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Los delitos perpetrados por varones de más de 60 años involucran mayoritariamente agresiones sexuales

Entre las mujeres ancianas, el narcotráfico y la estafa son las transgresiones más comunes

Aline van Langendonck

El perfil delictivo de los adultos mayores privados de su libertad difiere del resto de la población carcelaria. Mientras que entre los varones menores de 60 años predominan los delitos contra el patrimonio y aquellos que involucran a las drogas, entre los de más edad, los delitos más recurrentes son de naturaleza sexual. Este ha sido uno de los hallazgos que sorprendieron a los investigadores implicados en un estudio que se llevó a cabo en 38 establecimientos penitenciarios de Río de Janeiro, bajo la coordinación de la socióloga Maria Cecília de Souza Minayo y la psicóloga Patrícia Constantino, de la Escuela Nacional de Salud Pública de la Fundación Oswaldo Cruz (ENSP-Fiocruz). En lo que concierne a las mujeres, la investigación de la Fiocruz detectó que el tráfico de drogas, los delitos contra el patrimonio y contra las personas son los más comunes en todos los grupos de edades. Los delitos contra las personas son aquellos que afectan la integridad física, la vida y las libertades individuales.

“De los 647 ancianos entrevistados, 287 cumplían condenas por ataques sexuales”, comenta Constantino. Según Tiago Joffily, fiscal del Ministerio Público del Estado de Río de Janeiro, de los 112 casos de delitos contra la integridad sexual identificados entre personas de 70 años o más, tan solo dos no tenían como víctima a un niño o un adolescente. Con un doctorado en derecho penal defendido en 2012 en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj), Joffily explica que el artículo 217-A del Código Penal prevé el mismo tratamiento jurídico para todas las agresiones sexuales, incluyendo desde los casos en que hubo acceso carnal hasta otros que implican caricias no consentidas. “Cualquier tipo de agresión sexual está tipificado como delito aberrante y las penas que se aplican son de al menos 8 años de cárcel”, explica. Joffily sostiene que entre los ancianos mayores de 70 años, los homicidios constituyen la segunda causa de detención, y representan el 15 % de las condenas.

La prevalencia de las agresiones sexuales entre los delitos cometidos por condenados de edad avanzada es un dato que también ha aparecido en los estudios que se llevaron a cabo en cárceles de Bahía y Pernambuco. En el marco de un estudio cuantitativo elaborado con 529 ancianos presos en 19 penales pernambucanos, la jurista Irene Cardoso Sousa, fiscal del Ministerio Público de ese estado, detectó que un 41 % de esos individuos habían cometido el primer delito después de los 60 años y que, de este último grupo, el 60 % habían sido de índole sexual. En ese estudio, que formó parte de la maestría defendido por Cardoso Sousa en 2024 en la Fiocruz de Pernambuco, se investigaron todas las denuncias contra ancianos que figuran en la base de datos del Tribunal de Justicia, y se descubrió que el 80 % de las víctimas de delitos sexuales eran personas vulnerables, principalmente niños y adolescentes. Cardoso Sousa recuerda que Estados Unidos y el Reino Unido también registran altos índices de delitos sexuales cometidos por adultos mayores. “Es una cifra que viene llamando la atención en todo el mundo”, dice la investigadora. En este sentido, cita el informe “Prisons and probation ombudsman investigations”, publicado por el gobierno del Reino Unido en 2017. El documento señala que los delitos sexuales constituyen el principal motivo de condena del 60 % de los ancianos en el país, frente a un 16 % del total de la población carcelaria.

En su tesis doctoral concluida en 2018 en la Universidad Estadual del Sudoeste de Bahía (Uesb), la enfermera Pollyanna Viana Lima también identificó la misma tendencia. Y explica que los ancianos condenados por delitos sexuales deben ser recluidos en pabellones separados del resto de los presos, de lo contrario, pueden ser asesinados o maltratados. Uno de los convictos con los que conversó, que cumplía una condena por agresión sexual, padecía graves problemas gástricos, como consecuencia de un traumatismo sufrido tras haber recibido una paliza al ingresar al penal. “La violencia contra niños, adolescentes y mujeres suele no ser aceptada por los demás presos y quienes cometen este tipo de delitos sufren represalias”, explica.

Hay distintas hipótesis que se plantean para explicar la predominancia de los delitos sexuales, pero ninguna de ellas ha sido investigada en profundidad. Constantino cita, por ejemplo, factores neurológicos, como la demencia en su fase inicial, que pueden exacerbar la libido y potenciar conductas inadecuadas. “La filósofa francesa Simone de Beauvoir [1908-1986] decía que la pulsión fálica del hombre es la última en morir”, recuerda Minayo, al mencionar que la comprensión de las motivaciones detrás de los delitos sexuales cometidos por ancianos constituye la principal incógnita abierta que ha dejado el estudio. Junto con Constantino, la investigadora trabaja actualmente en un estudio que les encomendaron los ministerios de Salud y de Justicia para identificar las condiciones de vida y de salud de los adultos mayores, varones y mujeres, de todas las cárceles brasileñas.

Artículos científicos
Learning from PPO investigations ‒ Older prisonersPrisons & Probation Ombudsman Independent Investigations. Londres, 2017.
LOPES, A. M. dos S. et alIdosos privados de liberdade: Perfil de saúde e criminalRevista Kairós-Gerontologia. 25(1), 73-91. São Paulo, 2022.

Libro
MINAYO, M. C. de S. y CONSTANTINO, P. Frágeis e invisíveis: Saúde e condições de vida de pessoas idosas privadas de liberdade. Río de Janeiro: editorial Fiocruz, 2024.

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