Después de casi dos décadas de intensa competencia, dos megaconsorcios internacionales de universidades e instituciones de investigación decidieron unir fuerzas en mayo de este año en pro de un objetivo común: convencer a la National Science Foundation (NSF), una de las principales agencias de fomento a la investigación científica de Estados Unidos, a invertir fuertemente en sus proyectos astronómicos. Sin dinero para terminar sus supertelescopios, previstos para entrar en operación durante la próxima década, el Giant Magellan Telescope (GMT) y el Thirty Meter Telescope (TMT) –cuyas sedes administrativas quedan ambas en la ciudad californiana de Pasadena y distan 8 kilómetros la una– están alineando sus objetivos científicos para buscar conjuntamente la financiación del gobierno de Estados Unidos. Con un costo estimado de 1.000 millones de dólares, el GMT está construyendo su telescopio de 24,5 metros en Chile. Con un valor más alto, de 1.400 millones, el TMT está más atrasado. No ha definido aún el lugar en el hemisferio Norte donde se emplazará. Inicialmente sería en Hawái, pero tal vez el proyecto tenga que redestinarse hacia las Islas Canarias.
Desde hace un año y medio como presidente del consorcio GMT, que es coordinado por los Observatorios Carnegie, el físico estadunidense Robert Shelton ha sido una figura clave en ese proceso de acercamiento de los dos proyectos. Con tránsito por la Universidad de California y en el Instituto Tecnológico de California (Clatech), que son las instituciones que coordinan el TMT, Shelton se dedica a estrechar los lazos de los equipos científicos y administrativos de los telescopios. Otra de sus funciones consiste en visitar a los socios del GMT para explicar los avances del proyecto y, más recientemente, la nueva relación con el TMT. Y estuvo en São Paulo a principios de agosto para visitar la sede de la FAPESP, uno de los socios del GMT, y conocer a la comunidad paulista de astrofísicos, que tendrá el 4% del tiempo de observación del telescopio. Luego tendría encuentros con científicos Porto Alegre y Río de Janeiro. “Quiero conocer el punto de vista de los investigadores brasileños”, expresó el físico, entrevistado días antes de desembarcar por primera vez en Brasil.
¿Cómo empezó el acercamiento entre el GMT y el TMT?
Los dos proyectos trabajaron en simultáneo durante muchos años y tienen sede en Pasadena, California. El TMT está en el Caltech y el nuestro en el Carnegie. Concomitantemente, estas dos organizaciones colaboran y compiten. Tanto la colaboración como la competencia pueden ser positivas. Mi formación está inicialmente más conectada a la Universidad de California [hizo su doctorado en el campus de San Diego], aliada del TMT. Soy físico de la materia condensada, pero mi primera conexión con la astronomía ocurrió cuando integré el consejo directivo del telescopio Keck, en Hawái, vinculado al Caltech y a la Universidad de California. Tengo, por lo tanto, familiaridad con los actores principales del TMT. También estuve en el consejo de otros telescopios y en el de Hubble. Desde que llegué al GMT, mi interés ha sido el de que los dos proyectos se apoyen. Es un gran atractivo para la comunidad de astrónomos de Estados Unidos tener acceso a un supertelescopio en el hemisferio Sur y otro en el Norte. Desde hace un año, los líderes de los consejos de ambos proyectos vienen conversando. Ahora hay un nuevo ingrediente: la posibilidad de financiación federal para los dos telescopios.
Léo Ramos ChavesEsa posibilidad también existía en el pasado…
Sí, pero creo que cuando eso ocurrió los dos proyectos no eran tan compatibles. En esa época, cada uno buscó financiación a su manera. No hay nada de malo en esa estrategia. Pero puede haber puesto al gobierno federal en una posición difícil, de tener que elegir a una u otra propuesta para financiar. Ahora estamos de acuerdo que tenemos que trabajar juntos por el bien de la astronomía.
¿La falta de dinero para terminar ambos proyectos fue el factor determinante para que la colaboración ocurriera?
En efecto, aunque esa situación no es nueva. No puedo hablar en nombre del TMT, pero los dos proyectos siempre han estado buscando fondos para concluir sus telescopios. Lo que cambió es que ahora ellos se ven más como complementarios que como competidores.
¿Fue un error haber iniciado dos proyectos de supertelescopios en Estados Unidos?
No sé cómo contestar esa pregunta. Creo que en su momento había razones para creer que habría fondos suficientes en Estados Unidos y en los países aliados para avanzar con los dos proyectos, que usan tecnologías distintas de observación.
Recaudamos hasta ahora 520 millones, más o menos la mitad del presupuesto previsto para el GMT
El GMT y el TMT se encuentran en fases diferentes de desarrollo. ¿Cada proyecto va a pedir la misma suma de dinero a la NSF?
Todavía no hemos redactado la propuesta conjunta. Debe darse una secuencia de eventos para que lo hagamos. La primera tarea es encontrar proyectos científicos importantes que solo podrán perseguirse si tenemos los dos telescopios. Necesitamos formular una sólida propuesta científica para presentarla al decadal survey de astronomía de la Academia Nacional de Ciencias [la planificación en la que se decide cuáles proyectos serán prioritarios y apoyados por la comunidad científica para recibir la financiación de las agencias científicas de fomento en la próxima década]. Armamos un grupo de organización con gente nuestra del GMT, del TMT y del National Optical Astronomy Observatory [Noao], representando a la NSF. Estamos teniendo encuentros cada tres semanas, en nuestras oficinas o en las del TMT.
¿Cuánto tiempo tienen para hacer la propuesta y entrar al decadal survey?
Quisiéramos presentar nuestra propuesta durante la primera mitad de 2019. Luego, habría todavía un año de trabajo sobre ella. Esperamos que las recomendaciones de la decadal survey se divulguen en enero de 2021. Si conseguimos fondos del gobierno federal, esos recursos estarán disponibles probablemente en 2023. Es un proceso largo. Pero, por supuesto las cosas pueden cambiar a mitad de camino. En paralelo a la defensa científica de los telescopios, tenemos que presentar una propuesta financiera, o sea, cuánto dinero vamos a pedir. Honestamente, no tenemos en este momento un número cerrado. Pero será algo del orden de cientos de millones de dólares. En principio, cada proyecto deberá pedir la misma cantidad de dinero y probablemente la usará de formas distintas. Nuestras necesidades pueden ser diferentes de las del TMT. Debo dejar claro que, durante todo ese proceso de discusiones para formular una propuesta científica conjunta, estamos escuchando a nuestros aliados internacionales, como la FAPESP. Nos hace falta esa perspectiva externa para que el GMT sea un éxito.
Si la NSF no financia los telescopios, ¿existe un plan B?
Recaudar más dinero, probablemente, de fuentes privadas. De todas formas, tendremos que acercarnos al momento de la primera luz del telescopio [el comienzo del funcionamiento] casi solos, sin el dinero de la NSF. Queremos la alianza con la NSF no solo porque ellos tienen el dinero. Claro que eso es importante. Pero si la NSF entra al GMT, el telescopio podrá ser usado por astrónomos que actualmente no están vinculados a las instituciones de nuestro consorcio. Eso hará que las personas con grandes ideas puedan usar el GMT para fines antes no pensados.
¿La alianza con el TMT cambia la relación del GMT con los socios internacionales?
Hemos sido muy cuidadosos en el sentido de asegurar que se respete la participación de nuestros aliados internacionales. No solo por el dinero que han invertido, sino también por la contribución científica dada al proyecto. Si la NSF nos da una cantidad significativa de dinero, ellos van a querer tener el control sobre una fracción del tiempo del GMT. Si nos dan, por ejemplo, el 25% del total del costo, nos van a pedir el 25% del tiempo. Eso no es un problema para nosotros. Todavía no hemos distribuido todo nuestro tiempo de observación. Lo que podría tener impacto sobre todos es el hecho de que aumentara el valor del GMT. Entonces, los 40 millones de dólares que está invirtiendo la FAPESP en el proyecto, que actualmente equivalen al 4% de nuestro tiempo de observación, se podrían transformar en un 3% si el valor del telescopio subiera a, digamos, 1.200 millones de dólares. Pero hay otro tema que considerar. Quienes entraron tempranamente al proyecto están más protegidos que quienes entraron más tarde. Los aliados internacionales han puesto dinero al inicio del proyecto, en un momento en el cual el riesgo de invertir era más grande. No podemos sencillamente adoptar ahora la regla de la proporción para quienes apoyaron el proyecto desde el principio. Esa visión no va a cambiar. Un cambio en esa directriz tendría que ser aprobado por todos los aliados. No me imagino que alguien quiera alterar ese aspecto. Por ese motivo, resulta importante ser uno de los socios fundadores del GMT. Los astrónomos de São Paulo tendrán tiempo de observación en razón de la alianza con la FAPESP. Los de Estados Unidos que no estén asociados a las instituciones fundadoras tendrán que pedir tiempo a la NSF y podrán conseguirlo o no.
¿Cuánto dinero ha recaudado el GMT hasta ahora?
Alrededor de 520 millones de dólares, más o menos la mitad del presupuesto previsto. Pero mi experiencia en el consejo de telescopios me ha enseñado que los astrónomos siempre pueden gastar más. Lo digo como un elogio. Ellos siempre piensan en nuevos equipamientos, nuevos softwares de análisis. Sabemos que necesitamos más dinero.
¿Cuál es el cronograma de desarrollo del GMT?
Estamos en un período de grandes progresos técnicos. El primero de los siete espejos del GMT está listo. El segundo está casi listo y llegamos a esta etapa mucho más rápido que en el caso del primer espejo. O sea, estamos aprendiendo. Tenemos el vidrio necesario, 40 toneladas, para hacer el séptimo espejo. Esa situación reduce nuestro riesgo. Estamos en este momento terminando el diseño del armado [la estructura le que da soporte y mueve el telescopio] que va a costar 100 millones. En el lugar donde se ubicará el GMT, en Chile, ya tenemos electricidad, agua, carreteras e internet. Si seguimos a ese ritmo, el telescopio debería empezar a funcionar con los cuatro primeros espejos, en 2014. Así, ya será el mayor telescopio del mundo en funcionamiento. Cuando los demás espejos estén terminados, los añadiremos al telescopio. En este momento, nuestro cronograma prevé que los siete espejos estén operativos en 2027.
¿Cuáles serán los primeros objetivos científicos del GMT?
Uno de los primeros será el estudio de los exoplanetas. Muchos de esos planetas fueron descubiertos en los últimos años, algunos parecidos a la Tierra y situados en la zona habitable de sus sistemas. Actualmente sabemos tan solo que esos planetas existen, pero no tenemos la capacidad de recolectar luz suficiente para estudiar cómo es su atmósfera. No tenemos cómo saber si tienen moléculas de oxígeno, de vapor de agua, de metano, todos esos elementos químicos que creemos que son las firmas de la vida. Con cuatro espejos funcionando, creemos que el GMT tendrá como hacerlo, aunque no de forma tan eficiente como cuando tengamos siete espejos. El TMT y el E-ELT [el proyecto europeo que prevé la construcción durante la próxima década de un supertelescopio de 39 metros en Chile] también van a estudiar los exoplanetas.
¿Qué otros temas serán prioritarios?
Los estudios sobre el crecimiento de las galaxias y de los agujeros negros, cuestiones cosmológicas. Eso será muy importante para la llamada astronomía multimensajera. Nuestra localización en Chile es muy valiosa. Estamos al lado del mayor telescopio sinóptico del mundo [el LSST], que empezará a funcionar en 2023 ó 2024. El LSST hará todas las noches un mapeo de todo el cielo y, cuando registre cambios significativos, estaremos allí al lado de ellos para ver en detalles esas alteraciones con el GMT. Cuando tengamos todos nuestros equipos instalados, podremos mirar bastante hacia atrás en el tiempo, hacia el comienzo del Universo. El GMT funcionará durante al menos 50 años. Con el tiempo, nuevos instrumentos y software estarán acoplados y el telescopio mejorará cada vez más.
¿Cuál es su expectativa con relación al aporte de la comunidad astronómica de São Paulo para el GMT?
Esperamos ideas brillantes sobre cómo usar el GMT para producir la mejor ciencia posible. Estamos agradecidos por el apoyo económico de la FAPESP. Sabemos que ese soporte no es sencillo ni fácil para ninguna institución. Esperamos que los astrónomos de São Paulo colaboren con sus colegas asociados a los demás aliados del GMT. Queremos contar con distintas visiones en nuestro proceso de toma de decisiones. Cuando entré al GMT, me comprometí a visitar a todos los socios. Considero importante conocer a los astrónomos brasileños, entender sus puntos de vista y sus prioridades, y transmitirles las últimas informaciones que tengo sobre el telescopio. Me gusta hacerlo personalmente, cara a cara.