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BUENAS PRÁCTICAS

Reprobación inmediata

Un estudio indica que los imputados por acoso sexual pierden más citas que los denunciados por mala conducta científica

Los investigadores denunciados por acoso sexual afrontan una mengua en la cantidad de citas de sus artículos científicos durante los tres años posteriores a las acusaciones. Este declive es más notorio que el que sufren los investigadores imputados de mala conducta científica, como plagio o fraude, según se concluye en un estudio publicado en la revista PLOS ONE. Sus autores, bajo la dirección de Giulia Maimone, de la Escuela de Administración de la Universidad de California en Los Ángeles (EE. UU.), analizaron las citas de 30 científicos. Quince afrontaban denuncias por acoso sexual, como el astrofísico Geoffrey Marcy, acusado de haber tocado y besado a cuatro alumnas, quien dimitió de su cargo docente en la Universidad de California en Berkeley en 2015.

Los otros 15 nombres protagonizaron casos de mala conducta científica: uno de ellos era el experto en nutrición Brian Wansink, despedido de la Universidad Cornell en 2019 cuando se descubrió que manipulaba estadísticas para producir estudios que arribaban a conclusiones curiosas y llamaban la atención de los medios. Se evaluaron las tendencias de citas de los denunciados en los 10 años previos a los escándalos y en los tres años posteriores. Se utilizó como parámetro de comparación el comportamiento de la producción científica de un tercer grupo de científicos: 142 investigadores con un perfil similar al de los acusados, pero que no habían estado involucrados en contravenciones éticas.

La evolución de las citas del grupo de los acosadores registró un declive visible en cifras absolutas y en la comparación con el grupo de control, pero en el caso de los implicados en mala conducta científica, la merma fue pequeña y casi insignificante a nivel estadístico. Maimone declaró a la revista Science que el resultado la sorprendió, porque estimaba que los tramposos sufrirían un impacto mayor. A su juicio, una explicación para este hallazgo podría ser que los denunciados por acoso sufrirían una reprobación moral inmediata, en tanto que los que violaron la integridad científica tardarían en perder citas porque las averiguaciones pueden dilatarse.

La editora en jefe de la revista Accountability in Research, Lisa Rasmussen, le dijo a la revista Science que es posible que exista una percepción en la comunidad científica de que hay más recursos para sancionar a los defraudadores, como la retractación de sus artículos, que en los casos de los acosadores sexuales, por lo que no citarlos sería una forma de tratar de equilibrar la balanza. Susan Feng Lu, de la Universidad de Toronto, en Canadá, tiene otra hipótesis. Según ella, los acusados de conducta sexual inapropiada habían recibido más citas en los años previos a las denuncias que el grupo de control y la reacción puede haber sido más acentuada contra ellos porque eran famosos y prestigiosos.

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