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Política C&T

Las puertas del mercado

Las empresas que tienen el apoyo del PIPE contarán también ahora con el de la Finep para consolidar sus negocios

miguel boyayan Lentes producidas pela Optovacmiguel boyayan

El Programa de Innovación Tecnológica en Pequeñas Empresas (Pipe), financiado por la FAPESP, está entrando en su fase número III. Un acuerdo firmado entre la Fundación y la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) en abril pasado, permitirá que al menos 40 empresas del Pipe tengan acceso a los recursos del Programa de Apoyo a la Investigación en Empresas (Pappe) del Ministerio de Ciencia y Tecnología (MCT), para iniciar el proceso de comercialización de productos desarrollados en las fases I y II. El valor máximo del presupuesto de cada proyecto será de 500 mil reales. El plazo para la inscripción de empresas en el programa Pappe-Pipe III concluye el día 16 de noviembre y la contratación de proyectos se efectuará en diciembre de 2004.

El Pappe, creado por el gobierno federal el año pasado para apoyar la innovación en empresas de base tecnológica, se inspiró en el modelo del Pipe. Los recursos destinados al programa federal saldrán de un giro de la Finep a las Fundaciones de Apoyo a la Investigación (Faps) de los diversos estados, para financiar la investigación y el desarrollo (I&D) dentro de las empresas. En la fase I, a ejemplo del Pipe, el investigador ha de presentar su plan de trabajo, y en la fase II, deberá definir un plan de negocios y desarrollar la investigación.

En São Paulo, donde la FAPESP financia las dos primeras fases del proceso de innovación empresarial, se acordó que la Finep apoyaría la tercera fase, es decir, la ingeniería del producto y la conquista del mercado. “La Finep aceptó nuestra propuesta de utilizar los recursos del Pappe para financiar la fase III del Pipe. Es necesario respetar la especificidad de cada región del país, sin crear un chaleco de fuerza con un modelo único. Carecería de sentido replicar el mismo programa en São Paulo”, explica José Fernando Perez, director científico de la Fundación.

Los recursos de la Finep, reconoce Perez, no serán suficientes para que las empresas salgan al mercado. Sin embargo, podrán funcionar como un capital inicial para el desarrollo del nuevo negocio. “Para llegar al mercado, serán necesarios entre 3 y 5 millones de reales por empresa”, dice, enfatizando que ese capital no puede obtenerse en el ámbito del MCT, sino en el del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior (MDIC), más precisamente, en el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). “En este caso, los recursos no deberían tener el carácter de empréstito, sino de inversiones, bajo la forma de participación accionarial”, sugiere.

A través del programa Pappe-Pipe III, la FAPESP y la Finep apoyarán durante un período de dos años a las empresas del Pipe que hayan enviado u obtenido la aprobación del informe final de conclusión del primer año de la fase II. En la evaluación de las propuestas se considerarán el nivel de desarrollo de la innovación, el proyecto de desarrollo del producto y el plan de negocios para la comercialización de la innovación. “Operaremos con criterios de mercado”, observa Perez. La asociación con la Finep es la segunda que concreta la FAPESP en el ámbito del Pipe. La primera, el Pipe Empreendedor, firmada con el Instituto Empreender Endeavor y el Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas de São Paulo (Sebrae-SP), suministra herramientas para la promoción de un rápido desarrollo empresarial de los participantes del programa, por medio de cursos de capacitación en gestión.

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