Avances y retrocesos jalonaron la década de 1980 en Brasil. Mientras que en la esfera económica el país se debatía entre una inflación desbocada y la caída del Producto Interno Bruto (PIB), desde el punto de vista político comenzaba una nueva era en la historia brasileña, con el fin de la dictadura militar (1964-1985) y la investidura de la Asamblea Nacional Constituyente, en 1987. Ese mismo año, la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), fundada en 1948, elegía a su primera presidenta, la psicóloga Carolina Martuscelli Bori (1924-2004). “Aguardamos acciones urgentes, inmediatas, en el sentido de que nuestras propuestas se plasmen en la nueva Constitución como contribución de la comunidad académica a la creación de un país moderno, un país nuevo, un país que haga valer los derechos de las personas que viven en él”, dijo Bori en su discurso de apertura de la 39ª Reunión Anual de la SBPC, celebrada en la Universidad de Brasilia (UnB).
Al frente de la organización hasta 1989, fue responsable de la creación de una comisión que elaboró la “Propuesta de la SBPC para la Constituyente”, en la que se abordaron cuestiones tales como la educación, la ciencia y la tecnología, la salud, el medio ambiente y las poblaciones indígenas. Uno de sus principales resultados fue la inclusión del artículo 218 sobre ciencia y tecnología en la Constitución de 1988, algo inédito en la historia brasileña. El texto encomendaba al Estado la promoción y el estímulo al desarrollo científico y tecnológico. También recomendaba la creación de fundaciones de apoyo a la investigación científica en todos los estados federados, como la FAPESP, que comenzó a funcionar en 1962. “El apoyo de la SBPC a la lucha por los derechos de los pueblos indígenas en la Constitución expandió la visibilidad y la importancia de la cuestión de los derechos humanos. En la presidencia de la SBPC encontré aliados permanentes”, escribió la antropóloga Manuela Carneiro da Cunha, de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (FFLCH-USP), en el libro A SBPC e a Constitução brasileira [La SBPC y la Constitución brasileña] (SBPC, 2022). “El trabajo de reconstrucción de las propuestas tras los intentos de la oposición de modificar el texto elaborado por la SBPC fue acompañado pari passu por Bori”, prosigue Cunha.
El activismo fue una marca característica de toda la trayectoria de Bori. “En los comienzos de su carrera, luchó por la consolidación de la psicología como ciencia en Brasil, y posteriormente por el desarrollo científico y tecnológico en su conjunto”, comenta Deisy de Souza, del Departamento de Psicología de la Universidad Federal de São Carlos (DPsi-UFSCar). “Bori consideraba que la ciencia y la educación eran los caminos que había que seguir para el desarrollo de nuestro país”, añade Dora Fix Ventura, profesora sénior del Instituto de Psicología de la USP.
Bori nació hace 100 años, en enero de 1924 en São Paulo. Era hija de un inmigrante italiano que era ingeniero, y de una ama de casa brasileña, que antes de casarse trabajaba en una tienda de telas. El matrimonio les dio educación universitaria a todos sus hijos. Carolina era la mayor, y se graduó como pedagoga en 1947, en la que por entonces era la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras (la actual FFLCH) de la USP. A principios de la década de 1950, se casó con el comerciante italiano Giovanni Bori. Se separó poco después del nacimiento del único hijo del matrimonio, Lucas. Se mantuvo soltera, pero conservó su apellido de casada.
Cuando cursaba el último año de la carrera en la USP, su profesora de la asignatura de psicología, Annita de Castilho e Marcondes Cabral (1911-1991) la invitó a ser su ayudante. En la década de 1940, Cabral introdujo en la USP los primeros debates sobre psicología experimental, un enfoque basado en experimentos realizados en laboratorio para comprobar hipótesis. Entusiasmada ante esta posibilidad, Bori profundizó en esa área en su maestría, defendida en 1952 en la New School for Social Research, de Nueva York (EE. UU.). En sus estudios, realizó una revisión crítica de una serie de investigaciones sobre las tareas inconclusas en las que había ahondado la psicóloga rusa Bluma Zeigarnik (1901-1988). Posteriormente, en su doctorado, que concluyó en 1954 en la Facultad de Educación de la USP, continuó investigando los experimentos con tareas inconclusas, pero a la luz de la teoría de la motivación, del psicólogo alemán Kurt Lewin (1890-1947).
A la par, y en el contexto de la reforma universitaria que derivó en el reemplazo de las cátedras por departamentos, Bori se involucró en el movimiento para la creación de una carrera de psicología en la USP. Hasta entonces, la psicología solo era una asignatura de las carreras de filosofía, pedagogía y medicina de la universidad paulista. En mayo de 1957, el nuevo plan curricular fue aprobado mediante un decreto estadual y las clases de la primera promoción dieron comienzo en febrero del año siguiente, con Bori como integrante de su cuerpo docente. La primera carrera superior de psicología se había creado antes, en 1953, en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-Río).
A nivel nacional, su regulación se produjo en 1962, a través de la Ley Federal nº 4.119, que estableció las carreras de formación en psicología e instituyó la profesión de psicólogo. Bori ayudó a redactar el proyecto de ley y, tras su reglamentación, fue miembro de una comisión para el reconocimiento como psicólogos de aquellos profesionales que ya trabajaban en el área. “Por su labor en esta comisión, recibió el registro profesional nº 001, lo que quiere decir que ella fue oficialmente la primera psicóloga brasileña”, relata el psicólogo Gabriel Cândido, quien estudió la trayectoria de Bori en su doctorado, concluido en 2014 en la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Ribeirão Preto de la USP, y prosiguió con sus investigaciones sobre Bori en una pasantía posdoctoral en la PUC de São Paulo, que completó en 2018.
Luego de la regulación de la profesión, Bori participó activamente en la elaboración del plan básico de estudios de las carreras universitarias de psicología y en la creación de algunas de ellas, como la de la UFSCar y la de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras (FFCL) de Rio Claro, actualmente una de las unidades de la Universidade Estadual Paulista (Unesp). “Ella desempeñó un papel fundamental en la modificación del estatus de la psicología en el país, de una ‘cuasi ciencia’ a una ciencia”, explica Souza, quien también es una de las responsables de las áreas de ciencias humanas y sociales de la Dirección Científica de la FAPESP. “Su labor imprimió un nuevo rumbo en las carreras de psicología en Brasil, como la obligatoriedad de las clases y los laboratorios de psicología experimental”.
En un artículo publicado este año en un número especial de la revista Jornal da Ciência, de la SBPC, alusivo al centenario de Bori, la directora de esa institución y docente de la UnB, Fernanda Sobral, dijo que Bori fue una “constructora de instituciones” en el campo de la psicología. Entre otras iniciativas, dirigió la creación del posgrado en psicología de la USP (1970) y de la Asociación Nacional de Investigación y Posgrado en Psicología (Anpepp), en 1983.
A principios de la década de 1960, invitada por el antropólogo Darcy Ribeiro (1922-1997), Bori se trasladó a Brasilia para montar el Departamento de Psicología de la UnB, concebida por él y por el educador Anísio Teixeira (1900-1971). En el marco del espíritu innovador que Ribeiro y Teixeira querían imprimirle a la nueva universidad, “Bori dispuso de total libertad para diagramar la carrera”, dice Souza. Ella llegó a la capital federal junto con el psicólogo Fred Simmons Keller (1899-1996), de la Universidad Columbia (EE. UU.) ‒quien ya era un referente entre los investigadores del análisis experimental de la conducta‒, y el entonces investigador posdoctoral bajo la supervisión de Keller, John Gilmour Sherman (1931-2006). En la planificación y diagramación de la nueva carrera también colaboró el brasileño Rodolpho Azzi (1927-2006), graduado en filosofía por la USP, quien conoció a Bori cuando ambos fueron asistentes de Keller en el primer curso sobre análisis del comportamiento en Brasil, desarrollado en la universidad paulista en 1961.
En la UnB, Bori fundó y se convirtió en directora del Instituto Central de Psicología, el actual Instituto de Psicología. Entre las innovaciones que ella y sus colaboradores introdujeron figuran la enseñanza de psicología en el ciclo básico de todas las carreras de grado y la aplicación de los principios que dieron origen al Sistema Personalizado de Enseñanza (PSI, por sus siglas en inglés) y a la Programación de la Enseñanza. “El método de enseñanza utilizado en Brasilia, concebido en 1963 por Bori, Keller, Sherman y Azzi, apuntaba a ofrecer una alternativa al método de enseñanza tradicional, que en aquella época se basaba principalmente en la autoridad del docente y en la aplicación de técnicas punitivas”, comenta Cândido. Entre sus características principales estaban la presentación secuencial de los contenidos al alumno, el énfasis en la palabra escrita y el respeto al ritmo de aprendizaje de cada estudiante.
Al igual que gran parte de las actividades de la nueva universidad, el curso de análisis experimental de la conducta se vio interrumpido en 1965 por la intervención de la dictadura militar al campus. Más de 200 docentes y técnicos presentaron su dimisión colectivamente en protesta por la invasión. Bori se quedó por un tiempo y luego regresó a la USP, en 1966. “La carrera de la UnB conserva aún hoy la impronta de Bori, y sigue siendo una referencia a nivel nacional en el área de la psicología experimental”, dice el psicólogo Antonio Virgílio Bastos, del Programa de Posgrado de la Universidad Federal de Bahía (UFBA).
Según Cândido, Bori dirigió a más de 100 magísteres y doctores en diversos campos del conocimiento, tales como física, química y fisioterapia. “Lo que los acercaba a Bori era la enseñanza desde la perspectiva de la psicología experimental. Su preocupación pasaba por formarlos y, por decisión propia, no figuraba como coautora en los artículos de sus alumnos”, dice el psicólogo, quien actualmente está dando finalizando la biografía de Bori que saldrá publicada este año. “Este es uno de los motivos por los que su producción bibliográfica no ha sido extensa”. Por otra parte, según el investigador, el Currículum Lattes de Bori está incompleto. En su investigación, hasta el momento ha localizado 70 trabajos, incluidos 25 artículos publicados en revistas, principalmente en las décadas de 1950 y 1960. En esos trabajos, Bori se explaya, por ejemplo, sobre el dibujo desde la perspectiva de la psicología, de la importancia de la estadística en su campo de actuación, y de la deserción escolar.
Otro de sus artículos versa sobre el caso conocido como “El demonio de Catulé”, cuando cuatro niños fueron asesinados en 1955 por fieles de la Iglesia Adventista de la Promesa, en el municipio de Malacacheta (Minas Gerais). Por entonces, circuló el rumor de que las víctimas estaban poseídas por un espíritu maligno. “Paulo Duarte [1899-1984], entonces director de la revista literaria Anhembi, organizó una investigación para estudiar el fenómeno in situ, para lo que decidió contratar a un antropólogo, Carlo Castaldi [1924-2002], y a una psicóloga: Carolina Bori. Yo fui como auxiliar de investigación”, relató en 2009 la antropóloga Eunice Durham (1932-2022), a la revista Ponto Urbe, de la USP. Según Cândido, Bori vivió entre los miembros del grupo alrededor de cuatro meses para escribir su trabajo, que salió publicado en Anhembi en 1957.
En la década de 1990 reanudó la colaboración con Durham, quien también fue docente de la USP, en el Núcleo de Investigaciones sobre la Educación Superior (Nupes), de la institución. En un trabajo conjunto coordinaron, por ejemplo, “Equidad y heterogeneidad en la educación superior brasileña” (2000), un estudio encomendado por el Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones Educativas (Inep). El mismo abordaba cuestiones como el peso del color de la piel en el nivel de escolaridad de los jóvenes.
Bori se mantuvo activa hasta el final de su vida. En 2004, cuando salía de la reunión anual de la SBPC, sufrió una caída y falleció meses más tarde por complicaciones derivadas del accidente. Tenía 80 años. A principios de 2024, la SBPC lanzó el Memorial Carolina Bori, dedicado a la psicóloga, que pone a disposición en línea, en su página web, elementos tales como fotografías, entrevistas y artículos. Además, para estimular el trabajo de las investigadoras, la entidad concede desde 2019 el premio Carolina Bori Ciencia & Mujer. “Bori tuvo que librar muchas batallas en una época en la que la ciencia era principalmente un espacio de varones”, concluye Souza, de la UFSCar.
Republicar