brazEditores de revistas académicas de disciplinas ligadas a las humanidades están en pie de guerra contra un intento de encuadrarlos en criterios consagrados en la evaluación de las ciencias y las ingenierías. Un manifiesto conjunto suscrito por los responsables de 61 periódicos de historia y de filosofía de la ciencia, entre otras disciplinas, propuso un boicot al European Reference Index for the Humanities (ERIH), un índice creado por la European Science Foundation, que pretendía catalogar alrededor de 12 mil publicaciones del Viejo Continente en tres categorías, de acuerdo con su impacto y su propagación: A (alto nivel internacional), B (nivel internacional estándar) y C (publicaciones de importancia regional).
De acuerdo con uno de los signatarios, Michael Lynch, de la revista Social Studies of Sciences, la adopción del índice es impropia por dos grandes motivos. Uno de ellos sería la escasa representatividad de los cuatro académicos que se encargarían de clasificar a los periódicos. No se consultó a ninguna de las organizaciones disciplinarias que actualmente representan a nuestro campo, tales como la European Association for the History of Medicine and Health, la Philosophy of Science Association o la Society for Social Studies of Science, afirma Lynch.
Pero la gran cuestión tiene que ver con el estrago que la iniciativa haría, según os signatarios, sobre la diversidad de las revistas científicas europeas. Nuestros periódicos son diversos, heterogéneos y distintos. Algunos se dirigen a conjuntos amplios, generales e internacionales de lectores, otros son más especializados en sus contenidos y audiencia implícita. El ERIH confunde internacionalidad con calidad de una manera particularmente perjudicial para los periódicos especializados y publicados en idiomas fuera del inglés, sostiene el editorial conjunto firmado por los editores de las 61 publicaciones. Iniciativas como el ERIH pueden convertirse en profecías autorrealizables. Si se adoptase como base para las decisiones de agencias de financiamiento, muchos investigadores arribarían a la conclusión de que tienen poco margen y limitarán sus publicaciones a periódicos de la primera división. Existirán menos periódicos, con mucho menor diversidad, y se empobrecerán así nuestras disciplinas. Según Robin Osborne, profesor de historia de la antigüedad de la Universidad de Cambridge, el modelo del ERIH perjudicaría también a los periódicos de nivel A, al inundar las mesas de sus editores con una cantidad desproporcionada de artículos. La sobrecarga de artículos haría más difícil el trabajo de someterlos a un adecuado análisis a cargo de pares, afirma.
Presionada, la European Science Foundation se vio forzada a ceder. A fin de enero, anunció que abría su clasificación en tres niveles para desarrollar un modelo más flexible. Michael Worton, miembro del comité director del ERIH y vicerrector de la University College London, dijo que la iniciativa es objeto de un enorme malentendido. No había intención de crear una jerarquía de periódicos, sino pura y exclusivamente de distinguir las grandes características. Este cambio hará las cosas queden más claras, afirmó. Según él, el hecho de que un periódico tenga alcance solamente regional no implica un juicio de valor sobre la calidad de lo que divulga, toda vez que existe buena investigación divulgada regionalmente. Worton sostiene que el ERIH constituye una forma de medir la diversidad del conjunto de las investigaciones en el campo de las humanidades, fragmentado por la publicación en varios idiomas y más de 12 mil periódicos, y por la adopción de metodologías y prácticas variadas. El objetivo del ERIH es aumentar la visibilidad del trabajo de los investigadores europeos, afirma.
Boicot retórico – Los editores exigían en el manifiesto que sus publicaciones fuesen retiradas de las listas del ERIH. Pero se trata de un boicot meramente retórico. Como los periódicos son de dominio público, lo máximo que los signatarios podrían hacer sería no cooperar con el proyecto, rehusándose a brindar informaciones complementarias. La vuelta atrás de la European Science Foundation se explica, no solamente por la amenaza de boicot, sino por el golpe que el manifiesto puede haber producido en la credibilidad del índice. Las agencias de financiación no pondrán en riesgo la relación de confianza que tienen con la comunidad académica para adoptar un índice polémico, dijo John MacColl, de la Universidad St. Andrews, de Escocia, miembro de una organización de investigación destinada a conectar bibliotecas y a reducir los costos de la información académica, la OCLC. Según MacColl, también existe el temor de que el entrevero del ERIH contamine el debate sobre los cambios previstos en la evaluación de las universidades del Reino Unido, que en 2011 adoptará un conjunto mayor de criterios bibliométricos, en reemplazo del esquema actual, en el cual el Research Assessment Exercise (RAE) se basa preponderantemente en revisión por pares (lea Pesquisa FAPESP nº 156).
La resistencia europea a la adopción de criterios bibliométricos en el área de humanidades no llega a ser sorprendente. En muchos países del continente, los investigadores preservan la costumbre de publicar sus textos en libros y anales, no en revistas académicas algo que también sucede en Brasil. En Estados Unidos, esta resistencia es mucho menor entre los investigadores de disciplinas tales como la sociología y la antropología, que publican bastante en revistas científicas, dice Rogerio Meneghini, coordinador científico de la biblioteca electrónica SciELO Brasil y especialista en cienciometría, disciplina abocada a generar informaciones destinadas a estimular la superación de los retos de la ciencia. Entre los investigadores de las humanidades de Europa, es persistente una visión según la cual los criterios bibliométricos, tales cantidad de artículos y citas, no son seguros para garantizar la calidad de su producción académica, afirma. El texto firmado por los 61 editores deja trasparecer esa desconfianza, al hablar de una contabilidad supuestamente precisa o decir que el ERIH se basa en una incomprensión fundamental de la conducta y de la publicación de la investigación en las humanidades en general.
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