El Centro Brasileiro de Análise e Planejamento (Cebrap) llega a sus 50 años con sus líneas de investigación reformuladas, atendiendo a nuevas demandas de la sociedad y con una estrategia de captación de recursos equilibrada entre la financiación pública y la privada, con aportes de las tres esferas de gobierno, agencias de fomento, organizaciones internacionales, empresas y entidades del tercer sector. Establecida durante la dictadura militar (1964-1985), con alrededor de 500 proyectos de investigación científica desarrollados hasta el día de hoy, entre los que despuntan estudios pioneros sobre temas tales como población, instituciones políticas, mercado de trabajo y desigualdad, la entidad sigue reflexionando sobre las principales cuestiones políticas, económicas y sociales y es actualmente una de las más sólidas instituciones de investigación en ciencias humanas de Brasil.
Lo concibió en 1969 un grupo multidisciplinario de profesores cesanteados de la universidad por persecución política, entre ellos el sociólogo Fernando Henrique Cardoso, el filósofo José Arthur Giannotti, a demógrafa Elza Salvatori Berquó y el sociólogo y demógrafo Cândido Procópio Ferreira de Camargo (1922-1987), todos de la Universidad de São Paulo (USP). A partir de 1975, su operación obtuvo un impulso con la constitución de un endowment, un fondo patrimonial filantrópico, por parte de la Fundación Ford, con aportes que totalizaron los 3,47 millones de dólares (en valores actualizados). “La fundación estaba empeñada en fomentar la creación de institutos de investigación en Brasil, para evitar la evasión masiva de intelectuales, como ya había ocurrido en Argentina”, recuerda Giannotti, de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH) de la USP. En una entrevista concedida este año para un video conmemorativo del cincuentenario del centro, el expresidente Fernando Henrique Cardoso explica que la obtención del apoyo económico empezó a delinearse en interlocución con el defensor estadounidense de los derechos humanos Peter Bell (1941-2014), quien desde 1964 trabajaba en las oficinas de la Fundación Ford, en Río de Janeiro.
El diálogo con el sector privado genera propuestas de interés público e impulsa la estructura de financiación
Hasta mediados de la década de 1990, además de la Fundación Ford, instituciones tales como la Fundación MacArthur y la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) apoyaban, aunque con un volumen menor de recursos, las operaciones de Cebrap. El dinero se utilizaba para el costeo administrativo y la remuneración de un plantel fijo de alrededor de 20 investigadores, mantenidos independientemente de la cantidad de investigaciones en curso. “Fundaciones como Ford y MacArthur, a pesar de ser liberales en la acepción política estadounidense, eran progresistas y defendían valores democráticos. Para ejercer un contrapeso al contexto autoritario, apoyaron a distintas organizaciones de la sociedad civil durante las dictaduras latinoamericanas”, explica el politólogo Adrian Gurza Lavalle, de la FFLCH y director científico de Cebrap entre 2008 y 2010.
La socióloga Angela Alonso, de la FFLCH y presidenta de Cebrap en los últimos cuatro años, rememora que con parte de los recursos del endowment se adquirió en la década de 1980 un conjunto de locales comerciales en la ciudad de São Paulo. Alquilados, esos inmuebles subsidiaron el costeo del centro hasta mediados de la década de 2000, cuando se vendieron por aproximadamente 3 millones de reales, que en la actualidad se encuentran rindiendo en inversiones financieras. Asimismo, a finales de 1976, otra parte del endowment se había utilizado para adquirir sus actuales instalaciones, en el barrio de Vila Mariana. La opción por la sede propia se dio por razones de seguridad, luego del atentado con bomba a la casa que albergaba el centro, en el barrio de Higienópolis, ese mismo año.
De acuerdo con Alonso, el estatuto del Cebrap estipula que el monto principal del endowment solo se puede utilizar mediante previa autorización de la asamblea de asociados y del consejo fiscal, en situaciones consideradas críticas, cuando, por ejemplo, no sea posible sostener la operación administrativa u afrontar los derechos laborales. “Fuera de esas situaciones, el centro está autorizado a gastar tan solo los recursos que sobrepasen la corrección del monto principal”, detalla.
Un punto de viraje
Hasta entonces subsidiado principalmente mediante líneas internacionales de fomento, la redemocratización del país a mediados de la década de 1980 se erigió como un nuevo desafío para el centro. Si bien por una parte el retorno de la democracia significó el fin de la presión política sufrida por algunos de sus integrantes y trajo nuevas perspectivas en lo concerniente al desarrollo de la investigación científica –uno de los frentes de trabajo pasó a ser el análisis de la nueva coyuntura y sus implicaciones en la sociedad civil y en contextos urbanos–, también exigió la revisión de la estrategia de sustento económico. Al dejar de ser visto como un país en situación de vulnerabilidad, Brasil sufrió un decrecimiento del apoyo de instituciones internacionales, que pasaron a dirigir sus inversiones a países del Este Europeo, de África y de América Central. El politólogo Fernando Limongi, de la FFLCH, recuerda que cuando asumió la presidencia de Cebrap, en 2001, la única línea de financiación institucional que todavía se mantenía era la de la Finep. “En aquel momento, nos vimos obligados a reorganizarnos”, relata. “Dejamos de tener un equipo permanente de investigadores y el centro empezó a mantenerse a partir de recursos obtenidos para el desarrollo de proyectos específicos. Creamos un fondo común, formado por el overhead de cada una de esas iniciativas, que desde entonces nos ha permitido costear los gastos administrativos”, explica Limongi. En esa misma época, según su relato, las fundaciones internacionales también adoptaron un nuevo modelo de gestión, priorizando el apoyo a proyectos con aplicación práctica y resultados medibles, a diferencia de los estudios, mayoritariamente académicos, que hasta entonces prevalecían entre las actividades desarrolladas por Cebrap.
Además de los estudios convencionales, subsidiados principalmente por agencias públicas de fomento de la investigación científica, y de servicios de consultoría e investigación aplicada prestados a organismos públicos, Cebrap pasó a desarrollar trabajos para el sector privado y organizaciones del tercer sector. “Los trabajos para el sector privado viene cobrando fuerza durante los últimos 10 años. Hemos logrado crear proyectos para empresas en los cuales se piensan los problemas de la sociedad, que es el caso de los análisis de movilidad urbana para el banco Itaú, de impacto social para el grupo Natura y de seguimiento del Poder Legislativo Federal para el periódico Valor Econômico”, informa el sociólogo Carlos Torres Freire, quien desde 2015 responde por la dirección científica de la institución. Actualmente el 35% de los recursos del centro proviene de agencias de fomento como la FAPESP, la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq). En el caso de la FAPESP, desde 1962 se concedieron 442 fomentos, entre apoyos a la investigación y becas, intensificados a partir de la década de 2000. Otro 15% del presupuesto tiene su origen en líneas de financiación internacionales, mientras que un 20% resulta de alianzas con el sector gubernamental y abarca, por ejemplo, diagnósticos georreferenciados sobre la pobreza, transferencia de tecnología para dimensionamiento de favelas, evaluaciones demográficas e iniciativas que plantean intervenciones directas en el contexto urbano. Las investigaciones de interés público para el sector privado responden por otro 18% de los recursos, en tanto que el 12% restante está relacionado con servicios prestados para organizaciones del tercer sector.
La antropóloga Paula Montero, de la FFLCH y presidenta de Cebrap entre 2008 y 2015, explica que para asegurar la salud económica del centro se necesitan por los menos 20 proyectos de investigación en desarrollo, simultáneamente. Hoy en día hay 28 en marcha. Alrededor del 20% de la financiación de esos trabajos se destina al costeo operativo. Actualmente la gestión de Cebrap la llevan adelante un presidente, una directora administrativa y un director científico. El trabajo de captación de recursos, que implica la prospección de pliegos y el establecimiento de alianzas con organizaciones no gubernamentales (ONG), gobiernos y empresas, está a cargo del director científico y de los coordinadores de los 15 núcleos de investigación de la institución.
“Los investigadores más jóvenes han revelado una amplia capacidad para pensar nuevas formas de financiación, dialogando con el sector privado para diseñar propuestas de interés público que impulsen el sostén económico de la casa”, afirma Montero. Otro aspecto relacionado con la vitalidad de Cebrap se deriva del empeño para formar investigadores. “El contar con nuevas generaciones de profesionales que tienen la misma relevancia en el debate público y en la producción científica también se ha revelado como una manera de atraer recursos”, sostiene Alonso. Cebrap está integrado, en el presente, por siete profesionales en funciones administrativas y alrededor de 50 investigadores contratados en proyectos, además de 30 becarios de posdoctorado, doctorado, maestría, iniciación a la investigación científica y capacitación técnica. Los voluntarios no remunerados suman tres decenas e incluyen tanto a aquellos directamente vinculados con proyectos de investigación como a los implicados en actividades institucionales.
“La estrategia para asegurar nuestro equilibrio financiero consiste en no depender únicamente de una fuente, conciliando la capacidad de realizar investigación académica con la atención de demandas de aplicación y difusión del conocimiento”, resume el filósofo Marcos Nobre, del Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de Campinas (IFCH-Unicamp) y actual presidente de Cebrap. Adicionalmente a la investigación propiamente dicha, el centro edita la revista Novos Estudos, financiada por la Fundación Carlos Chagas (FCC), promueve actividades de capacitación, seminarios sobre temas relevantes del debate público y actividades de divulgación científica.
Temas clásicos y emergentes
La capacidad de reconfiguración de la estructura de financiación se ha desarrollado de forma simultánea al esfuerzo de Cebrap de renovación de las áreas de actuación que hoy en día comprenden líneas de investigación seminales, pero también estudios sobre temas emergentes. A los temas clásicos en la agenda investigativa, presentes desde la fundación del centro, tales como mercado de trabajo, sindicalismo, pobreza, movimientos sociales, población e instituciones políticas, en los últimos 10 años se han venido sumando otros como innovación, internet e inclusión digital, señala el director científico Freire, quien menciona la cuestión metropolitana como ejemplo. “Este tema es parte de la agenda de Cebrap desde su fundación. El libro São Paulo 1975: Crescimento e pobreza [editorial Loyola, 1976], publicado a partir de un estudio elaborado para la Comisión Justicia y Paz de la Arquidiócesis de São Paulo, sobre las conexiones entre el desarrollo económico y la miseria en la ciudad, es uno de nuestros trabajos más relevantes”, afirma el sociólogo. “En la década de 2000, las investigaciones sobre la temática urbana se reconfiguraron. En los días actuales, un área importante es la concerniente a la movilidad”.
Otro tema clásico, cuyo abordaje se viene transformando junto con la institución, es el que atañe a las relaciones entre el Estado y la sociedad civil. Adrian Lavalle comenta que, a principios de la década de 2000, tales estudios apuntaban a comprender cómo esas interacciones se estructuraron desde el fin de la dictadura. “Se trabajaba con la hipótesis heredada de la literatura de transición de que la sociedad civil languidecería, tras el regreso a la democracia, algo que no se confirmó. Constatamos que la sociedad ha incrementado de modo continuo y ampliado su incidencia sobre las políticas públicas, sobre todo las de índole social”, asevera.