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Innovación

Liderazgo controlado

Un informe plantea acciones para reforzar la calidad de las universidades de investigación en EE.UU.

Estados Unidos tiene a 8 de las 10 mejores universidades del planeta, según el ranking de la Shangai Jiao Tong University. En otro ranking consagrado, el de la Times Higher Education, las estadounidenses entre las 10 primeras son 7. La capacidad para mantener ese liderazgo, uno de los factores cruciales que garantizan la inigualable capacidad innovadora de Estados Unidos, preocupa al Congreso del país, que encomendó a un equipo de expertos del Consejo Nacional de Investigación (NRC) un listado de recomendaciones para mantener la vitalidad de ese tipo de instituciones de educación superior que practican investigación intensiva y transfieren conocimiento a la sociedad.

Como resultado de ello surgió el informe Las universidades de investigación y el futuro de América: diez pautas innovadoras vitales para la prosperidad y la seguridad de nuestra nación, divulgado en el pasado mes de agosto y que enumera acciones para preservar ese liderazgo (obsérvese el cuadro). “Podemos afirmar, sin reparos, que nuestras universidades de investigación son en la actualidad las mejores del mundo y un patrimonio importante de nuestra nación, y al mismo tiempo, que corren peligro no sólo de perder su posición de liderazgo global, sino también de sufrir una seria erosión en cuanto a su calidad”, dice el informe, que critica la pérdida de financiación de las universidades públicas del país y cita como amenaza la emergencia de China como protagonista de la ciencia y la innovación. Algunas recomendaciones apuntan a garantizar que el sistema universitario no pierda las características que mantuvo durante las últimas décadas, tales como su capacidad para captar estudiantes y becarios talentosos de otros países o fortalecer la cooperación con el sector privado, promoviendo la transferencia de conocimiento y acelerando el proceso de innovación.

Pero también hay desafíos actuales, tales como el de producir más con presupuestos que no tienden a crecer con la velocidad acostumbrada. Otro tópico importante es el énfasis en reducir la reglamentación impuesta a las universidades de investigación y garantizar que ellas insuman menos energía en burocracia, tornándose más productivas. “El marco regulatorio actual puede ser limitante para la investigación básica”, dijo el diputado Mo Brooks, presidente del Subcomité de Investigación y Educación Científica de la Cámara de los Representantes, que remitió, a propósito del informe del NRC, una solicitud al gobierno para revisar una serie de circulares y exigencias burocráticas impuestas a las universidades.

La idea de que es esencial reforzar la calidad de las mejores universidades no es algo que sólo suceda en Estados Unidos. En una edición especial de la revista Nature publicada en octubre, líderes de instituciones, programas y agencias de fomento de la investigación científica de ocho países sugirieron medidas que deberían tomarse para impulsar la investigación en sus países durante la próxima década. Uno de los que opinaron fue el director científico de la FAPESP, Carlos Henrique de Brito Cruz, quien propuso que el gobierno brasileño desarrolle un plan de ayuda para alrededor de una decena de universidades en la ejecución de programas de excelencia, que propugne ubicarlas entre las 100 mejores del mundo en una década. “El país cuenta con universidades altamente selectivas, que podrían alcanzar la categoría mundial”, destacó Brito Cruz.

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