Quinientos cincuenta expositores de todo el mundo participaron en octubre del año pasado en la 20ª Intergeo, el mayor evento global del sector geoespacial. Durante tres días, más de 18 mil personas visitaron el evento en Berlín, la capital de Alemania, interesadas en conocer las últimas novedades tecnológicas en las áreas de geoinformación, geodesia y gestión ambiental. Uno de los productos brasileños en exposición fue el BradarSAR 3000, un radar compacto, aerotransportado y proyectado para el mapeo y monitoreo territorial de alta precisión. De fácil instalación y multifuncional, puede acoplarse en aeronaves de pequeño porte para la generación de mapas topográficos, la detección de alteraciones geográficas ‒tales como desmontes, inundaciones, invasiones o procesos erosivos, entre otros‒, el control de fronteras, búsqueda y rescate, vigilancia terrestre y marítima y estimaciones de biomasa. Empresas, organismos gubernamentales e instituciones de 60 países demostraron interés en el radar desarrollado en Brasil. El BradarSAR 3000 es un producto del catálogo de Bradar, una compañía de base tecnológica perteneciente a Embraer Defesa & Segurança, especializada en el desarrollo de soluciones integrales en sistemas de radares para defensa, monitoreo y detección remota.
“El BradarSAR 3000 fue un gran éxito en la Intergeo. El dispositivo es innovador y se lanzó recientemente, con un elevado nivel de sofisticación y sin competidores en el mundo. Creemos que será uno de nuestros principales productos para el mercado externo”, dice João Moreira Neto, director técnico de Bradar. El radar está dotado con la tecnología InSAR (sigla para interferometría por radar de apertura sintética) y opera en bandas de frecuencia X y P. Las ondas de la banda X son reflejadas y difundidas por las copas de los árboles, mientras que las de las frecuencia P penetran el follaje y son reflejadas sólo por los troncos más densos, por lo cual permiten el mapeo por debajo de la vegetación. De este modo, el aparato logra trazar mapas topográficos de selvas densas con alta resolución, además de medir la biomasa forestal. Otra diferencia importante del BradarSAR 3000 radica en su capacidad para operar en regiones cubiertas por nubes, sin pérdida de precisión en el mapeo. “El registro de datos no depende de las condiciones atmosféricas. Y al utilizar dos frecuencias en forma simultánea, nuestro radar posibilita la obtención de imágenes con y sin vegetación, revelando superficies desconocidas, tales como cursos de agua, construcciones clandestinas y otros detalles”, dice Moreira Neto, de 54 años de edad.
Empresa |
Bradar |
Sede |
São José dos Campos, SP |
Nº de empleados |
250 |
Principales productos |
Radares para las áreas de monitoreo territorial, defensa, meteorología y control del tráfico aéreo |
La compañía Bradar fue fundada en 1984 con el nombre de Databus Engenharia, e inicialmente se dedicaba a proyectos de ingeniería electrónica. Poco después, amplió su actividad incluyendo la fabricación de receptores y dispositivos para la recepción de TV vía satélite, bajo la marca comercial OrbiSat. En 2002, la empresa dio comienzo a sus actividades en el área de la detección remota con el desarrollo del OrbiSAR, un radar aerotransportado con características similares al BradarSAR 3000, pero de mayor tamaño y más pesado. Cuatro años más tarde, la empresa pasó al desarrollo de radares para el área de defensa, trabajando en sintonía con el Ejército brasileño. En marzo de 2011, la división de Radares y Detección Remota de OrbiSat fue adquirida por Embraer y modificó su denominación a Bradar. Así, Bradar integra un grupo de empresas adquiridas por Embraer, compuesto por Atech, Harpia, OGMA, Savis y Visiona.
“La venta de una parte de OrbiSat fue un momento crucial para la empresa, porque con esa inyección de recursos pudimos seguir proyectando y desarrollando radares de última generación. En la actualidad, todos nuestros productos presentan un índice de nacionalización de, al menos, un 90%”, comenta Moreira Neto. En 2014, la empresa invirtió alrededor de un millón de reales en actividades de investigación y desarrollo (I&D), la misma cantidad que invertirá este año en ese sector. “Nosotros invertimos en investigaciones y creemos que la innovación es la mejor forma de contribuir al desarrollo y la soberanía de nuestro país”, dice Astor Vasques, presidente de Bradar.
El área de I&D, decisiva para el crecimiento de Bradar, está administrada por un comité integrado por 10 científicos liderados por Moreira Neto, ingeniero electrónico graduado en el Instituto Tecnológico de Aeronáutica (ITA). Luego de graduarse, en 1982, Moreira Neto viajó a Alemania, donde se graduó nuevamente con el título de ingeniero e hizo el doctorado en la Universidad Técnica de Múnich. Simultáneamente, se desempeñó como investigador del Centro Aeroespacial Alemán (DLR, por sus siglas en alemán) y, en 1990, recibió el Premio Ciencia DLR por sus trabajos en el área de radares de apertura sintética, un instrumento capaz de generar imágenes de alta resolución a grandes distancias, en el espacio, por ejemplo. “En 1996, fundé junto a un colega alemán la empresa Aero-Sensing Radarsysteme GmbH, abocada al desarrollo de radares y que recibió premios importantes, entre ellos, el de Empresa Innovadora del Año del estado de Baviera, en 1997. Al año siguiente, figurábamos en el ranking de ‘Las 30 Empresas Más Innovadoras’, confeccionado por el gobierno alemán”. En 2002, de regreso en Brasil, el ingeniero, que vendió su parte, se asoció con el dueño de Orbisat y creó la división radares de la compañía, que daría origen a Bradar 10 años después.
Con un área total de 2.300 metros cuadrados, la empresa está presente en tres municipios paulistas. Campinas alberga el sector de Ingeniería de Radares, mientras que en São José dos Campos, sede de Bradar, se encuentran la presidencia, la división de Detección Remota y el sector de Ingeniería Mecánica. El departamento de Montaje de Radares está ubicado en Barueri, una localidad de la Región Metropolitana de São Paulo. Del total de 250 colaboradores, 180 son ingenieros, 15 tienen título de doctor y 20 son másteres. “Sesenta de nuestros ingenieros trabajan directamente en innovación, mientras que otros 115 se dedican al desarrollo de nuestros productos”, dice Moreira Neto”, destacando que la compañía posee 19 registros de patentes y tres registros de marcas.
Proyectos y versiones
Con el título de bachiller en Ciencia de la Computación otorgado por la Universidad Federal de Itajubá (Unifei), en Minas Gerais, Eurico Vaz Junior, de 34 años, ocupa el cargo de gerente de proyectos en la unidad de São José dos Campos, donde comanda los departamentos de Ingeniería y Mantenimiento de Sistemas y Desarrollo de Software de Detección Remota. “En el transcurso de 12 años de experiencia profesional en Bradar desarrollé un perfil multidisciplinario, desempeñándome en la gestión de proyectos de nuevos productos, administración de operaciones de aeromapeo, coordinación de desarrollo de hardware, software y operación de sistemas de detección remota”, dice. Vaz Junior forma parte del grupo que proyectó y construyó el BradarSAR 3000 y otros dispositivos de la empresa, tales como el Sarvant, un radar de apertura sintética concebido mediante el aporte de recursos de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) para su instalación en un vehículo aéreo no tripulado (vant). También intervino en el desarrollo de nuevas versiones del radar de detección remota OrbiSAR, el radar cartográfico que desde 2002 utiliza la empresa para la prestación de servicios en Brasil y en el exterior (lea en Pesquisa FAPESP, ediciones nº 89 y 149). El mismo está siendo utilizado ahora en un proyecto del Ejército para mapear las últimas lagunas cartográficas de la Amazonia. Previamente, Bradar ha realizado mapeos topográficos con el OrbiSAR para clientes en Italia, Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador.
Más allá del desarrollo de radares de detección remota, Bradar también fabrica, desde 2006, radares de defensa. El pionero fue el radar de artillería antiaérea de baja altura Saber-M60, desarrollado en forma conjunta con el Centro Tecnológico del Ejército (CTEx). El radar rastrea blancos ‒aeronaves clandestinas, por ejemplo‒ en un radio de 60 kilómetros y a una altitud de 5 mil metros, transmitiendo las informaciones en tiempo real a un centro de operaciones de artillería antiaérea. Al ser móvil y liviano, puede transportárselo fácilmente de un sitio a otro. “Con el Saber-M60, Brasil pasó a ocupar un lugar entre los cinco países del mundo que dominan el conocimiento industrial de este tipo de artefactos”, dice Moreira Neto. Las Fuerzas Armadas utilizaron un lote compuesto por 22 de estos radares en la seguridad en los estadios que fueron sede de la Copa Mundial de Fútbol 2014. El dispositivo también se empleó durante la Copa de las Confederaciones y con motivo de la visita del papa Francisco a Brasil, en 2013; y en la Río+20, en 2012.
Un segundo miembro de esa familia de radares, el Saber-M200, con un radio de alcance de 200 kilómetros, ya se está desarrollando y estará listo en este mismo año. “El Saber-M200 será el primer radar multimisión ‒artillería antiaérea, meteorología y aproximación de vuelos en aeropuertos‒ con bajo costo en el mercado internacional. Alemania ya nos solicitó información sobre él”, comenta el director técnico de Bradar. El ingeniero electrónico José de Jesus Capellaro, de 52 años, forma parte del equipo responsable de la creación del Saber-M60 y actualmente se dedica a otro proyecto en el área militar, el sistema de radar secundario S200R. “Se trata de un radar de control del tráfico aéreo proyectado y desarrollado con recursos de la propia compañía, del CTEx, del ITA y de la Finep para la Fuerza Aérea Brasileña (FAB). El mismo, tiene como objetivo interrogar a los transpondedores instalados en las aeronaves, unos dispositivos que proveen informaciones de identificación y altitud. El S200R permite la identificación de aeronaves distantes hasta las 200 millas náuticas, es decir, unos 370 kilómetros”, afirma Capellaro. Ese equipo se encuentra en la fase final de construcción y se le entregará al FAB durante el año próximo.
Pronóstico del tiempo
Entre los proyectos de productos futuros, Bradar se interesa por radares destinados al área de la meteorología. La empresa está construyendo un radar meteorológico dotado con la tecnología now casting, capaz de realizar pronósticos a corto plazo, en períodos de tres a cuatro horas. Se lo bautizó con el nombre de Grade, mide 2 metros de largo por 2 de altura y tiene bajo consumo de energía, y puede instalárselo fácilmente en zonas remotas que no cubren los radares de gran tamaño. Uno de los investigadores participantes en su desarrollo es el ingeniero electricista Eduardo Ribeiro da Silva, de 37 años, graduado en la Universidade Estadual Paulista (Unesp) de Guaratinguetá y que trabajó durante diez años en el desarrollo de circuitos integrados en las empresas Motorola y Freescale. Durante ese período, registró tres patentes resultantes de proyectos, en su mayoría para el sector automovilístico.
Giro rápido
En 2013, Ribeiro da Silva se unió al equipo de Bradar y al año siguiente pasó a coordinar la creación del Grade. “Al final del año pasado, realizamos la integración del radar y, ahora, estamos llevando a cabo el análisis del procesamiento de señales y perfeccionando los datos recogidos”, afirma el ingeniero electricista. “La gran diferencia entre el Grade y los radares meteorológicos convencionales se basa en la sustitución del reflector parabólico por mástiles, una modificación que le permite al conjunto girar a velocidades de hasta 300 rotaciones por minuto (rpm), proporcionando, de esa manera, una rápida lectura de las condiciones del tiempo”.
El grupo de procesamiento de señales de Bradar, responsable de la concepción, implementación y test de los algoritmos de señales con los que están dotados los productos de la empresa, tiene al 70% de los profesionales en el posgrado. El gerente del área, Marco Antonio Miguel Miranda, de 27 años, está graduado en Ingeniería Eléctrica por la Universidad de Campinas (Unicamp), realizó la maestría en la misma institución y, ahora, cursa su doctorado. “Ingresé en Bradar en 2009, cuando todavía cursaba la carrera de pregrado”, dice. “El tema de mi doctorado está relacionado con los radares meteorológicos. Recientemente, dos compañeros de la empresa y yo enviamos una solicitud de patente de protección de una solución tecnológica disponible en el radar meteorológico Grade”. Uno de los integrantes del área de procesamiento de señales es el ingeniero electricista Karlus Alexander Câmara de Macedo, de 41 años. Luego de graduarse en la Universidad de Brasilia (UnB) y obtener el título de magíster en el ITA, viajó a Alemania en 2002 para realizar el doctorado en la Universität Karlsruhe. “Durante ese período ‒hasta 2008‒ trabajé en el Instituto de Microondas y Sistema de Radar del Centro Aeroespacial Alemán (DLR). Ésa fue una experiencia muy enriquecedora a nivel personal y profesional”, dice. De regreso en Brasil, el joven fue contratado por Bradar y pasó a integrar el equipo responsable de la ingeniería de sistemas y señales para los radares de defensa y detección remota. Actualmente, Macedo trabaja en la puesta a punto del radar Saber-M200, revisando su sistema de procesamiento de señal.
Muchos de los nuevos productos y tecnologías que creó Bradar se desarrollan con la participación de universidades. “La Unicamp es nuestra principal colaboradora ‒disponemos de más de 20 becarios en la institución‒, pero también trabajamos con la USP [Universidad de São Paulo], de São Carlos, la Universidad Federal de Ceará y la PUC [Pontificia Universidad Católica] de Río de Janeiro, entre otras”, dice Moreira Neto. “En ocasiones apuntamos a producir localmente ciertos componentes importados con el objetivo de abaratar el costo y dominar la tecnología. Entonces conovocamos a la participación de colaboradores universitarios. Eso es lo que ocurrió recientemente con una placa de procesamiento que está presente en todos nuestros radares. Cada unidad importada costaba alrededor de 34 mil dólares, y un único radar llegaba a requerir 96 de esas piezas. En 18 meses estábamos fabricando nuestra propia placa, ocho veces más potente que la importada y con un costo de una tercera parte de su valor.
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