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Tecnología

Luz en las arcadas

En Brasil se encuentran avanzados los estudios con instrumentos y técnicas que usan láser en tratamientos dentales

Entre sus más variadas utilidades, el láser, caracterizado como un haz de luz concentrado, se ha convertido en un instrumento eficaz y seguro en el área de odontología. De la remoción de caries a los tratamientos de conducto, el empleo del láser llama la atención de investigadores y odontólogos de todo el mundo. Y en Brasil la cosa no es diferente. Al menos tres instituciones -la Facultad de Odontología de la Universidad de São Paulo (Fousp), el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen, sigla en portugués) y el Instituto de Física (IF) de la USP de São Carlos- han presentado en los últimos años, separadamente o asociación, una voluminosa producción científica y tecnológica que vincula el uso del láser a los tratamientos odontológicos. Estas contribuciones tienen que ver con la creación de nuevos procedimientos y protocolos (así se les llama a los procesos de aplicación de las técnicas) y con el desarrollo de nuevos instrumentos actualmente a disposición de los odontólogos brasileños. Entre las innovaciones figura una técnica que permite la remoción de caries sin perjuicio para el tejido dental sano, por ejemplo. Es un procedimiento que puede realizarse sin anestesia en el 80% de los casos, pues el uso del láser suele ser indoloro.

Los investigadores brasileños también han desarrollado técnicas de diagnóstico de la estructura y de la vitalidad de los dientes mediante el uso del láser, y crearon un nuevo protocolo para el tratamiento de la mucositis oral, una afección que produce ulceraciones en la mucosa de la boca, común en pacientes sometidos a altas dosis de quimioterapia y a radioterapia. “Nosotros hacemos un trabajo de prospección, de búsqueda de nuevas técnicas y aplicaciones para el láser en odontología”, dice el físico Vanderlei Salvador Bagnato, del IF-USP, coordinador del Centro de Investigaciones en Óptica y Fotónica (Cepof, sigla en portugués) de São Carlos, una iniciativa multidisciplinaria y multiinstitucional perteneciente al grupo de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepids) de la FAPESP. El Ipen y la Fousp también participan en el Cepof. Bagnato explica que el láser puede en muchos casos reemplazar a otros instrumentos usados por los odontólogos, pues tiene propiedades similares. “En odontología se utilizan dos tipos de instrumental”, comenta Bagnato.

“Uno sirve para cortar y desbastar. Son las fresas y las limas. El otro tipo tiene que ver con los productos bactericidas, que matan a los microorganismos. El láser, por su parte, no es otra cosa que un haz de luz con una gran concentración de energía, adecuado para el corte y el desbaste. Pero es también un agente bactericida debido a sus altas temperaturas.”El láser puede emplearse en diversas áreas de la odontología y es un procedimiento muy seguro. Pero se engañan quienes creen que éste ha llegado para ocupar el lugar de los equipamientos tradicionales. El láser es un aliado en los tratamientos dentales”, explica el profesor Carlos de Paula Eduardo, de la Fousp. De acuerdo con el investigador, la nueva tecnología aporta innumerables beneficios a los pacientes. Al margen de no causar dolor en la mayoría de los casos, el láser efectúa una remoción selectiva del tejido cariado, ya que el haz de luz actúa exclusivamente sobre la caries, preservando así las áreas adyacentes que están sanas -algo que la fresa de alta rotación del torno no logra.

En la prevención, el láser asociado al flúor aumenta la resistencia de los dientes a la caries. Otra gran ventaja, quizá la mayor, es la disminución de infecciones microbianas en los tratamientos dentales -precisamente una de las áreas de investigación de la Fousp, en conjunto con la Universidad de Aachen, Alemania. Mediante un proceso denominado ablación de tejido cariado, el láser causa microexplosiones en la dentina (la capa ubicada debajo del esmalte dental) afectada por las bacterias, removiendo la caries y reduciendo hasta un en 99,6% la población de microorganismos. El mismo beneficio se logra en los tratamientos de conducto y periodontales, éstos últimos ligados a las encías.

En septiembre de 2002, las investigaciones tomaron impulso con la inauguración de las nuevas instalaciones del Laboratorio Experimental de Láser en Odontología (Lelo), con sede en la Fousp. Dicho centro, de 400 metros cuadrados cubiertos, está equipado con 25 láseres de un costo estimado en alrededor de 800 mil dólares. “El objetivo del laboratorio es hacer investigación, enseñar y brindar tratamiento clínico, haciendo un puente con las empresas del sector y generando beneficios para toda la comunidad”, afirma Carlos Eduardo, fundador y director del Lelo. El laboratorio estará preparado para atender, en poco tiempo más, entre 100 y 150 pacientes por día, y los recursos para la construcción del mismo, de alrededor de un millón de reales, provinieron de la USP y de la Fundación para el Desarrollo Científico y Tecnológico de la Odontología (Fundecto). Varias empresas del rubro, tales como Kavo, Dabi Atlante y Gnatus, donaron equipamientos o los cedieron en carácter de préstamo para la realización de investigaciones.

El Lelo, que es considerado uno de los centros más avanzados en el área a nivel mundial, cuenta con más de 50 investigadores entre profesores y posgraduandos, y recibe a alumnos de todo Brasil y de otros países. En junio del año pasado, por ejemplo, un grupo de diez investigadores italianos pasó una semana en el laboratorio, aprendiendo a usar esta nueva tecnología. El segundo grupo está programado que llegue ahora en febrero y el tercero en julio.Los investigadores del Lelo también tienen una notoria producción académica. “En los últimos diez años producimos 130 tesis y tesinas, de las cuales 75 salieron de la maestría profesionalizante y 55 del posgrado académico”, informa Carlos Eduardo. Y la producción científica no se queda atrás. Se han publicado ya 115 trabajos completos en revistas y diarios científicos internacionales y 55 en periódicos brasileños (en Laser Surgery and Medicine e Journal Clinical Laser and Surgery, por ejemplo). Son investigaciones relevantes, como por ejemplo la serie de trabajos que investiga de qué forma el láser puede actuar para reducir la presencia de microorganismos en los tratamientos odontológicos.

Todo este conocimiento tecnológico generado en estos centros ha sido transferido a la iniciativa privada. Actualmente Brasil dispone de una decena de fabricantes de láseres destinados al área odontológica. Algunos de ellos, como MMOptics, DMC y Condortek, están instalados en São Carlos y fueron objeto de transferencia de la tecnología producida en la USP y en el Ipen. “Nuestro negocio consiste en desarrollar sistemas ópticos y electrónicos y hacer prototipos, que después pueden transferirse a la iniciativa privada”, comenta Bagnato. “Hace ya algún tiempo creamos un prototipo de un aparato de láser que controlaba simultáneamente el tiempo, la potencia y el área afectada por el haz de luz. La empresa MMOptics se interesó por este artefacto y elaboró con base en ese prototipo un modelo llamado BDP”. A partir de entonces dicha empresa empezó a innovar y actualmente es una de firmas líderes del sector.

Elementos invisibles
Varios tipos de láseres pueden emplearse en los tratamientos, siendo los más comunes los de argón, dióxido de carbono (CO2), erbio-YAG (Er:YAG) y neodimio-YAG (Nd:YAG). El láser de argón opera con una ampolla de gas argón como medio activo, que emite luz en las franjas del ultravioleta, el azul y el verde, mientras que el de CO2 tiene como medio activo una ampolla de dióxido de carbono. Su luz es emitida en el infrarrojo y es muy usado en la práctica de la vaporización, una situación en la que un tejido biológico blando o duro es convertido en vapor por la acción de la energía del haz de luz absorbida. En tanto, los láseres Er:YAG y Nd:YAG están constituidos respectivamente con base en los elementos químicos erbio y neodimio, y YAG es el nombre que se le asigna a un cristal sintético constituido por óxido de itrio y de aluminio. Exceptuando el de argón, que es visible para el ser humana, los restantes son invisibles. En este último caso, el instrumento emite un haz de luz rojo llamado luzguía, que sirve para indicar el lugar preciso donde el haz de láser va a incidir.

Estos láseres varían de acuerdo con la forma en que son elaborados, y son clasificados como de baja o de alta potencia, de acuerdo con la concentración de energía existente en el haz de luz. Mientras que los láseres de alta potencia permiten el corte hasta de chapas de acero, los de baja potencia son usados en bioestimulación. Con ello los odontólogos son capaces de interferir en el metabolismo celular mediante la excitación de las moléculas, acelerando reacciones tales como la cicatrización, analgesia y desinflamación”, dice Bagnato. Se trata de una reacción química muy bien delimitada y que no puede confundírsela con la cromoterapia. “Cuando se trabaja con luz, la frontera entre lo real y lo esotérico puede volverse muy difusa.”

Las aplicaciones más importantes del láser en odontología, de acuerdo con el profesor Bagnato, son las que brindan los láseres de alta potencia. Éstos pueden utilizarse en tratamientos curativos o estéticos, como la remoción de caries, para reemplazar restauraciones y en el clareamiento dental. Fue con uno de esos equipamientos -del tipo Er:YAG-, que dentro del Cepof se hizo posible el desarrollo de una nueva técnica de remoción de restauraciones antiguas con una total preservación de la parte sana del diente. Esta inédita investigación fue presentada el año pasado en congresos internacionales y ha sido aceptada para su publicación en la revista estadounidense Laser in Surgery and Medicine. “Hasta ahora no existía ninguna técnica que usase el láser para la remoción de resinas antiguas en piezas dentales”, explica Bagnato.

El láser también es un eficaz instrumento en los tratamientos de conducto. “Hemos hechos varios trabajos clínicos y no clínicos, utilizando principalmente, el láser de Nd:YAG. Además de vaporizar el tejido existente en el conducto, el láser propició un sellado de los llamados túbulos dentinarios (unas minúsculas estructuras presentes en la dentina, el estrato situado debajo del esmalte dental), preservando así la integridad de la parte interna del diente tratado”, afirma el investigador. Otra aplicación de esta nueva tecnología se refiere a los tratamientos periodontales, mediante los cuales se efectúa el control de las infecciones vinculadas a dientes y encías. “En uno de nuestros estudios logramos probar la acción bactericida del láser de iodo mediante un tratamiento mucho menos agresivo que el tradicional, de curetaje o raspaje”. Láseres de baja potencia también se usan antes de las cirugías como analgésicos, y en el postoperatorio para la regeneración de tejidos. Algunos estudios también apuntan su eficacia en el control del dolor.

Pero el potencial de uso del láser no termina por ahí. “También puede emplearse en la prevención y el diagnóstico, mostrando dónde existen caries precoces”, afirma Denise Zezell, coordinadora del Laboratorio de Láseres en Ciencia de la Vida del Centro de Láseres y Aplicaciones (CLA), una unidad del Ipen. En muchas ocasiones la caries está debajo del esmalte dental y no es registrada en la radiografía. El láser detecta esas infiltraciones incipientes con mayor sensibilidad que los instrumentos convencionales. Esta tecnología también puede ayudar en la realización de diagnósticos de vitalidad pulpar mediante técnicas de ultrasonido, también desarrolladas en el Ipen. “En este caso el láser llega a los microvasos de la pulpa dental y suministra así la información de la velocidad de desplazamiento de la sangre, mostrando si la región se encuentra o no sana”, explica el físico Nílson Dias Vieira Júnior, gestor del CLA. Este diagnóstico, hecho con láser de baja potencia, revela posibles casos de necrosis causados por la tracción de aparatos ortodóncicos.

Otro campo de aplicación es en el tratamiento del herpes labial, una enfermedad viral que causa ampollas en los labios. Dentro de la boca, el láser puede también eliminar las mucositis, una afección común en pacientes con Sida o sometidos a tratamientos contra el cáncer. Una conocida presentadora de televisión (Ana Maria Braga) recurrió al láser para tratar este problema cuando se sometió a un tratamiento de quimioterapia hace más o menos un año y medio. “Investigaciones realizadas en el Ipen y en el Lelo, con el apoyo del Hospital Sirio-Libanés de São Paulo y del Hospital del Cáncer Alfredo Abraão de Campo Grande, Mato Grosso do Sul, han demostrado que el uso preventivo del láser de baja potencia reduce de manera significativa la aparición de mucositis”, dice el investigador del Ipen.

La historia reciente
Los primeros estudios sobre el uso del láser en odontología surgieron a finales de los años 1960, de la mano del físico inglés Theodor Maiman, y posteriormente en Rusia y Hungría. En 1990, la técnica empezó a ser estudiada en Brasil. Un grupo de profesores de la Fousp fue pionero en el área. Estos docentes fueron enviados aquel mismo año en el marco de un programa de intercambio a la Universidad Kyushu, de Fukuoka, Japón, uno de los principales centros de investigación del área. Dos años más tarde, la USP firmó un convenio con el Ipen, que ya contaba con una vasta experiencia en el desarrollo de láseres. Dicho acuerdo contemplaba el desarrollo de nuevos protocolos de uso del láser en tratamientos odontológicos. Entre otras cosas, estos procedimientos comprenden especificaciones técnicas, tales como potencia, tiempo y exposición, tipo de equipamientos y regulación del haz de láser.

En 1995 fue creado el Lelo en la Fousp, y al final de la década se abrió la carrera de maestría profesionalizante de láseres en odontología, en el marco de una sociedad entre el Ipen y la USP. Desde entonces ya se han recibido 80 profesionales con ese título. El curso ya va por la quinta promoción y cuenta con el reconocimiento de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes). Contribuyó a ese rápido éxito académico la compra -con recursos provenientes de la FAPESP- de un láser de erbio por valor de 70 mil dólares, y de un láser de argón, que a su vez costó 12 mil dólares. Estos aparatos están instalados en dicho centro.

Pese a todas las ventajas que brinda esta nueva tecnología, aún son pocos los profesionales que utilizan instrumentos de láser en sus consultorios. Se estima que de los 170 mil odontólogos que hay Brasil solamente entre 100 y 200 usan láser de alta potencia. “Esto se debe al hecho de que el láser es una nueva tecnología. Y, como toda novedad, encuentra algún tipo de resistencia”, afirma Carlos de Paula Eduardo, del Lelo. Sin embargo, el investigador hace hincapié y subraya la seguridad de los procedimientos. “Siempre y cuando se tenga conocimiento de los parámetros y se dominen correctamente las técnicas, el láser es muy seguro”. Otro motivo para el uso limitado del láser es el alto costo de los equipamientos. Los aparatos de alta potencia cuestan alrededor de 60 mil dólares. Así y todo, con el tiempo, cuando la técnica esté más difundida, la tendencia indica de que ese valor bajará y el uso del láser en odontología se extenderá por todo el país.

El Proyecto
Uso de Láser en Odontología
Coordinadores
Vanderlei Bagnato – Centro de Investigaciones en Óptica y Fotónica (Cepof) de São Carlos
Carlos de Paula Eduardo – Laboratorio Experimental de Láser en Odontología (Lelo) de la Facultad de Odontología de la Universidad de São Paulo (Fousp)
Nílson Dias Vieira Júnior – Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen)
Inversión
R$ 150 mil por año (Cepof), R$ 1 millón (en la construcción del Lelo), US$ 82.000,00 (Línea Regular de Auxilio de la FAPESP para la Fousp) y R$ 300 mil por año (Ipen)

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