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Investigación empresarial

Química en evolución

Presente en Brasil desde hace casi un siglo, Rhodia invierte en productos sostenibles

ELIANA RODRIGUES/ Rhodia Línea de producción de hilos sintéticos Emana, que pueden estimular la microcirculación cuando se los utiliza en ropasELIANA RODRIGUES/ Rhodia

Una familia de solventes elaborados con base en una fuente renovable –glicerina residual de la fabricación del biodiésel– denominada Augeo, y una línea de fibras textiles llamada Emana, utilizada en ropas y capaz de mejorar la microcirculación sanguínea y retardar la fatiga muscular, son dos de las principales innovaciones nacidas en los laboratorios brasileños de Rhodia. Esta compañía de origen francés, adquirida en 2011 por el grupo químico belga Solvay, está presente en el país desde hace casi un  siglo. En Paulínia, un municipio paulista ubicado a 120 kilómetros de la capital del estado, Rhodia mantiene un complejo de investigación formado por 13 laboratorios, donde trabajan 93 profesionales dedicados directamente a hacer investigación y desarrollo. El Centro de Investigación e Innovación de Paulínia integra la red de 21 unidades del grupo Solvay en el mundo dedicadas a la investigación y el desarrollo (I&D) de nuevos productos y procesos químicos.

“Somos pioneros en el uso de materias primas de fuentes renovables para fabricar productos químicos. En la década de 1940 introdujimos el etanol de caña de azúcar en nuestra cadena productiva”, destaca el ingeniero químico Gabriel Gorescu, director de I&D de Rhodia para América Latina. Recientemente, en 2015, la empresa inauguró en Paulínia el Laboratorio de Biotecnología Industrial (IBL, por sus siglas en inglés), para ampliar el desarrollo de innovaciones ligadas a la química sostenible y apoyar planes de negocios también en otras sucursales de la empresa en el mundo. “El enfoque del IBL recae sobre la investigación de nuevos procesos y moléculas derivadas de biomasa y su transformación en soluciones innovadoras para los mercados en los cuales actuamos”, explica el ingeniero de alimentos Daniel Dias, gerente del IBL.

Empresa
Rhodia
Centro de I&I
Paulínia (São Paulo)
Cantidad de investigadores
93
Principales productos
Hilos y fibras textiles, solventes, insumos para las industrias de plásticos, alimentos, pinturas y neumáticos

Vanguardia textil
Entre los destacados de la cartera de la multinacional se encuentran los hilos y fibras textiles inteligentes como el hilo Emana, creado en 2009, que absorbe el calor del cuerpo humano y lo devuelve bajo la forma de radiación infrarroja (IR). “En el interior de las moléculas del hilo de polímero se introdujeron cristales minerales bioactivos que tienen la propiedad de absorber y reorientar el calor del cuerpo. Normalmente nuestro cuerpo funciona a temperaturas situadas entre los 35 y 36 grados Celsius. Este hilo emite radiación en un determinada longitud de onda electromagnética en forma de calor”, explica el químico Alessandro Rizzato, gerente de relaciones exteriores y captación de recursos de la empresa. “Emana absorbe parte de esas ondas y le devuelve al cuerpo una parte de la radiación en ondas del espectro infrarrojo, que penetran en forma más profunda en el cuerpo y estimulan la microcirculación local, reduciendo la fatiga y el dolor muscular.”

El estudio que caracterizó las propiedades del hilo Emana se realizó conjuntamente entre Rhodia y la empresa KosmoScience, con sede en la localidad de Valinhos (São Paulo), una spin-off creada 2003 en el Laboratorio Interdisciplinario de Electroquímica y Cerámica (Liec) de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en su campus de Araraquara (São Paulo), especializada en investigaciones clínicas en las áreas farmacéutica y cosmética. Se demostró que las ropas confeccionadas con esta fibra aumentan la elasticidad de la piel y disminuyen los signos de celulitis tras su uso continuo durante 30 días. En el segmento de ropas deportivas, el Emana ayuda a los atletas a reducir la fatiga muscular y a obtener una recuperación más rápida. “Sin lugar a dudas, se trata de una tecnología innovadora”, afirma Antonio Carlos Moraes, docente de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Campinas (Unicamp), quien también coordinó un estudio de análisis del Emana por solicitud de Rhodia.

Léo Ramos Chaves Parte del equipo de I&D de Rhodia, encabezado por el ingeniero químico Gabriel Gorescu (el primero a la der.)Léo Ramos Chaves

“El uso de fuentes de infrarrojo para aplicaciones terapéuticas y cosméticas, y como recurso ergogénico [para mejorar el desempeño de los atletas] crece año a año”, explica Moraes. “Las fuentes de infrarrojo normalmente dependen de la electricidad, lo que reduce la movilidad y la portabilidad de este recurso, además de implicar algunas otras complicaciones, tales como la necesidad de contar con un profesional que efectúe su aplicación y el costo de los aparatos.”

El desarrollo de solventes oxigenados Augeo constituye otra línea de productos sostenibles de la empresa. Resultado de un proceso de investigación que se extendió durante tres años, estos productos se lanzaron en 2009 para competir con los tradicionales solventes provenientes de fuentes petroquímicas, tales como los éteres de glicol. La materia prima básica de los solventes Augeo es la glicerina, un subproducto de la fabricación del biodiésel elaborado a partir de aceites vegetales. “Los solventes Augeo se utilizan en las formulaciones de los limpiadores que se emplean en las cocinas y en los baños. Además de la baja huella de carbono [las emisiones de CO2 en el proceso productivo], estos solventes tienen poquísimo olor comparados con otros productos. Normalmente los solventes tienen un olor fuerte y las empresas que fabrican los limpiadores deben usar más fragancias para encubrir los aromas desagradables. Con Augeo, la cantidad de fragancias puede disminuir en la fórmula del producto final”, explica Sergio Martins, gerente de desarrollo y aplicación del área de solventes. Estos productos presentan un buen desempeño en la remoción de la suciedad, cero toxicidad inhalatoria y oral y son biodegradables. Por encuadrarse en la legislación de varios países y con la gran oferta de glicerina existente en Brasil ‒un subproducto del biodiésel‒, Rhodia exporta estos nuevos solventes a Estados Unidos, América Latina, Europa y Asia.

Léo Ramos Chaves Ensayo de tracción del caucho con sílice de alto desempeñoLéo Ramos Chaves

“Desde el punto de vista industrial y de sus aplicaciones, Augeo es un éxito. Fue una importante innovación tecnológica de la compañía”, comenta el químico Ronaldo Pilli, docente del Instituto de Química de la Unicamp. A comienzos de la década de 2000, Pilli fue invitado a integrar el comité científico de Rhodia, que se encarga entre otras cosas de discutir los procesos de innovación. “La empresa fue audaz al crear un posdoctorado interno en el área de química para elevar la masa crítica de sus colaboradores.”

Multiespecialidades químicas
Además de las líneas de fibras textiles y solventes, Rhodia produce en Brasil una gran cantidad de insumos químicos, entre ellos los plásticos de ingeniería que se utilizan en la fabricación de partes de automóviles; especialidades químicas (surfactantes y aditivos) para la formulación de champús, cremas de enjuague para el cabello, jabones líquidos y cremas corporales; acetato de celulosa para filtros de cigarrillos; productos para la formulación de agroquímicos, pinturas, emulsiones y revestimientos; aditivos para la industria de la alimentación y sílice de alto desempeño para la producción de neumáticos considerados verdes, que ayudan a ahorrar combustible y a disminuir las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

La empresa llegó a Brasil luego de la Primera Guerra Mundial, en 1919, con la finalidad de producir para el mercado local el lanzaperfume, un producto a base de cloruro de etilo en forma de spray que genera euforia y excitación en sus usuarios. Presente en el mercado desde finales del siglo XIX, el lanzaperfume llegaba a Brasil por intermedio de importadores y tenía gran éxito durante los carnavales. La construcción de la fábrica empezó al año siguiente, y en 1922, los foliones brasileños pasaron a usar el lanzaperfume nacional en los bailes carnavalescos. Este producto sería prohibido en el país en la década de 1960. A finales de los años 1920, la compañía puso en marcha la fabricación de sus primeros productos farmacéuticos en suelo brasileño e instaló la primera unidad en el sector textil: Companhia Brasileira de Sedas Rhodiaseta, para producir hilo de acetato de celulosa. Rhodia pasó a fabricar fibras artificiales en una época en que el mercado estaba dominado por los hilos naturales, fundamentalmente los de algodón.

 Léo Ramos Chaves Experimento con cultivo de microorganismos para la producción de solventes Léo Ramos Chaves

Marcas y fusiones
Durante las décadas siguientes, la empresa diversificó su cartera y pasó a actuar en otros segmentos del mercado, para convertirse en una de las más importantes del área química en Brasil. Curiosamente, sólo se conocía a la empresa como Rhodia en Brasil y en Alemania, ya que en el resto del mundo tenía el nombre de Rhône-Poulenc, el nombre del grupo en Francia. En 1998, la casa matriz decidió separar sus actividades químicas de las áreas de las llamadas ciencias de la vida (farmacéutica, agroquímica, veterinaria y nutrición animal). De este modo, la parte química quedó con el nombre Rhodia en todo el mundo y el área de ciencias de la vida dio origen a la empresa farmacéutica Aventis. Con esa configuración internacional, la compañía operó hasta 2011, cuando se fusionó con el grupo Solvay, que ya actuaba en Brasil produciendo cloro y PVC. Solvay inició su operación en el país en 1941 a través de Indústrias Químicas Eletro Cloro, con sede en Santo André (São Paulo). “Aun después de la adquisición, Solvay decidió mantener la marca Rhodia en Brasil, en lo que constituye un reconocimiento de su fuerza en el país. Fue un caso único en el mundo”, comenta Gorescu.

El grupo Solvay cuenta con 145 fábricas en actividad en 53 países y emplea a 30.900 personas. Su facturación global en 2015 llegó a los 12.400 millones de euros, de los cuales 900 millones (el 7,3% del total) se obtuvieron con la operación en Brasil, donde la compañía posee nueve fábricas, siete de ellas en el estado de São Paulo (en Santo André, São Bernardo do Campo, Paulínia, Brotas, Itatiba, Taboão da Serra y Osasco), una en Curitiba (Paraná) y otra en Simões Filho (Bahía). La inversión mundial en 2015 en I&D fue de 277 millones de euros, el equivalente a un 2,2% de la facturación. La empresa no da a conocer los valores invertidos en I&D discriminados por país. Anualmente se registran alrededor de 250 patentes relativas a nuevos productos y procesos creados en los centros de investigación e innovación de la multinacional en el mundo.

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