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Periódicos científicos

Polémica en la biblioteca

Alemania le traba un pleito a una editorial científica para ampliar el acceso abierto a los papers del país y reducir costos

Biblioteca de la Universidad de Gotinga, en Alemania, una de las 60 del país que desde el último enero ya no pueden acceder a las revistas de Elsevier

Tobias Möller-Walsdorf

Las universidades de Alemania entablan una pulseada con la editorial holandesa Elsevier cuyo desenlace puede llegar a alterar el modo de divulgación de los artículos científicos en todo el mundo. El año pasado, un grupo de 150 instituciones educativas y de investigación agrupadas en la Asociación de Rectores de Alemania (HRK, por sus siglas originales en alemán) les propuso un nuevo tipo de contrato a tres grandes editoriales científicas responsables de más del 50% de los presupuestos de sus bibliotecas. En lugar de pagar suscripciones para tener acceso a títulos, las universidades pagarían un canon básico por la publicación de cada artículo y esto garantizaría el acceso abierto e irrestricto en la web a todos los papers firmados por autores alemanes. Las negociaciones prosperaron con las editoriales Springer y Wiley, con las cuales se rubricarán nuevos acuerdos en 2018, pero quedaron en punto muerto con Elsevier, la mayor empresa de periódicos médicos y científicos del planeta, cuyos representantes argumentaron que el modelo propuesto no cubre sus costos.

Los dirigentes de las instituciones alemanas se mantuvieron firmes y 60 universidades no renovaron los contratos con Elsevier a fin de año. A partir de enero de 2017 se quedaron sin acceso a los 2.400 periódicos científicos de la editorial, entre los cuales figuran publicaciones famosas tales como The Lancet, Cell, Neuron y Current Biology. Según datos informados por la empresa, los investigadores de esas instituciones intentaron infructuosamente acceder a 124 mil artículos durante ese mes. No obstante, Elsevier resolvió restaurar el acceso en febrero, proponiendo la reapertura de las negociaciones y formulando una contrapropuesta que, de acuerdo con ellos, contemplaba cifras más ventajosas para las suscripciones y soluciones que posibilitarían ofrecer el 100% de los artículos en acceso abierto. “Lamentablemente, se nos negó la oportunidad de presentar tales propuestas. La HRK cerró el debate manifestando que sólo valía la pena volver a conversar si nos ajustábamos exactamente a sus demandas”, criticó la editorial en un comunicado que publicaron en marzo. Ahora, otras nueve instituciones, entre las cuales figuran las universidades Humboldt y la Libre de Berlín, anunciaron que no renovarán sus contratos con la editorial holandesa que expiran al inicio de 2018. La editorial lo deploró y volvió a pedir la reapertura de las negociaciones: “Somos el socio ideal para ayudar a Alemania en su transición hacia un acceso abierto de manera sostenible”.

Andreas Levers En agosto, las bibliotecas de las universidades Humboldt (arriba) y Libre de Berlín anunciaron que romperán su contrato con ElsevierAndreas Levers

El año pasado, Alemania registró el 5,8% del total de la producción científica indexada del mundo, detrás de Estados Unidos (el 22%), China (el 10%) y el Reino Unido (el 6%) y varios sectores de la comunidad científica tomaron postura al respecto. Durante el mes pasado, cinco científicos del país renunciaron a sus cargos en los comités editoriales de revistas de Elsevier, en solidaridad con la estrategia de las universidades. “Investigadores y revistas científicas mantienen una relación simbiótica y deben tratarse unos a otros en forma justa. La propuesta de las universidades es justa”, le dijo a la revista Science el licenciado en ciencias de la computación Kurt Melhorn, del Instituto Max Planck de Ciencias de la Computación, en Saarbrücken, quien renunció a su cargo de editor en jefe de la revista Computational Geometry Theory and Applications. El meteorólogo Martin Köhler, académico del Instituto de Tecnología Karlsruhe que intervino en las negociaciones en nombre de la Asociación Helmholtz de Centros de Investigación de Alemania, dijo que las instituciones cuyos contratos con Elsevier aún subsisten viene ayudando a aquellas que cortaron sus suscripciones. De igual manera, los científicos compartieron unos con otros las copias de sus artículos. “Se puede sobrevivir sin usar el Sci-Hub”, expresó en el sitio web de la Times Higher Education (THE), haciendo alusión al servicio registrado en las Islas Cocos que facilita copias piratas de millones de artículos científicos.

Según estimaciones de la Sociedad Max Planck, las bibliotecas académicas de todo el mundo gastan 7.600 millones de euros (un monto equivalente a 28.800 millones de reales) en suscripciones para tener acceso a 1,5 millones de nuevos papers publicados anualmente, así como a los archivos de las revistas. Ese es el mercado que está en juego. Otros países con menor poder de negociación aguardan expectantes el desenlace del litigio. La Asociación de Universidades de Holanda entabló en 2015 un pleito similar al de Alemania, pero lo máximo que pudo obtener de la editorial fue una oferta del 30% de los artículos de científicos holandeses en acceso abierto hasta 2018. En Brasil, los responsables del Portal de Periódicos de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) también acompañan el desarrollo de esa disputa. “Trabajamos en conjunto con entidades de Alemania, de California [Estados Unidos] y de Canadá para verificar cómo ellas están renegociando sus contratos”, anunció en junio la coordinadora general del portal, Elenara Chaves Edler de Almeida, según informa el sitio web de la Capes. “Queremos utilizar nuestra capacidad para reformular nuestros acuerdos desde una nueva óptica”. El Portal de Periódicos, que ofrece a investigadores y estudiantes de universidades brasileñas acceso a un conjunto de 38 mil periódicos,  aprobó en 2016 un desembolso de 334 millones de reales para costear las suscripciones y el acceso. De acuerdo con Edler de Almeida, el objetivo de la Capes es reducir el gasto en suscripciones e instituir un programa para financiar la publicación de artículos. “A medida que los contratos vayan caducando pretendemos renegociarlos teniendo en cuenta el volumen de artículos producido por autores brasileños”, informó.

En todo el mundo, las universidades gastan 7.600 millones de euros en suscripciones a revistas científicas

Los alemanes esperan que el litigio se transforme en un punto de inflexión en el proceso que comenzó a mediados de la década del 2000 y, lentamente, está modificando el modelo de negocios de las editoriales científicas. Todo se inspira en el movimiento pro Acceso Abierto, cuya meta consiste en liberar el acceso a la producción científica en la web en forma gratuita para los lectores. Varios países, agencias de fomento e instituciones que financian la ciencia  vienen incorporando la idea de que aquellos artículos científicos derivados de investigaciones financiadas con recursos públicos deben quedar disponibles y gratis para cualquier persona. El año pasado, por ejemplo, la Unión Europea anunció que a partir de 2020 todos los papers producidos por sus estados miembros estarán disponibles en forma libre y gratuita.

Muchas revistas funcionan actualmente en acceso abierto y obtienen financiación cobrándoles tasas de publicación a los autores. Otras operan bajo un sistema híbrido, donde los artículos se encuentran disponibles para los suscriptores, pero el autor puede abonar un canon adicional para que su trabajo se divulgue sin restricciones en el sitio web del periódico incluso antes del lanzamiento de la edición. Esto ha encarecido los costos de publicación. En el caso de Elsevier, ésta adopta el modelo híbrido en sus revistas: las tasas que cobra para la publicación online de un artículo van de 500 a 5 mil dólares por paper, dependiendo del periódico.

Bernd Wannenmacher Biblioteca de las universidade Libre de BerlínBernd Wannenmacher

El vicepresidente de relaciones académicas de Elsevier para América Latina, Dante Cid, sostiene que la transición hacia un nuevo modelo debe negociarse en forma amplia, y no país por país. “Los países europeos están demandando un viraje hacia un modelo de acceso abierto con pago de tasas de publicación por artículo. Pero esa tendencia no se ve en otros países con gran producción científica, tales como Estados Unidos, China y Japón, que todavía adhieren a un modelo tradicional”, sostiene. “Es por eso que adoptamos el sistema híbrido, en el cual el autor, puede si así lo desea publicar un artículo en acceso abierto en el sitio web de cualquiera de nuestras revistas abonando un canon por ello. Además, si pasáramos a operar en acceso abierto cobrando por artículo publicado, limitaríamos el acceso a nuestras revistas a autores de países que no disponen de dinero para pagar tasas o bien, que no desean abonar esos costos para publicar”, dice.

En medio de la transformación, las editoriales adoptaron una estrategia con un pie en el futuro y otro en el pasado. Por un lado, apuestan a nuevos modelos, tal el caso de la propia editorial holandesa, que se tornó proveedora de indicadores sobre la producción científica e invirtió en nuevos negocios, tales como repositorios electrónicos de preprints y servicios en la web para investigadores. Por el otro, tratan de perpetuar algunas de las bases del modelo antiguo. El mes pasado, un consorcio integrado por cinco empresas que publican periódicos y datos con derechos reservados –American Chemical Society, Brill, Elsevier, Wiley y Wolter Kluwer– elevó una notificación al ResearchGate, la mayor red social académica, con 13 millones de miembros, solicitando la remoción de 7 millones de artículos divulgados en perfiles de investigadores que están vulnerando derechos y se encuentran disponibles para su descarga por iniciativa de los autores, pero sin autorización de las revistas que los publicaron. Al mismo tiempo, las editoriales realizaron una presentación legal ante un tribunal de Berlín, donde se encuentra la sede del ResearchGate, solicitando que se tomen medidas para evitar que la red vuelva a divulgar estos tipos de artículos en el futuro.

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