Las clínicas de rehabilitación, una alternativa para el tratamiento de individuos toxicómanos, sirvieron para que James Dubois, docente de ética de la Universidad de Saint Louis, Estados Unidos, desarrollara un programa de recuperación para científicos que cometieron deslices de conducta, pero desean tener una segunda oportunidad. Consciente de que las capacitaciones destinadas a la prevención de la mala conducta científica no son suficientes, Dubois creó el RePAIR (Restoring Professionalism and Integrity in Research), que, tal como una clínica particular convencional, cobra un alto precio a sus clientes: una estadía de tres días cuesta unos 3 mil dólares. El método de recuperación incluye el análisis de los errores cometidos; discusiones sobre medidas para buenas prácticas y, finalmente, se realiza un plan individual de prevención, para evitar una “recaída”. El programa recibió 500 mil dólares del National Institutes of Health. Los críticos argumentan que ese dinero debería utilizarse para financiar mecanismos de educación científica y prevención, en lugar de corregir.
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