En medio de la planicie y las plantaciones de soja del municipio de Campos Lindos, en el estado de Tocantins, cercano al límite con el de Maranhão, se alzan tres cadenas de sierras concéntricas, con un formato casi circular. Ese conjunto de montañas, conocido como Serra da Cangalha, que alcanza alrededor de 400 metros de altitud, se originó hace unos 250 millones de años debido al impacto de un meteorito. Las sierras forman lo que los geólogos denominan cráter de impacto. Las mismas se ubican, en realidad, en el interior de un cráter de 13,7 kilómetros de diámetro, que sólo puede apreciarse sobrevolando la región o desde el espacio.
Hace casi 40 años que se sospechaba que esas formaciones, observadas por primera vez en los años 1960 por un equipo que realizaba prospecciones geológicas para Petrobras, formasen parte de un cráter de impacto. Pero hacían falta más evidencias. Ahora, un equipo coordinado por el geólogo Alvaro Crósta, de la Universidad de Campinas, las obtuvo. En expediciones a la región, el geofísico Marcos Alberto Vasconcelos recogió muestras de rocas que preservan registros tanto macroscópicos como microscópicos del impacto de un cuerpo celeste en el sitio (Journal of South American Earth Sciences, agosto 2013). Según Crósta, algunas de las muestras indican que esas rocas, actualmente expuestas en los estratos más superficiales de la Tierra, se formaron bajo presiones altísimas de hasta 10 gigapascales. Tales presiones sólo se alcanzan cuando ocurren esos impactos o en regiones profundas del planeta, a centenas de kilómetros debajo de la superficie. Según opina el investigador, las rocas que hoy se encuentran a flor de tierra estaban debajo de una capa de casi 500 metros de sedimentos, que en estos 250 millones de años fueron barridos por la erosión.
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