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Arquitectura

Para repensar la habitación popular

Un proyecto que concibe espacios flexibles, compatibles con el modo de vida moderno

DIVULGACIÓNVista de una de las casas del proyecto: materiales de bajo costoDIVULGACIÓN

Cuando se habla de viviendas populares, inmediatamente se imaginan casas minúsculas, anónimas, dispuestas en una serie monótona en algún terreno de la periferia. La investigación intitulada Habitación Social: Concepción Arquitectónica y Producción de Componentes en Madera de Reforestación y en Tierra Cruda – coordinada por profesores del Departamento de Arquitectura y Urbanismo de la Escuela de Ingeniería de São Carlos, de la Universidad de São Paulo, y del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Federal de São Carlos – procura redefinir los criterios que orientan el proyecto y la construcción de casas de interés social.

El punto de partida fue la constatación de los cambios en la constitución del grupo familiar y en el modo de vida contemporáneo, caracterizados por el desarrollo del trabajo doméstico, por el cambio del perfil demográfico de la población, por nuevas relaciones entre los miembros de la familia y por la gran variedad de perfiles familiares. La investigación cuestiona los espacios de la habitación popular convencional, pensada para la típica familia nuclear, que en las últimas décadas ha perdido terreno a favor de nuevas formas de organización doméstica. La reflexión sobre el espacio doméstico ha llevado a una concepción más flexible del mismo para adaptarse a la coyuntura. La investigación propone casas con grandes espacios, que puedan integrarse, o segmentados, a un costo equivalente al de una casa convencional.

Realizada entre agosto de 1996 y julio de 2000, la investigación comprendió el proyecto y la construcción de dos casas en el campus de la USP, en São Carlos. Contó con el apoyo financiero de la FAPESP, a través del programa de Auxilio a Jóvenes Investigadores en Centros Emergentes, que destinó 129 mil reales a la construcción de casas y al pago de la mayoría de las becas, en tanto que el CNPq concedió algunas becas de iniciación científica. El equipo reunió a 12 profesores colaboradores y alumnos de grado y de posgrado, además de consultores externos. La coordinación fue por cuenta del profesor Marcelo Tramontano, de la profesora Akemi Ino, ambos da USP – São Carlos, y del profesor Ioshiaqui Shimbo, de la UFSCar.

El desarrollo del proyecto giró en torno a cinco áreas de investigación: concepción espacial, estructuras, aberturas, techos y aislaciones. Durante dos años, se realizaron estudios y la producción experimental en talleres y laboratorios sobre los materiales -madera de reforestación, tierra cruda y paja, seleccionados como consecuencia de su bajo costo. Después de varios tests, los materiales fueron siendo integrados a las propuestas tecnológicas para la producción de los componentes de las casas. El proyecto arquitectónico, a cargo de Tramontano, continuó paralelamente. El Grupo organizó talleres, utilizados para divulgar los resultados de la investigación y que funcionaban como obrador experimental de mano de obra.

La investigación enfrentó algunas dificultades. “La principal fue la gestión logística del obrador en el seno de una estructura universitaria. Además, la mano de obra de la construcción civil desprecia esos materiales. Esto demandó un seguimiento mucho más intenso de la obra. Pero acabamos formando dos personas durante esos cuatro años, que actualmente construyen todo lo que necesitamos”, cuenta Tramontano.

Bloque servido
Las dos casas tienen un área total de 54 m² cada una. Poseen dos espacios principales: el bloque de servicios – con equipamientos de baño y cocina – y el llamado bloque servido, sin equipamientos fijos, cuyos espacios pueden ser usados como sala de estar, cuarto y taller. Los dos bloques están conectados por un área central, que tanto puede ser un espacio de encuentro y de circulación como incorporarse a uno de los dos bloques.

“De ese área central se accede a cualquier lugar de la casa, se va a cualquier habitación sin pasar por otra. Tiene una altura total doble en una casa y triple en la otra, y está separada del exterior por un portón. La gente que visitó esas casas y respondió nuestro cuestionario atribuyó varios usos al área central: garaje, salón de ventas, taller, sala o patio. Quien la habita puede modular el espacio doméstico como prefiera, adaptándolo a sus necesidades”, explica Tramontano.

El conjunto formado por el bloque servido, el bloque de servicios y el área central es un sistema espacial. Las dos casas construidas son dos alternativas de agenciamiento de ese sistema, que presenta diversas posibilidades de combinación. Tales variaciones implican también múltiples conformaciones externas, evitando la uniformidad de un conjunto habitacional convencional, extendiendo al aspecto exterior de la casa algo de la especificidad de sus ocupantes.

En el bloque de servicios, las paredes están hechas mediante dos técnicas. La primera es la de tapia, tradicional técnica manual en las construcciones brasileñas – consistente en una mezcla de barro o cal y arena con pedazos y astillas de madera – que fue revista y optimizada. La estructura de las paredes emplea paneles de pino prefabricadas, en lugar del bambú y de los troncos de la técnica primitiva. Fijado a la estructura principal de la casa, el panel es rellenado con tierra cruda mezclada con paja, obtenida del pasto coast-cross.

La adición de paja evita que la pared se raje, como ocurre con la tapia. Después del secado de la tierra, aparecen grietas en la juntura entre las paredes y los pilares, que fueron selladas con una resina a base de aceite de ricino, desarrollada en el Instituto de Química de São Carlos, de la USP. Los revestimientos de esas paredes son de argamasa de tierra cruda, pintada con tinta látex, lo que garantiza un acabado de excelente calidad. El costo del metro cuadrado de este tipo de pared es de alrededor de 27 reales, con mano de obra incluida.

Tierra paja
La otra técnica testeada es la de tierra paja, muy utilizada en los países del norte de Europa como sellador o aislante termoacústico. Para adaptarla a las condiciones brasileñas, se utilizó el pasto coast-cross, adicionado a barro y agua. Esta técnica es sencilla y permite la prefabricación de bloques o de paredes monolíticas en el propio local de la construcción. Los bloques recibieron un revestimiento interno de argamasa de tierra, posteriormente pintada, y tablas en la parte externa. La producción de los bloques es demorada, y exige cuidados en el secado del pasto y el transporte. Su costo es de 45 reales por m², con mano de obra y acabado incluidos. Las paredes monolíticas son ejecutadas más rápidamente, y su costo es de 41 reales el m².

Las paredes del bloque servido son de madera, con una estructura de pino, cerrada internamente con un revestimiento y externamente con tablas. Las piezas estructurales en eucalipto fueron tratadas con el proceso de autoclave, que impide el desarrollo de hongos. Varias posibilidades de aislamiento térmico fueron testeadas en las paredes de madera: colchón de aire, arcilla expandida, mantas de lana de vidrio y placas de poliestireno expandido. El rendimiento y la durabilidad de cada una está siendo medido y solo podrá ser evaluado a largo plazo.

Otro tipo de tabicamiento utilizado es la chapa de fibra de vidrio ondulada. Este material es tradicionalmente usado por los habitantes de viviendas populares para cubrir buena parte del área no construida de sus lotes. Al ser translúcida, la chapa cubre las áreas centrales de las casas, garantizando una generosa luminosidad natural.

Las aberturas fueron hechas experimentalmente en madera de reforestación: eucalipto y pino. La estructura está hecha de vigas y pilares de eucalipto, y se apoya sobre bases de metal, sujetas en fundaciones de hormigón armado, que permiten que las casas sean construidas en cualquier tipo de terreno. Las tejas fueron hechas de residuos de celulosa prensados con brea. Toda la instalación eléctrica e hidráulica es externa, lo que reduce costos. La misma preocupación orienta la disposición de la cocina y del baño: agrupados lado a lado (unidad 002) o superpuestos (unidad 001), se logra reducir drásticamente la longitud de las cañerías.

Nomads
“La unidad 002 fue construida en 1998. A partir de las lecciones extraídas de su construcción, revimos el proyecto de la unidad 001, que fue levantada en 1999, y reformulamos algunas soluciones de la 002. Esa retroalimentación formaba parte del proyecto”, explica Tramontano. Finalizada la investigación, el equipo se dividió en dos grupos: el Nomads (Núcleo de Estudios sobre Habitación y Modos de Vida), de la USP, coordinado por Tramontano, y el Abis, coordinado por la profesora Ino y por el profesor Shimbo.

El Nomads se aboca más a proyectos de arquitectura, y el Abis tiene una connotación más bien tecnológica. Ambos grupos continúan trabajando en las casas: el Nomads estudia nuevas formas de evolución de la distribución interna y el Abis realiza mediciones de aislación térmica.

En la opinión de Tramontano, el espacio doméstico debe pensarse en función del conjunto de la población. “Por eso invitamos a personas de todas las franjas de poder adquisitivo y de varias regiones para hacer una visita a las casas. La mayoría aprobó los proyectos. Los cuestionarios nos permitieron saber detalles sobre algunos aspectos interesantes”.

Los divisores móviles de madera tuvieron buena aceptación por parte la mayoría de los visitantes, pero la parte hecha en chapa de zinc tuvo una masiva reprobación. “El zinc tiene una connotación de precariedad. Entretanto, la madera y la tierra cruda encontraron resistencia solamente entre los visitantes que ganan entre 12 y 20 salarios mínimos, que solo admitirían esos materiales en casas de campo o de playa”, dice.

Los Proyectos
Habitación Social: Concepción Arquitectónica y Producción de Componentes en Madera de Reforestación (nº 95/09716-9); Modalidad Programa de auxilio a jóvenes investigadores; Coordinador Akemi Ino – UFSCar; Inversiones R$ 170.925,00 y US$ 19.000,00

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