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Cooperación

Los sentidos del arte

Equipo de la USP se integra al esfuerzo internacional para rescatar documentos sobre movimientos artísticos latinoamericanos

La FAPESP y el Museo de Bellas Artes de Houston (MFAH, en la sigla en inglés) celebraron un convenio de cooperación que integra Brasil a un gran programa internacional de rescate y digitalización de documentos sobre arte latinoamericano. Denominada Arte en Brasil  Textos Críticos del Siglo XX, la vertiente brasileña del programa es coordinada por Ana Maria de Moraes Belluzzo, docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de São Paulo (USP), y recibirá 1,3 millón de reales en inversiones en los dos primeros años del acuerdo, cuantía dividida entre la FAPESP y el museo estadounidense. El equipo de la USP seleccionará y digitalizará documentos primarios y raros, tales como manuscritos, cartas y manifiestos, producidos por artistas y críticos brasileños entre las primeras décadas del siglo XX y los años 1980.

El material se va a sumar a compilaciones de textos de la misma naturaleza que vienen siendo reunidos desde 2003 por equipos de especialistas en Argentina, Chile, México, Colombia, Perú, Venezuela y también Estados Unidos, en el marco del proyecto Documentos del Siglo XX  Arte Latinoamericano y Latino-norteamericana, bajo la coordinación del Centro Internacional para las Artes de las Américas (ICAA), vinculado al museo de Houston. Todo ese acervo estará disponible en 2008 en el portal del MFAH en internet, en forma de banco de datos público, y servirá de base para una recopilación de libros en inglés, portugués y español sobre arte latinoamericano.

Es un proyecto sumamente ambicioso, bien estructurado y bien organizado, afirma Carlos Vogt, presidente de la FAPESP. Los documentos permitirán ver el arte latinoamericano de manera más clara y, al mismo tiempo, más compleja, suministrando condiciones para el desarrollo de actividades didácticas y pedagógicas en las instituciones de enseñanza de los países participantes. Un ejemplo más de que la educación y la cultura nunca se separan, dice Vogt. El programa fue concebido por el MFAH, conjuntamente con la formación de una colección de obras latinoamericanas, para atender a una demanda del público y de historiadores de arte en Estados Unidos, que son más familiarizados con el arte producido en Europa, pero poco conocen de los movimientos artísticos latinoamericanos. El objetivo es suplir esa falta de información y romper un círculo vicioso que impida la investigación sobre el asunto y haga  que las obras sean poco valorizadas.

La situación geográfica del museo de Houston, en el fronterizo estado de Texas, convertía a esa laguna especialmente evidente. Sesenta por ciento de nuestros niños en edad escolar son descendientes de latinos, pero las escuelas no tienen información para mostrarles lo que es el arte latino, dijo Peter Marzio, director del MFAH hace más de dos décadas. Marzio se sensibilizó con esa falta ya en los años 1980, cuando salió a la búsqueda de las mejores obras de artistas estadounidenses de origen latino para montar una exposición, pero constató que poco se sabía acerca de movimientos artísticos latinoamericanos.

En el 2001, el museo creó el ICAA con la ambición de diseminar y estudiar el arte latinoamericano en Estados Unidos. El público conoce muy poco los artistas de Argentina, Brasil o Colombia. Piensan que todo viene de México y, si fuera necesario citar a alguien, recuerdan de Frida Kahlo, dice Mari Carmen Ramirez, una de los 20 curadores del museo de Houston y responsable de el ICAA. Nuestra idea es establecer una base comparativa de la historia del  arte en esas más de 20 naciones, que tiene una amplia variedad de etnias y tradiciones culturales, pero compartieron una historia de colonización.

El programa Documentos del Siglo XX Arte Latinoamericano y Latino-norteamericano trabaja con textos producidos por artistas, tales como manifiestos, textos críticos, declaraciones y cartas, capaces de abastecer los investigadores con materia prima para la comprensión de movimientos artísticos. A fin del año habrá reunido 6 mil documentos en los países participantes. El  equipo de la USP ya preseleccionó 200 documentos para trabajar. Son textos tales como una carta de Ferreira Gullar a Mário Pedrosa, datada en febrero de 1959, que trata del Manifiesto Neoconcreto que lanzaría con otros artistas de vanguardia en aquel año. O un libro artesanal de collage, hecho en 1963 por Lygia Clark (1920-1988), en que la pintora y escultora conceptúa algunas de sus técnicas. O incluso el libro Escultura popular brasileña, de 1944, en que el arquitecto Luiz Saia analiza un conjunto de obras recolectadas en 1938 en el nordeste por una misión de investigaciones folclóricas deflagrada por el Departamento de Cultura de São Paulo, en ese entonces dirigido por Mario de Andrade.

Los escritos de artistas son muy importantes para la investigación porque se basan en la experimentación y trazan análisis que la crítica jamás podría suponer, explica Ana Maria Belluzzo. El documento es medio, no fin, porque los textos de arte son siempre referentes a las obras, aunque que no las citen. La historia del arte establece una relación entre obra y texto. Para la profesora, el proyecto permitirá que la historia de ese período del siglo XX pueda ser repensada y escrita de forma diferente. Será posible pensar a partir de la visión que los artistas y críticos tenían en la época y ver como ciertas cuestiones aparecen a lo largo de las décadas. No podemos pensar con la cabeza de 2007 lo que sucedió en el 1930, afirma.

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