El libro O guia completo dos dinossauros do Brasil (de editorial Peirópolis, 222 páginas, R$ 62,00), recientemente publicado, le presenta al lector, de manera didáctica y mediante abundantes y hermosas ilustraciones, 21 especies de dinosaurios cuyos restos fueron ubicados en territorio nacional. La obra fue escrita por el paleontólogo Luiz Eduardo Anelli, docente del Instituto de Geociencias de la Universidad de São Paulo (IGc-USP). Las probables formas de los dinosaurios brasileños fueron reconstituidas con base en análisis de sus registros fósiles, en el marco de trabajo que une ciencia y arte llevado a cabo por Felipe Alves Elias, también paleontólogo.
La idea de escribir la guía surgió luego de que Anelli fuera curador de la muestra Dinos na Oca, que atrajo a un público de 550 mil personas al Parque Ibirapuera de la ciudad de São Paulo entre diciembre de 2005 y febrero de 2006. “Las personas me hicieron muchas preguntas sobre los dinosaurios de Brasil”, dice el paleontólogo. Como científico, Anelli estudia moluscos y conchas de las eras Paleozoica y Cenozoica de Brasil y de la Antártida, que ya estaban en la Tierra mucho antes de que aparecieran los primeros dinosaurios. Como divulgador de la ciencia, es un experto en estos míticos reptiles que surgieron hace aproximadamente 230 millones de años y desaparecieron misteriosamente hace 65 millones de años.
Algunos de los más antiguos fósiles de dinosaurios fueron encontrados en Brasil, como el Staurikosausus pricei, un veloz bípedo carnívoro que medía dos metros de largo, o el Saturnalia tupiniquim, un cuadrúpedo de largo pescuezo de tamaño similar que comía plantas y pequeños animales. Ambos vivieron hace aproximadamente 225 millones de años, en el período Triásico, y sus vestigios fueron rescatados en el municipio sureño de Santa Maria. Aquí e Brasil también había animales enormes. Ése era el caso del titanosaurio Antarctosaurus brasiliensis, un cuadrúpedo herbívoro que alcanzaba hasta 40 metros de longitud y vivió en la región paulista de São José do Rio Preto hace alrededor de 80 millones de años. Estudiosos de todas las latitudes admiran los restos de estos animales del pasado descubiertos en tierras tropicales, pero pocos brasileños saben acerca de su existencia. Este libro pretende llenar esa laguna. “Procuro suministrar siempre el contexto temporal, geológico y biológico en que cada especie fue hallada en Brasil”, afirma Anelli. En la obra, el paleontólogo da pinceladas sobre el origen de la vida en la Tierra y la génesis, la evolución y la desaparición de los dinosaurios. El autor también ayuda al lector a comprender por qué las aves son los únicos descendientes de los dinosaurios.
DIVULGACIÓNComparaciones con la fuerte paleontología argentina, que ha descubierto más de 110 especies de dinosaurios, son también una constante en la guía. Según Anelli, éstos son algunos de los motivos que explican la menor aparición de dinosaurios en tierras nacionales en relación al vecino del sur: el estudio de estos animales tuvo su inicio casi 80 años antes en Argentina que en Brasil; durante el período Cretáceo, del cual proviene la mayor parte de las especies de dinosaurios conocidos de ambos países, el clima en Argentina era más húmedo y propicio para la diversidad de vegetación y de animales, y por último, las condiciones climáticas y geólogicas actuales en la nación austral son mejores para la preservación de fósiles en las rocas. “La gran diferencia se debió efectivamente a las condiciones naturales de nuestro Cretáceo, que tenía un clima semiárido con poca diversidad de animales terrestres si se la compara con la existente en Argentina en igual período”, dice Anelli.
El libro ha de ser actualizado periódicamente, pues la paleontología nacional no para de producir nuevos hallazgos. El mes pasado, un equipo del Museo de Zoología de la USP presentó una nueva especie de titanosaurio, un herbívoro de 13 metros de largo que vivió hace alrededor de 120 millones de años en Minas Gerais. Por ahora, su apodo es Tapuiasaurio, un nombre brasileñísimo.
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