Imprimir Republish

CARTA DE LA EDITORA | 339

Palmos, brazas inglesas y chancacas

El aumento de la población en situación de calle durante los últimos años es fácilmente visible para quienes visiten las principales metrópolis brasileñas. Aunque el fenómeno ya no se limite más a los grandes centros urbanos, es allí donde esta forma aguda de exclusión social y pobreza resulta más evidente.

Definidas como personas que viven temporal o permanentemente en espacios públicos o en unidades de albergue, en situación de extrema pobreza, están presentes en el 42 % de los municipios brasileños. Por propia declaración, afirman que permanecen en la calle debido a las dificultades económicas, la ruptura de vínculos familiares y problemas de salud, tales como el consumo abusivo de drogas, legales e ilícitas.

Brasil se ha ido redescubriendo tras la paulatina publicación de datos del Censo 2022. Sin embargo, el conocimiento sobre esta población aún es insuficiente. Saber más sobre ella es fundamental para el desarrollo de políticas públicas que aborden este problema social, que aumenta tanto en Brasil como en el mundo entero.

Organismos del gobierno brasileño y de investigación científica se han dedicado a estudiar los desafíos metodológicos para recopilar más datos, una actividad que se ve dificultada por factores tales como la naturaleza fluctuante y la movilidad territorial de este grupo heterogéneo de personas. El enfoque de los estudios sobre las poblaciones en situación de calle también ha variado con el tiempo, como lo muestra el artículo de portada de esta edición.

La metodología está en el centro de la trayectoria de la socióloga Maria Cecília Minayo. Su deseo de combinar cuestiones sociales con propósitos académicos la ha llevado a estudiar los efectos de la violencia en la salud. Fenómeno sociohistórico, la violencia impacta sobre la salud en diferentes dimensiones, según lo explica la investigadora de la fundación Fiocruz. Además de causar muertes y traumas físicos, provoca problemas mentales y emocionales, mengua la calidad de vida de la gente y repercute en los sistemas sanitarios, generando nuevos problemas en la atención preventiva o curativa. Entrevistada, Minayo explica cómo desarrolló procedimientos de investigación cualitativa en dicha área.

La Revuelta de Quebra-quilos no suele aparecer en los libros de historia escolares en Brasil. En la década de 1860, durante el reinado de Pedro II, amante de la ciencia y favorable del alineamiento con Europa, el gobierno nacional adoptó el Sistema Métrico Decimal para reemplazar las medidas antropométricas que eran utilizadas, como palmos y brazas inglesas, entre otras unidades.

Con el objetivo de facilitar los intercambios comerciales, en 1873 se instituyó el nuevo sistema obligatorio, el cual causó indignación. La lucha no era contra la ciencia, sino contra el Estado, que imponía la carga de adquirir balanzas y pesas, según lo explica nuestra colaboradora Suzel Tunes en la sección Memoria de esta edición. Con desmanes, rotura de instrumentos de medición e inclusive ladrillos de chancacas o rapaduras arrojados contra la policía, se logró retrasar la implementación del sistema métrico en Brasil.

Para culminar, un retrato. Reconocida por sus imágenes del pueblo Yanomami, Claudia Andujar aparece del otro lado de la cámara junto a su pareja de ocho años y también compañero de profesión, el estadounidense George Love. Menos conocido que ella, Love es autor de fotografías experimentales de la Amazonia y de escenas urbanas, y su obra es objeto de una retrospectiva expuesta en el Museo de Arte Moderno (MAM) de São Paulo.

Republicar