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Tecnología de la información

Para decodificar el blockchain

Una herramienta creada para brindar apoyo al comercio de criptomonedas se utiliza actualmente en diversas aplicaciones

La multinacional danesa Maersk, un gigante global del área de la logística marina, descubrió hace unos años que una remesa de productos refrigerados, enviados desde África hacia Europa, podía pasar por hasta 30 manos, entre personas y organizaciones, totalizando más de 200 interacciones distintas entre los diferentes socios comerciales. Los gastos vinculados al procesamiento y la administración de la documentación, según cálculos de la empresa, equivalen hasta en una quinta parte del valor del propio transporte. Para simplificar este proceso, reducir los gastos y acortar el tiempo de entrega de las mercaderías, Maersk decidió recurrir a una nueva tecnología, conocida como blockchain.

Traducido como cadena de bloques, el blockchain actúa como un libro de registro digital, en el que los datos son almacenados de manera descentralizada por cada uno de los agentes de la transacción en cuestión. Protegida por mecanismos de criptografía, la información colocada en el sistema es, en teoría, inviolable y a prueba de fraudes. La seguridad de la red también existe debido a que los datos no se centralizan en un único servidor, sino que están distribuidos en un grupo de ordenadores independientes que forman parte de la red, lo cual dificulta la acción de los hackers. La información sobre las operaciones se registra en el ledger, un tipo de libro de contabilidad digital, formando una cadena secuencial de bloques, en el que cada uno se enlaza al anterior, recuperando su información y, al mismo tiempo, añadiéndole nuevos datos a la cadena. El rastreo, la seguridad y la inmutabilidad de los datos son elementos cruciales de la herramienta.

Esta tecnología fue creada en 2008 para estructurar la comercialización del bitcóin, la primera moneda digital o criptomoneda. Rodeado de un velo de misterio, su origen le es adjudicado a Satoshi Nakamoto, el mismo creador del bitcóin, pero no hay datos seguros al respecto. Algunos, inclusive, sostienen que Nakamoto no es un individuo, sino un grupo de programadores.

Durante los últimos años, el uso de la herramienta se fue ampliando y en la actualidad se emplea en el registro de operaciones bancarias, en la gestión de documentos corporativos, en el rastreo de la cadena de producción de alimentos y en el transporte de mercancías, como en el caso de Maersk. Junto con IBM, la multinacional danesa terminó lanzando, hace dos años, una plataforma digital que utiliza el mismo mecanismo, Tradelens, que ya representa decenas de miembros, entre transportistas, puertos y autoridades aduaneras.

“La cadena de bloques sirve para ordenar eventos en un sistema totalmente descentralizado, en el cual participa gente que no se conoce o que no confían entre sí. También es útil en los casos en que resulta necesario conocer el orden en que ocurrieron estos eventos”, dice el especialista en Seguridad de la Información Marcos Antonio Simplício Júnior, profesor de la Escuela Politécnica de la USP (Politécnica-USP). “En un escenario de transacción financiera, el blockchain puede utilizarse cuando no hay ninguna entidad dentro de ese sistema que sea responsable por ordenar los eventos, como lo hace un banco cuando organiza las operaciones entre sus clientes.”

Es lo que sucede, por ejemplo, en el caso del bitcóin, donde las transacciones de compra y venta de divisas se producen de forma descentralizada, sin que un banco intermedie o controle las transacciones. Se hace a través de los propios participantes del sistema. La seguridad de las operaciones está basada en la función hash, una especie de huella digital que identifica cada bloque perteneciente a la cadena y garantiza la inviolabilidad de los datos. Si se produce un intento de cambiar la información del bloque, el hash cambia y denuncia el cambio.

Pero resta una duda: siendo que nadie se conoce en la red ¿quién será el actor confiable para decir que el siguiente bloque de la cadena que será registrado en el ledger es el correcto? La cuestión fue resuelta a través de la creación de los llamados mineros, usuarios –comúnmente, empresas– dotados de poder computacional y responsables de validar, a partir de cálculos complejos, los bloques que se insertarán en el ledger. Los registros de todas las transacciones en la cadena son almacenados en los ordenadores de los mineros, que actúan como auditores del proceso. “Cualquier entidad capaz de procesar datos computacionales puede solicitar y participar en una red de cadenas de bloques como empresa minera. En el comercio de bitcoins, son remuneradas en criptomonedas”, explica Marcos Simplício.

Aclara que, además de las redes públicas de blockchain, como las que son utilizadas en el comercio de criptomonedas, que no tienen un controlador y cuya participación es franquiciada a cualquier interesado (compradores y vendedores de monedas digitales), también hay redes privadas creadas por empresas que desean hacer uso de la herramienta –este es el caso, por ejemplo, del blockchain creado por IBM y Maersk–. El profesor de la USP explica que “lo que diferencia una de la otra es que las redes privadas poseen necesariamente una entidad licenciada, generalmente la organización que la creó, la cual se responsabiliza por definir quién puede participar en el sistema.” A menudo, este licenciante también valida las informaciones que fueron registradas en la cadena de bloques, liberando o complementando el trabajo de los mineros.

Existen programas abiertos en el mercado que pueden emplearse para crear redes privadas de blockchain

Una de las empresas que más invierte en esta tecnología es IBM, especializada en la creación de sistemas privados de blockchain para diferentes aplicaciones –también hay en el mercado softwares abiertos, como MultiChain e HyperLedger, que pueden ser utilizados por cualquier persona que quiera crear redes para sus negocios. “Tenemos más de 300 productos rastreados y más de 3 millones de operaciones llevadas a cabo en blockchain en la cadena alimentaria de varios países”, dice el informático Percival Lucena, responsable de proyectos en blockchain en el Laboratorio de Investigación de IBM, en São Paulo.

La red de supermercados Walmart es uno de los socios de IBM. Utiliza el sistema Food Trust para gerenciar su cadena de suministro en Estados Unidos. En caso de que los productos estén contaminados, resulta posible saber exactamente de qué región provienen, por dónde pasaron y dónde fueron vendidos. Tan sólo durante las primeras pruebas de la tecnología, Walmart redujo de siete días a, aproximadamente, dos segundos el tiempo de rastreo de los productos.

En Brasil, IBM ha aplicado el Food Trust en un proyecto piloto con el fabricante de alimentos BRF y Carrefour, con el fin de informar a los consumidores sobre la procedencia de los alimentos. El sistema fue testado en 2017, cuando las unidades del supermercado recibieron un lote de una línea de lomos BRF congelados y cuyo envase contenía un código QR (código de barras bidimensional). El código permite acceder a información detallada sobre la mercancía, tal como el nombre del fabricante, la fecha de producción y los datos de transporte desde el lugar de origen hasta el de venta. El proyecto ha evolucionado y se está experimentando una nueva versión del Food Trust en el país. IBM también ha desarrollado una solución de cadenas de bloques para exportadores de productos agrícolas, la red AgTrace, que está siendo testada en Brasil, con alimentos orgánicos y productores de café.

Con sede en São Paulo, la startup Compplied Computation Aplicada, también invierte en aplicaciones de blockchain para su uso en el campo. Una de las soluciones, llamada Corrente, se dedica al rastreo de transacciones financieras en el sector agrícola. “Nuestro objetivo consistió en optimizar los procesos existentes, adoptando un modelo de cadena de bloque que sirviera para validar las transacciones, con el fin de agilizar y disminuir las dudas”, explica el científico informático David Kwast, investigador de Compplied responsable del proyecto.

Documentos como facturas, conocimientos de transporte e informes fitosanitarios y de calidad del producto, ya son elaborados por los miembros de la cadena en su rutina. Con el blockchain se transforman en datos digitales inviolables y se hacen visibles para todos los participantes. Para el ingeniero de software José Ricardo de Oliveira Damico, uno de los fundadores de Compplied, adoptar el uso de Corriente puede agilizar el proceso de adquisición de crédito y seguros en los bancos. “El blockchain facilita la negociación de la producción agrícola, ya que los compradores quieren asegurarse de que el agricultor tendrá recursos para producir en esa cosecha bajo las condiciones contratadas”, dice el ingeniero.

Léo Ramos Chaves Plantación de café en el interior de São Paulo: el blockchain puede facilitar la negociación de la producción agrícolaLéo Ramos Chaves

Apoyada por Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe) de FAPESP, la compañía creó una funcionalidad en Corrente que les permite a los participantes de la red que operen offline, lo que en principio rompería la lógica del blockchain, que es ordenar las operaciones en tiempo real según la secuencia en la que se realizan. Esto es relevante porque los productores rurales no siempre pueden conectarse a Internet inmediatamente para lanzar sus datos. Todavía en marcha, el proyecto podrá ser concluido este año.

Aunque la tecnología blockchain está ganando terreno, algunos desafíos todavía no fueron superados. “Resulta preocupante el alto gasto energético del proceso”, dice el ingeniero informático Lucas Lago, del Centro de Estudios Sociedad y Tecnología de la USP (Cest-USP). La página web Digiconomist ha creado una metodología para estimar el consumo de energía de los mineros en el mundo. En marzo, el sistema calculó que la red bitcoin requería al menos 44 teravatios-hora por año (TWh), equivalente al consumo total de un país como Perú. Según Lago, existen iniciativas tendientes a resolver este problema, tales como cambios en el algoritmo de la cadena de bloques, pero esto sigue siendo un obstáculo a ser superado. Un problema local, según el especialista, son las pocas iniciativas en la formación de recursos humanos para trabajar con la tecnología.

Derecho al olvido
El profesor Marcos Simplício, de la Poli-USP, utiliza un cliché para definir al blockchain: a menudo se trata de una solución en busca de un problema por resolverse. “De las 10 cosas que escucho sobre las aplicaciones del blockchain, nueve no tienen mucho sentido”, sostiene. Para él, varias redes blockchain privadas no tienen ninguna razón de ser, porque entre ellas existe algún tipo de vínculo de confianza, ya que necesariamente se conocen. “En estos casos, serían suficientes las firmas digitales sobre los eventos o un sistema de archivos distribuido para consultar todas las transacciones, descartándose el costoso proceso de minería”, dijo.

Simplício también señala que, en las redes privadas, la decisión sobre la validez de los bloques muchas veces se concentra en una o en un grupo de empresas, corrompiéndose el espíritu original del blockchain, que es la ausencia de una institución centralizadora. Además, la tecnología no necesariamente prescinde de la supervisión humana. “No es posible estar seguro de que una caja de flores contiene, de hecho, ese producto, a menos que una entidad, como un oficial de impuestos de confianza, abra la caja, lo confirme y haga un registro en el blockchain, creando un ‘registro digital’ válido, de un producto real”, dice el profesor de la Politécnica-USP.

Otro tema que le concierne a los usuarios y desarrolladores de la herramienta son las nuevas regulaciones para la protección de datos, como la europea General Data Privacy Regulation (GDPR) y la Ley General de Protección de Datos. Entre otras medidas, establecen el derecho al olvido: el derecho que cualquier persona tiene de que hechos relacionados a su vida privada no estén expuestos al público en Internet ni a ningún otro medio. Con el blockchain no se sabe cómo será esto en la práctica, ya que la información contenida en el sistema no se puede cambiar.

El comercio de criptomonedas
Las negociaciones sobre estos activos digitales no están reguladas y entrañan un alto riesgo

A diferencia del dinero convencional, emitido en papel o acuñado en forma de moneda, las criptomonedas, como bitcóin, litecoin o binance coin, no existen físicamente: son archivos digitales. Y constituyen un activo financiero muy similar a las acciones negociadas en la bolsa, con la diferencia de que las transacciones de compra y venta no pasan a través de una institución reguladora, como el Banco Central, sino que se realizan directamente entre el propietario de la moneda y quién tiene la intención de adquirirla.

Para operar en este mercado, las partes interesadas deben crear una billetera virtual. Para tal es necesario abrir una cuenta en una correduría de criptomoneda. A partir de entonces, todas las transacciones se realizan entre las partes interesadas utilizando la plataforma blockchain, una herramienta que valida y registra las transacciones financieras.

Desde su lanzamiento, el valor del bitcóin, la principal criptomoneda, sufrió una gran oscilación. En marzo de 2019 valía alrededor de 16 mil reales y en diciembre de 2017 alcanzó su pico, 64 mil reales. El precio de las criptomonedas fluctúa en función de la oferta y la demanda, como en el caso del mercado de valores. Debido a que no es un sector regulado, las transacciones son consideradas de alto riesgo.

Proyecto
Desarrollo de un sistema blockchain para el rastreo e intermediación de operaciones y transacciones agrícolas (nº 17/01037-6); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigador responsable José Ricardo de Oliveira Damico (Compplied); Inversión 81.981,91 reales.

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