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Difusión

Semillas de conocimiento

São Paulo tiene un nuevo museo que divulga la ciencia en forma lúdica e interactiva

Catavento8Eduardo CesarEl centro de la capital paulista cuenta ahora con un espacio para la difusión de la ciencia y el conocimiento. Se trata del Espacio Catavento, que ofrece al público 250 instalaciones dispersas por un área de 8 mil metros cuadrados. Instalado en el Palácio das Indústrias, una imponente construcción erigida en la década de 1920 en el Parque D. Pedro II, que ya fue sede de la Legislatura, de la Secretaría de Seguridad y de la Municipalidad, el museo echa mano de la interactividad por medio de videos, paneles y maquetas como manera de acercar a niños y jóvenes a la ciencia y la tecnología de manera lúdica. Fruto de una asociación entre las secretarías de Estado de Cultura y de Educación, este espacio recibió una inversión pública de 14 millones de reales y es administrado por una organización social. El objetivo es instigar, provocar, crear una sensación nueva en los visitantes, explica el secretario estadual de Cultura, João Sayad.

Cada una de las cuatro secciones tiene una entrada independiente. Como se trata de una exposición de gran porte, que puede llevar hasta un día entero para ser contemplada en profundidad, la idea es dividir el paseo en varias visitas, sin que los contenidos se repitan. En la sección Universo, decenas de fibras ópticas simulan el cielo de una noche estrellada de inverno en São Paulo. Los visitantes se acomodan en banquetas mullidas y, con la ayuda de monitores, hacen el reconocimiento de las constelaciones utilizando una carta celeste. También es posible tocar el fragmento de un meteorito encontrado en Argentina, que cayó a la Tierra hace alrededor de 6 mil años; vislumbrar una maqueta de 1,2 metro de diámetro que muestra detalles del Sol repleta de rugosidades o pisar una reproducción de la primera huella del hombre en la Luna, inmortalizada por el astronauta Neil Armstrong, en 1969. En un ejercicio que asocia astronomía y geografía, es posible apretar las estrellas que componen la bandera de Brasil y saber a qué estado representan.

En tanto, en la sección Vida, hay un acuario de agua salada, con anémonas, corales y peces carnívoros y venenosos, una instalación con 700 mariposas amazónicas cedidas por el Museo Paraense Emílio Goeldi y un espacio donde los visitantes pueden  seleccionar pájaros en una pantalla de computadora y oír sus cantos con auriculares. En la sección Ingenio se destacan el generador de Van der Graaf, que deja los pelos erizados de quien lo toca, un globo que se levanta del suelo y una sala dedicada a ilusiones ópticas. Un prisma muestra la descomposición de la luz blanca en los siete colores que vemos en el arco iris. Por último, en la sección Sociedad, se encuentra el Salón Azul, un espacio que fue preservado acorde con el proyecto de restauración realizado por Lina Bo Bardi en 1992. Se trata de la parte más interactivo del museo, con juegos de preguntas y respuestas con temas actuales; el panel Portinari, en el cual con la ayuda de un pincel con un sensor infrarrojo el visitante pinta la pared, revelando obras del pintor e informaciones sobre sucesos históricos, además de la galería de personajes históricos, donde el visitante escala una pared y se acerca a retratos de figuras como Gengis Khan, Julio César y Gandhi, que cuentan hechos de sus biografías. El Catavento es una verdadera escuela viva, que ayuda a comprender de qué manera funcionan las cosas, y no sólo es para los chicos, sino para todos los que quieran entender más sobre el mundo de la ciencia, afirma Sergio Freitas, uno de los mentores del museo y presidente del consejo de administración de la organización cultural Catavento Cultural y Educativa.

Algunas de las instalaciones interactivas pueden manipularse sin ayuda, en tanto que otras requieren de guías. Educadores y monitores organizan juegos, demuestran experimentos de química o ayudan a manipular los artefactos que comprueban las leyes de la física. Un auditorio con 180 lugares está preparado para ser sede de conferencias y cursos.

La iniciativa aprovecha una serie de experiencias exitosas. Una parte de la Exposición Darwin, exhibida en el Museo de Arte de São Paulo en 2007, fue acondicionada en la sección Vida. La Fundación Facultad de Medicina suministró las estructuras del cuerpo humano en imágenes tridimensionales de la instalación Hombre Virtual. En el espacio Nanoaventura, filial de la exposición interactiva de nanociencias y nanotecnología ideada por investigadores de la Universidad Estadual de Campinas y del Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (LNLS), los visitantes realizan una competencia de conocimiento y agilidad al respecto de microorganismos y objetos minúsculos. El museo contó con el apoyo de otras instituciones, tales como el Instituto de Astronomía de la Universidad de São Paulo (USP), que suministró materiales y apoyo técnico para toda el área del Universo, la Escuela Politécnica de la USP, que creó el Paseo Digital, un viaje en tres dimensiones por los paisajes de Río de Janeiro, o el Instituto Kaplan, responsable de la instalación sobre embarazo en la adolescencia y las enfermedades sexualmente transmisibles.

La exposición es recomendada para niños a partir de los 6 años, pero personas de todas las edades pueden divertirse y aprender. Solamente la instalación sobre sexualidad, en la sección Sociedad, es para mayores de 13 años. El principal público al que se destina lo constituyen los 8 millones de estudiantes de la red estadual de enseñanza. El espacio integra el programa Cultura es Currículo, de la Secretaría de Educación, volcado a democratizar el acceso de docentes y alumnos de las escuelas públicas a los bienes culturales y diversificar las situaciones de aprendizaje. Se estima que al menos un millón de estudiantes visitará la exposición en su primer año de existencia. Es un número grande, pero la educación siempre tiene demandas mucho mayores que las que nosotros somos capaces de atender, dice el secretario João Sayad. Según él, la inspiración del Catavento surgió de espacios como la Ciudad de las Ciencias y la Industria de París La Villette, el mayor centro de exposiciones de ciencias naturales del mundo.

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