El profesor Raimundo Pereira de Carvalho (¿?-1885) se alistó para luchar en la Guerra del Paraguay a finales de 1865, un año después del inicio del conflicto que movilizó a brasileños, argentinos y uruguayos contra el país vecino. Vivía en el poblado de Barras, en el interior de Piauí, y marchó como teniente de una compañía de voluntarios despachada hacia el frente por la provincia. Regresó a Piauí antes del final de la guerra, que se prolongó mucho más de lo previsto.
No lo esperaba la gloria. Trabajó durante un tiempo reclutando soldados en la etapa final del conflicto, pero fue apartado de esa función en 1868, tras una rebelión de los moradores de la aldea de Picos, que se rehusaron a pelear por el Imperio Brasileño (1822-1889). Se incorporó a las fuerzas policiales de la provincia, pero tras un altercado con un comisario fue destituido. Volvió a dar clases en una escuela y pronto perdió el empleo. El veterano estuvo preso en tres oportunidades, una de ellas acusado de dispararles a alborotadores que merodeaban su vivienda.
El recorrido de Pereira de Carvalho, reconstruido por el historiador Elton Larry Valerio en su tesis doctoral, defendida en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS) en 2022, no fue infrecuente entre quienes participaron en la Guerra de la Triple Alianza y regresaron con vida de los campos de batalla. En los últimos años, personajes como él han ido ganando cada vez más protagonismo entre los investigadores dedicados al estudio del conflicto. “La historiografía de la época se centra en los grandes héroes y poco abunda sobre aquellos que nunca obtuvieron reconocimiento”, dice Valerio, docente del Instituto Federal de Piauí (IFPI).
La Guerra del Paraguay comenzó en diciembre de 1864, hace casi 160 años, y se prolongó por más de cinco años, hasta marzo de 1870. Fue el mayor conflicto bélico de la historia de Latinoamérica, por su extensa duración y por la matanza que ocasionó. Estimaciones conservadoras apuntan que hubo más de 100.000 muertos, sumando las pérdidas sufridas por los cuatro países involucrados en los combates. Es posible que el total haya ascendido al cuádruple de esa cifra. La mayoría murió de cólera y otras enfermedades, no por las heridas infligidas por sus enemigos (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 309).
La conflagración comenzó luego de que el dictador paraguayo Francisco Solano López (1827-1870) invadiera Mato Grosso y la provincia argentina de Corrientes, y solamente terminó tras su asesinato a manos de las fuerzas brasileñas, y con su país arrasado. Las disputas en lo que concierne al conflicto siguieron entablándose en los libros de historia, y se necesitaron décadas de estudios para desmontar los mitos y malentendidos que comenzaron a circular en cuanto las tropas regresaron a casa.
“La historiografía tradicional del período, producida entre finales del siglo XIX y principios del XX, se plasmó sin mediar demasiada metodología y con mucha emoción”, analiza el historiador Francisco Doratioto, profesor jubilado de la Universidad de Brasilia (UnB) y autor de la obra Maldita guerra – Nova história da Guerra do Paraguai (Companhia das Letras). El libro, que en Brasil se convirtió en una referencia sobre el tema, fue publicado en 2002 y tuvo una nueva edición revisada y ampliada por el autor hace dos años. “Hubo muchas falsedades históricas, porque el objetivo de varios autores fue erigir mitos y legitimar a distintos grupos políticos”.
En la década de 1960, una nueva corriente revisionista, entre cuyos exponentes estaba el escritor brasileño Júlio José Chiavenato, autor de Genocídio americano (Brasiliense, 1979), propuso una nueva hipótesis sobre los orígenes de la guerra. Chiavenato atribuyó el estallido del conflicto a intereses del por entonces poderoso imperio británico, que habría financiado la movilización de Brasil y sus aliados para impedir el desarrollo económico de Paraguay, teoría que, con el paso del tiempo, cayó en descrédito.

Soldados brasileños de la Guerra del Paraguay arrodillados durante una procesión religiosa, en 1868Colección de la Fundación Biblioteca Nacional
En Brasil, los trabajos más consistentes sobre la guerra comenzaron a desarrollarse a finales de la década de 1990, cuando historiadores formados en los primeros centros de posgrado del área comenzaron a ocuparse del tema. Entre ellos se encuentran Doratioto y otros colegas como, por ejemplo, Ricardo Salles (1950-2021), de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (Unirio), Vitor Izecksohn, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y Wilma Peres Costa, de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).
Estos historiadores enmarcaron el conflicto en el contexto del proceso de formación de los Estados nacionales de la región y de los intereses en pugna de Brasil y sus vecinos por la navegación de la cuenca del Plata. También empezaron a prestarle atención a cuestiones tales como el reclutamiento de esclavizados, la participación femenina y la vida en los campamentos, que han sido explorados más profundamente en las investigaciones más recientes. El propio Doratioto organizó la publicación de las memorias de la francesa Dorothée Duprat de Lassere (1845-1932), quien vivió las penurias de la guerra en Paraguay. El libro fue publicado en 2023 por Chão Editora. Esta misma editorial publicó cuatro años antes un libro escrito por el historiador José Murilo de Carvalho (1939-2023) sobre la cearense Jovita Alves Feitosa (1848-1867), cuyos intentos por alistarse como combatiente en el conflicto fueron vanos.
La digitalización de fuentes antes poco accesibles y los hallazgos en archivos inexplorados han contribuido al avance de las investigaciones en Brasil y en los países vecinos. En mayo, la Biblioteca Brasiliana Guita y José Mindlin, de la Universidad de São Paulo (BBM-USP), recibió una colección de más de 4.000 libros y documentos sobre la Guerra del Paraguay, incluyendo obras consideradas raras por los expertos. La colección fue reunida durante décadas por un antiguo consultor de empresas, Sinésio de Siqueira Filho, quien decidió venderla para garantizar su preservación en el futuro. Una persona que prefiere conservar su anonimato adquirió la colección, la donó a la biblioteca de la USP y contrató a una empresa que se hará cargo de catalogar el material.
El conjunto abarca una variedad de temas e incluye fuentes que además de hacer aportes a los estudios sobre la guerra, también podrían proporcionar una comprensión más amplia de la historia de los países involucrados y sus relaciones. “Hay muchos relatos de viajeros extranjeros, que visitaron la región durante el conflicto y pueden abrir nuevas perspectivas”, subraya el historiador Rodrigo Goyena Soares, de la USP, quien ayudó a evaluar la colección. Una vez catalogado, tarea que se llevará a cabo en el segundo semestre de este año, los investigadores podrán acceder libremente al material. La biblioteca se ha propuesto digitalizar las obras más raras.
Goyena indagó en la historia de los veteranos de la guerra en archivos brasileños, argentinos y uruguayos cuando preparaba su tesina de maestría, presentada en 2014, y ahondó en estos estudios en su tesis doctoral, defendida en 2017. Ambos trabajos los desarrolló bajo la dirección de Salles, en la Unirio. Estaba inmerso en este tema cuando realizó un descubrimiento que tuvo grandes repercusiones para los investigadores dedicados a la Guerra del Paraguay.
En 2014, el estudioso halló olvidado en el Museo Imperial de Petrópolis (Río de Janeiro), un diario escrito durante la fase final del conflicto por Gastão de Orléans (1842-1922), el conde d’Eu, esposo de la princesa Isabel (1846-1921). Había sido enviado por su suegro, el emperador Pedro II (1825-1891), para asumir el mando de las tropas brasileñas en 1869. Escrito en francés, el documento nunca había sido examinado con atención. Goyena encontró en él información que permitió refutar las versiones que involucraban al conde con las ejecuciones de oficiales enemigos por las tropas brasileñas al final de la guerra. El Diário do conde d’Eu, traducido por el historiador, fue publicado por la editorial Paz & Terra en 2017.
Según el catálogo elaborado por la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (Capes) y los sitios web de los principales programas de posgrado en historia, en los últimos 10 años se presentaron en Brasil 39 tesinas de maestría y 15 tesis doctorales sobre la Guerra del Paraguay. El promedio de 5 trabajos por año parece poco para un campo en el que 1.400 investigadores concluyen al menos una de las dos etapas del posgrado cada año, pero podría ser una señal de que el interés por el tema aún no se ha agotado.

En la página siguiente, Jovita Alves Feitosa y el lienzo intitulado Herói da Guerra do Paraguai (s/f) [Héroe de la Guerra del Paraguay], del belga radicado en Brasil Adrien Henri Vital van EmelenUm Fluminense [José Alves Visconti Coaraci, 1837-92], Traços Biographicos da Heroina Brasileira Jovita Alves Feitosa. Río de Janeiro: Tipografía Imparcial de Brito & Irmão. 1865 / Colección: Biblioteca Brasiliana Guita y José Mindlin | José Rosael / Hélio Nobre / Museo Paulista de la USP
En Piauí, Valerio consiguió reunir información sobre 96 excombatientes, como el profesor Pereira de Carvalho, luego de examinar documentos oficiales y periódicos de aquella época digitalizados por la Biblioteca Nacional y por el Proyecto Memoria del Periodismo Piauiense, una iniciativa de la Universidad Federal de Piauí (UFPI). Además, en el Archivo Público de Piauí, recogió peticiones de personas solicitando ser eximidas del servicio militar, documentando situaciones que otros trabajos describieron solamente basándose en los informes que los presidentes de las provincias enviaron a la Corte durante la guerra.
El historiador Edilson Pereira Brito siguió un camino similar en sus investigaciones al respecto del reclutamiento durante su maestría, defendido en 2011 en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), y sobre la Guardia Nacional, tema que abordó en su doctorado, concluido en 2018 en la Unicamp. Informes policiales y cartas privadas le ayudaron a contar la historia del intérprete Frutuoso Antônio de Moraes Dutra, quien reclutaba indígenas para la guerra en aldeas de Paraná a cambio de ciertas gratificaciones.
Asimismo, el investigador halló pruebas de que los esclavizados aprovecharon el conflicto para negociar las condiciones de su liberación, ya que muchos hombres libres no querían luchar y solamente los libertos podían incorporarse al Ejército en su lugar. “La liberación de los esclavizados que se unían a las tropas estaba condicionada a la prestación del servicio militar por algunos años y esto creó oportunidades que muchos aprovecharon para obtener su libertad”, dice Brito, del Instituto Federal de Paraná (IFPR).
Datos extraídos de un informe del Ministerio de Guerra en 1872, compilados por Izecksohn, de la UFRJ, indican que la participación de esclavizados en las tropas fue relativamente pequeña, pero resultó decisiva para sostener los esfuerzos en la etapa final del conflicto. Al menos 6.000 esclavizados fueron reclutados por el Ejército y la Marina Imperial. En un artículo publicado en 2015 en la revista científica Navigator, de la Marina brasileña, el historiador estimó que representaban solamente el 4 % del contingente total de combatientes, pero fueron la cuarta parte de las personas enviadas al frente en los últimos dos años de la guerra. “La cantidad de combatientes movilizados por Brasil puede haber ascendido a 150.000, pero nadie lo sabe con certeza, debido a la precariedad de las estadísticas de la época”, comenta Doratioto.
Para el biólogo Pedro Souza Moreira da Silva, quien inició sus estudios sobre la guerra durante su maestría en el programa de historia de la Casa de Oswaldo Cruz, de la Fundación Oswaldo Cruz (COC-Fiocruz) y concluirá su doctorado en el segundo semestre de este año en la misma institución, el conflicto ayuda a entender de qué manera lidia el país hasta los días actuales con algunos de sus problemas. En su trabajo, el investigador trata de entender la guerra desde una perspectiva ambiental, a partir del análisis de las interacciones entre los soldados y el ambiente con el que se toparon: desde el uso de plantas para alimentar a las tropas y atender a los heridos hasta el enfrentamiento a los obstáculos impuestos por el clima y por la geografía.
“La forma en que las tropas hicieron eso hizo que el ambiente se tornara aún más insalubre y peligroso, lo que contribuyó a la propagación de enfermedades y a prolongar el conflicto por más tiempo del que quizá hubiera sido necesario”, comenta Souza Moreira da Silva. Los documentos revelaron que los oficiales del Ejército se alimentaban mejor que los soldados y contaban con la protección de tiendas en los campamentos, mientras que las tropas a menudo debían descansar a la intemperie. “La desigualdad era un espejo de la sociedad esclavista de aquella época, pero esto nos lleva a pensar en la inequidad que perdura hasta el día de hoy en nuestras relaciones sociales”, dice.
Este artículo salió publicado con el título “Una batalla sin fin” en la edición impresa n° 343 de septiembre de 2024.
Artículo científico
IZECKSOHN, V. O recrutamento de libertos para a Guerra do Paraguai: Considerações recentes sobre um tema complexo. Navigator, v. 11, nº 21. 2015.
Libros
DORATIOTO, F. Maldita guerra – Nova história da Guerra do Paraguai. São Paulo: Companhia das Letras, 2022.
SOARES, R. G. (comp.). Diário do Conde d’Eu. Río de Janeiro/São Paulo: Paz e Terra, 2017.