
Los cinco alumnos seleccionados por Braskem que trabajarán en el LNBio son las posdoctorandas Joahana Rincones Perez, la primera contratada en enero de este año, e Inês Lunardi, los doctorandos Maria Carolina de Barros Grassi y Lucas Pedersen Parizzi, y el máster Felipe Galzerani, estos cuatro contratados en octubre. Todos tuvieron becas de Braskem. La perspectiva es que la cantidad de investigadores aumente. “Dentro de dos o tres años, según como avancen las investigaciones, pretendemos contar con 40 investigadores de Braskem dentro del LNBio”, dice Antônio Queiroz, director de tecnología de la empresa. “No teníamos aptitud en biotecnología y la manera de lograrla fue hacer esta asociación con la Unicamp y la FAPESP”, explica Queiroz. Posteriormente, en sinergia con el trabajo desarrollado, Braskem suscribió un convenio también con Novozymes, multinacional danesa que desarrolla enzimas para procesos industriales.
Muy capacitados
Braskem, que recientemente inauguró en Río Grande do Sul una fábrica de eteno derivado de etanol, la materia prima destinada a la fabricación de polietileno, un tipo de plástico de amplio uso en juguetes y utensilios domésticos, pretende invertir cada vez más en química de materias primas renovables. “Ahora estamos invirtiendo en las rutas biotecnológicas. Queremos ser líderes mundiales en química sostenible tanto en productos renovables como en productos petroquímicos [el origen de las materias primas para plásticos] que en la producción empleen menos agua y menos energía, y emitan menos CO2, o que incluso ayuden a capturar ese gas en la atmósfera”, dice Queiroz. Y tiene conciencia de que para llegar a ese nivel necesitan profesionales muy capacitados en el área. “El aspecto de mayor valor de la asociación con la Unicamp y la FAPESP es el relativo a la formación de recursos humanos”, dice.
“Este proceso demuestra que nos encontramos ante un nuevo modelo de interacción universidad-empresa para la generación de tecnología y la contratación de personal calificado. Sabemos que en el mundo la mayor parte de las investigaciones se hace en las empresas, pero una empresa no puede surgir de la nada. Incluso en países como Estados Unidos se empieza en la universidad con las ideas innovadoras”, dice Pereira. Para los contratados, la asociación se transformó en una gran oportunidad de ejercicio profesional. “Siempre quise trabajar en el rubro empresarial y en desarrollo sostenible”, dice la bióloga Maria Grassi, 25 años. Ella defenderá su tesis doctoral en julio de 2011 que tiene como tema la modificación genética de microorganismos para generar polímeros “verdes”.
En el caso de Lucas Parizzi, aún le faltan dos años para presentar su tesis doctoral. Graduado en ciencia de la computación, se especializó en bioinformática. “Yo tenía interés en genética y desde el segundo año de la carrera estudio bioinformática”, dice. En la tesis, abordará la simulación computacional del comportamiento metabólico de microorganismos. “Me vino muy bien esto de ser contratado, ya que mis estudios se alinean con las necesidades de la empresa. De cualquier modo, existe la posibilidad de que cambie el foco del trabajo en el medio del doctorado sin perjudicar los objetivos de Braskem ni los de mi investigación”. Otros alumnos del grupo del profesor Gonçalo Pereira están preparándose para trabajar también en el laboratorio de la empresa en el LNBio. “Tenemos dos maestrandos y dos alumnos de grado que harán su maestría, aparte de dos de iniciación científica, que podrán ser contratados por la empresa para trabajar como investigadores”, dice Pereira.
El proyecto
Rutas verdes para el propeno (nº 07/58336-3); Modalidad Programa de Asociación para la Innovación Tecnológica (Pite); Coordinador Gonçalo Amarante Guimarães Pereira – Unicamp; Inversión R$ 1.139.076,78 y US$ 1.597.197,53 (FAPESP) y R$ 4.000.000,00 (Braskem)