inicialmente instalada en la incubadora del propio Coppe, al cabo de tres años se mudó al Parque Tecnológico de la UFRJ, donde produce membranas en forma de fibras huecas para micro y ultrafiltración y actúan en la purificación de agua y el tratamiento de efluentes. “Después incorporamos a un exdoctorando del laboratorio como socio para ser el gerente de la empresa, que es Roberto Bentes”, dice Borges. En el transcurso de estos años han pasado por la empresa alrededor de 12 exalumnos del laboratorio de la UFRJ. Desde su creación, PAM posee un contrato de transferencia de tecnología con la universidad.
El otro estudio sobre empresas que nacieron en la universidad estuvo a cargo de Paula Salomão Martins, durante su maestría en la Escuela Politécnica de la USP, dirigida por Ary Plonski. Salomão Martins pesquisó spin-offs en las áreas de física y química de São Paulo vinculadas a la USP. “Las áreas que más empresas spin-offs tienen son las de ingenierías, tecnología de la información y computación. En las carreras de física y química, a los alumnos se los estimula muy poco a tener iniciativas emprendedoras”, comenta la investigadora. “Encontré tres casos en el Cietec [el Centro de Innovación, Emprendimientos y Tecnología, instalado en la ciudad universitaria, en São Paulo].”
Una de las empresas que analizó fue LaserTools, que realiza cortes y moldeos industriales con láser. La firma se originó en 1998 en la División de Óptica del Ipen, permaneció incubada en el Cietec y actualmente cuenta con una sede propia. Al frente de la misma se encuentra el físico Spero Morato (lea en Pesquisa FAPESP, ediciones nºs 50 y 110). “Fue importante porque surgió antes de la Ley de Innovación, de 2004, que favoreció el surgimiento de esas empresas y la participación de científicos como socios”, dice Salomão Martins.
Un tema problemático para las spin-offs consiste en que las pequeñas empresas deben cumplir con los mismos requisitos legales que las grandes compañías. Un ejemplo de ello es una empresa estudiada por Salomão Martins, llamada Chem4u y formada por la pareja compuesta por Leila Keiko Jansen y José Ulisses Jansen, ingenieros químicos que trabajaron en grandes compañías del sector y en 2007 resolvieron fundar una firma con base en el tema que José Ulisses había trabajado durante su doctorado en el Ipen, relacionado con un proceso de síntesis de barnices por ultravioleta y calor. “Tras un período en el Cietec, iniciamos también el desarrollo de materiales nanoestructurados, y el enfoque pasó a ser un nanoaditivo con propiedades microbicidas para su inserción en materiales poliméricos”, dice Leila. “Tuvimos problemas con relación a las licencias ambientales, que son las mismas para grandes, medianas y pequeñas empresas, lo que se erige como una barrera pesada para las empresas incipientes con estructuras mínimas”, añade.
Las dos investigadoras que estudiaron las spin-offs registraron que un factor predominante que debe existir en las universidades y los institutos de investigación es el ambiente propicio para el surgimiento de nuevos emprendedores. “De no haber una cultura emprendedora, el conocimiento no genera ingresos, ni para la sociedad ni para el país”, dice Salomão Martins.
La Universidad de Campinas (Unicamp) es la institución que desde hace más tiempo incentiva las actividades emprendedoras. “La Unicamp nació cerca de empresas fundamentalmente en el área de ingeniería, con asociaciones. Esa visión emprendedora viene de larga data y con varios rectores”, dice Milton Mori, director ejecutivo de la Agencia de Innovación de la Unicamp. La gran vidriera de dicha agencia está constituida por las llamadas empresas hijas de la Unicamp, que forman Unicamp Ventures. A finales de 2015 eran 286 empresas registradas y activas en el mercado. En ellas, el 52,3% de los socios son o fueron alumnos durante sus carreras de grado, un 18,66% en el posgrado, un 3,08% docentes y un 25,96% mantenía algún tipo de vínculo, tales como el licenciamiento de patentes y la participación en la incubadora de empresas de la universidad, por ejemplo. El área de tecnología de la información abarca un 45,5% del total de empresas. En diciembre de 2015, las hijas de la Unicamp empleaban a 19.200 personas, y su facturación rondó los tres mil millones de reales. La gran mayoría de las empresas (el 93,6%) está instalada en el estado de São Paulo, y el 63,21% en Campinas.
Otra iniciativa reciente de la Agencia de Innovación de la Unicamp es Inova Ventures Participações (IVP), una compañía que invierte en empresas emergentes de Campinas. “Son 49 fundadores entre empresarios ‒muchos de las empresas hijas‒ que actúan como inversores ángeles, pero dentro de un grupo”, dice Bruno Rondani, presidente de IVP. “Invertimos entre 100 mil y 400 mil reales durante la etapa inicial de la empresa, luego de un proceso de selección”. Desde 2011 hasta ahora, fueron cinco las empresas seleccionadas para inversión, no necesariamente de alumnos o exalumnos de la Unicamp.
Proyectos
1. Sema – Sistema estabilizador multiactivo para embarcaciones de pequeño y mediano porte (nº 2012/50482-9); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigador responsable Carlos Hakio Fucatu (Technomar); Inversión R$ 287.063,93.
2. Aplicaciones de láseres en el procesamiento de materiales (nº 1998/07319-0); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigador responsable Spero Penha Morato (LaserTools); Inversión R$ 59.722,00 y US$ 151.872,00.
3. Investigación de factibilidad del agregado de nanocargas a barnices, resinas y esmaltes electroaislantes (nº 2008/51829-7); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigador responsable José Ulisses Jansen (Chem4u); Inversión R$ 87.036,00.