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Un informe de la Unesco muestra que más países cobran peso en la ciencia global, entre ellos Brasil

El diagnóstico de la ciencia sale cada cinco años

Hace 20 años, los países desarrollados eran responsables por el 95% de la investigación y el desarrollo (I&D) del mundo. En 2002 ese porcentaje había caído al 83%, y en 2007 al 76%, gracias al vigor de un grupo de nuevos actores de la ciencia global encabezado por China, la India y Brasil. Ese ambiente de transformación y sus implicaciones en el desarrollo mundial constituyen la tónica del Informe Unesco sobre Ciencia 2010, presentado el día 10 de noviembre por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Brasilia y en París. Este documento se edita cada cinco años y formula un diagnóstico de la situación mundial de la ciencia.

Brasil cuenta con un capítulo exclusivo en el informe cuyos autores son Carlos Henrique de Brito Cruz, director científico de la FAPESP y docente de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp), y Hernan Chaimovich, coordinador de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) de la FAPESP y docente de la Universidad de São Paulo (USP). “El informe muestra que, junto a la clásica tríada que siempre se destaca en ciencia y tecnología –Estados Unidos, Japón y la Unión Europea–, despunta la creciente importancia de países como Corea del Sur, la India y China. Y también Brasil, que aparece aún de forma modesta, pero con un rol que le permite crecer y avanzar”, declaró a Agência FAPESP  Vincent Defourny, representante de la Unesco en Brasil.

Según Irina Bokova, directora general de la Unesco, los países emergentes en la ciencia están creando un ambiente global más competitivo, desarrollando sus potencialidades en las esferas de la industria y la tecnología. “Una consecuencia de ello es el incremento de la competencia entre los países para atraer científicos del exterior y mantener o llamar de vuelta a sus mejores investigadores y posgraduados que viven en el exterior”, afirmó.

De acuerdo con el informe, el mundo invirtió un 1,7% de su PIB en I&D en el año 2007, el mismo porcentaje de 2002. Pero ha habido cambio en la influencia global. Entre los emergentes, el informe destaca el desempeño de países como China, Brasil y la India, junto con Irán y Turquía. Bajo el influjo de China, la India y Corea del Sur, la participación de la Asia en los gastos brutos en I&D en el mundo subió del 27% al 32%. En tanto, cayó el porcentaje de la Unión Europea, del 26,1% al 23,1%, influido por el desempeño de Francia, Alemania y el Reino Unido. Rusia se destaca en cantidad de investigadores, no así en recursos económicos para su sistema de I&D.

En el capítulo sobre Brasil, las cifras indican una gran evolución, con el desarrollo de una base académica competitiva en ciencias. “Pero aún falta encarar una serie de retos”, afirmó Vincent Defourny. Los  23 mil millones de dólares que gastó Brasil en I&D en 2008 son comparables a los niveles de inversión de España (20 mil millones de dólares) e Italia (22 mil millones de dólares). Pero la intensidad de la I&D registrada en el país progresó de manera más lenta que la economía como un todo. Entre 2002 y 2008, la intensidad del gasto doméstico bruto en I&D avanzó tan sólo un 10%, del 0,98% al 1,09% del PIB. En igual período el PIB aumentó un 27%, de 2,4 billones de reales para 3 billones de reales.

028-033_UNESCO-Pintec2008_178-01Una característica significativa del Brasil es que el sector público responde por la mayor parte de la inversión en I&D (un 55%), fenómeno común a los países en desarrollo. La participación brasileña en I&D empresarial (el 0,48% del PIB) llega a apenas al 32% del promedio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Para llegar a la media de la OCDE de financiamiento público en I&D, el país debería invertir un adicional de 3.300 millones de reales al año, monto que corresponde a tres veces el presupuesto del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq). En los gastos empresariales con I&D, el promedio de los países miembros de la OCDE es el triple que en Brasil. Para igualar ese nivel habría que incrementar los gastos privados en el sector de 9.950 millones de dólares al año a 33 mil millones. “La I&D en la industria debe contar con una atención mayor incluso que la investigación académica”, dijo Defourny.

El informe destaca que el sector empresarial brasileño, al tiempo que obtuvo algunos buenos resultados, por ejemplo en la extracción de petróleo y en la fabricación de jets y de coches flex, obtuvo tan sólo 103 patentes en la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos (Uspto) en 2009.

Señales de estancamiento
Aproximadamente tres cuartos de los científicos siguen trabajando en el sector académico. Los investigadores brasileños publicaron 26.482 artículos científicos en periódicos indexados por el Thomson Reuters – Science Citation Index en 2008, lo que ubica al país al puesto de 13° productor de ciencia del mundo. Más del 90% de esos artículos se generaron en universidades públicas. Sin embargo, se detectan señales de estancamiento en lo que hace a la formación de investigadores. “El índice de crecimiento en la cantidad de doctores, por ejemplo, fue del 15% al año durante mucho tiempo. En los últimos cinco años dicho índice cayó a tan sólo un 5% anual. Será una tarea del nuevo gobierno federal observar esos datos de manera muy minuciosa”, afirmó Defourny. Otro hecho preocupante es que la más reciente Investigación de Innovación Tecnológica (Pintec), divulgada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), mostró que la cantidad de investigadores que trabajan en empresas en Brasil disminuyó entre 2005 y 2008 (lea el artículo).

Los gastos públicos en I&D aumentaron en casi todas las áreas entre 2000 y 2008. Las excepciones fueron las áreas de defesa, energía, espacio y exploración de la Tierra y la atmosfera. Algunos sectores perdieron una parte de su status prioritario, aunque la inversión no haya caído. Tal es el caso, según el informe, de la agricultura, que representaba el 12% del total del presupuesto público en 2000 y tan sólo el 10% ocho años más tarde, es decir, experimentó una caída del 17%. “La menor prioridad atribuida a la agricultura en particular, debería verse con preocupación, si se considera la relevancia económica del sector en Brasil”, dice el informe.

De acuerdo con el capítulo producido por Brito Cruz y Chaimovich, el reto es crear instrumentos de políticas públicas más efectivos que los que ha empleado hasta ahora el Estado brasileño. Según Brito Cruz, además de reiterar la desigualdad regional en la producción de ciencia en Brasil, el informe destacó la necesidad de que exista una mejor articulación entre las iniciativas federales y estaduales. “Una articulación entre políticas federales y estaduales no se resume a transferir recursos de la Nación a los estados. Es esencial que los estados puedan participar en la definición de programas y prioridades, especialmente porque el 35% de los recursos para I&D en Brasil proviene de fuentes estaduales, por ejemplo. La política de ciencia, tecnología e innovación debe ser efectivamente nacional, en lugar de una política federal desconectada de los estados”, dijo el director científico de la FAPESP.

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