DANIEL BUENOEl doctorado en física en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), iniciado en 1978 y finalizado en 1981, produjo un cambio cultural en la vida de Jarbas Caiado de Castro Neto, de 61 años, docente del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo (USP) y uno de los socios fundadores de la empresa Opto Eletrônica, en São Carlos, en el interior paulista, en 1986. “Cuando arribé al MIT, me asombró ver a mi supervisor del área de física atómica concederle mayor prioridad a los problemas del sector productivo que a los trabajos académicos, una actitud completamente diferente a lo manifiesto, en esa época, en el ámbito universitario de Brasil”, dice Castro Neto, nacido en la ciudad de Belo Horizonte, quien a los 10 años se mudó a Fortaleza, donde residió hasta 1972, y luego a São Carlos, donde se graduó y realizó una maestría en física en la USP de esa ciudad paulista.
De regreso a Brasil, donde ya daba clases en la USP desde 1977, Castro Neto afrontó otro problema: la dificultad para importar componentes ópticos, tales como prismas y lentes de precisión, necesarios para sus experimentos. Por ese entonces, el país aún se hallaba cerrado a las importaciones. Fue cuando decidió montar, en 1983, dentro del Instituto de Física, una fábrica de componentes ópticos, denominada el taller de óptica y que aún hoy en día existe. “Fue una verdadera revolución en las investigaciones ópticas en Brasil”, comenta. “Hubo colegas que comenzaron a utilizar el taller y con el tiempo, la industria comenzó a solicitarnos instrumentos ópticos”. En función del gran interés que despertó dicho taller, Castro Neto, junto a otros dos alumnos y dos técnicos resolvieron fundar Opto Eletrônica. Al principio, la empresa elaboraba componentes ópticos para industrias y con el paso del tiempo comenzó a producir instrumental para el área médica, el programa espacial brasileño y los sistemas de defensa nacional. Las cámaras de los satélites sino-brasileños de Recursos Terrestres (Cbers 3 y 4), por ejemplo, fueron desarrolladas y fabricadas por la empresa.
Archivo Personal Castro Neto: profesor y empresarioArchivo Personal
La demanda de productos de alta tecnología de la empresa derivó en una facturación del orden de los 100 millones de reales en 2010, época en que contaba con 450 empleados. A partir de ahí, el contexto cambió. “El pobre crecimiento económico de Brasil afectó principalmente a las industrias de alta tecnología, como es el caso de Opto Eletrônica”, dice Castro Neto. En julio de 2012, los socios contrataron administradores profesionales y, con ello, el presidente dejó la empresa, donde quedó tan sólo como socio, y resolvió dedicarse a nuevos proyectos en la universidad, entre los cuales figuran el montaje de un laboratorio de innovaciones ópticas para la agricultura. Uno de los proyectos desarrollados en colaboración con la estatal Embrapa Instrumentación, de Sao Carlos, resultó en un dispositivo óptico portátil que puede llevarse al campo para detectar el huanglongbing o greening (una enfermedad incurable que ataca a las plantaciones de naranjos) en la fase asintomática. “Se están efectuando pruebas en campo y ya hay una empresa interesada en producir el dispositivo”, comenta.
Castro Neto también participó en la creación de otras pequeñas empresas en sociedad, que actualmente siguen activas y en crecimiento, pero él ya no forma parte de ninguna de ellas. Y durante todo el tiempo en que fue presidente de Opto Eletrônica, también prosiguió con la docencia en la USP y publicando artículos. “En la universidad es donde todo sucede, el conocimiento, el intercambio, el rejuvenecimiento de ideas”. El profesor opina que, si bien antes la actividad del físico se restringía a la universidad, hoy en día ese profesional es cada vez más importante para el desarrollo tecnológico brasileño.
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