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TRAYECTORIAS

Sin lugar para las científicas

La falta de apoyo y un ambiente hostil resultan claves en el escaso interés de las mujeres por las áreas Stem

Anita Prades

Las mujeres que inician un doctorado en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (Stem, en inglés) registran una propensión a terminar sus investigaciones un 12% menor en comparación con los varones. Esa es la conclusión que se desprende de un estudio que llevó a cabo el Departamento Nacional de Investigaciones Económicas de Estados Unidos (NBER, por sus siglas en inglés) que implicó un análisis de los datos de 2.541 estudiantes que ingresaron en 33 programas de posgrado en seis universidades del estado de Ohio, entre 2005 y 2009. Los resultados también indican que la probabilidad de que ellas concluyan el posgrado se incrementa en hasta 1 punto porcentual por cada aumento de un 10% en la proporción de mujeres que inician un doctorado en algunas de esas áreas.

Estos hallazgos parecen encontrarse alineados con otros datos, como los que divulgó en 2017 la ONU Mujeres, una entidad de las Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento femenino. En el estudio Cracking the code: Girl’s and women’s education in science, technology, engineering and mathematics, se comprobó que el 74% de las mujeres sienten interés por la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. Sin embargo, tan solo un 30% de ellas se convierten en investigadoras en esas áreas. Para aquellas que ingresaron al mercado laboral, los datos apuntan que el 27% sienten que no están evolucionando en sus carreras, mientras que un 32% desisten en el curso del año posterior a su graduación.

Un estudio efectuado en Australia en 2016 por el Departamento de Innovación, Industria, Ciencia e Investigación del gobierno constató que tan solo el 16% de los profesionales que se desempeñan en las áreas Stem son mujeres, de las cuales el 31% piensan en dejar su trabajo en un plazo de cinco años. De acuerdo con datos de la Sociedad de Ingenieras del país, más de la mitad de las mujeres que ingresan en esas áreas abandona la carrera en el término de una década.

Las áreas Stem representan uno de los sectores de la economía y del mercado laboral con mayor crecimiento en el mundo, según informa la física Márcia Cristina Bernardes Barbosa, profesora titular del Instituto de Física de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (IF-UFRGS), quien desde hace al menos 15 años estudia la subrepresentación de las mujeres en esas áreas. En Brasil, si bien ellas son mayoría en las universidades, la implicación femenina es incipiente. Las diferencias de género en la educación, palpables desde la enseñanza básica, se tornan más evidentes en los niveles más altos de la educación. El informe de la ONU hace hincapié en que las chicas comienzan a perder interés por las áreas Stem ni bien entran a la escuela. Esta tendencia se acentúa en la enseñanza media, de manera tal que, actualmente, en la educación superior, las mujeres representan tan solo el 35% del total de matriculados en las carreras Stem en todo el mundo.

En el estudio recientemente divulgado por el NBERT se analizó al ambiente de los programas de doctorado en las áreas Stem y su contribución a la desigualdad de género. No se identificaron evidencias de que el desempeño académico de las estudiantes o las dificultades financieras contribuyan al mantenimiento de la subrepresentación de las mujeres en esas carreras. Para Bruce Weinberg, docente de economía en la Universidad Estadual de Ohio, en Columbus, y uno de los autores del trabajo, el problema parece subyacer en el hecho de que las carreras están compuestas mayoritariamente por varones, lo que contribuiría para la instauración de un ambiente hostil para las mujeres, que en muchas ocasiones implica acoso sexual, humillación, menosprecio o rechazo a las ideas manifestadas, por ejemplo, en reuniones de laboratorio. Según sus propias palabras en la revista Science, no sería extraño que tales situaciones contribuyan para que las estudiantes rehúsen el contacto social.

La directora del Programa de Estudios sobre Mujeres, Género y Sexualidad de la Universidad de Maine, en Estados Unidos, Susan Gardner, quien no participó en el estudio elaborado por el NBER, adhiere a esa misma línea de pensamiento. Al comentar los resultados del trabajo en una entrevista que le concedió a la revista Science, ella explica que las estudiantes abandonan las carreras debido a factores que no se relacionan con su capacidad intelectual, sino por discriminación y falta de apoyo, confianza y escasez de modelos femeninos en áreas con baja representación de mujeres.

A las mujeres todavía se las considera desprovistas de las habilidades que se consideran necesarias para la producción de conocimiento científico, dice Márcia Barbosa

En Brasil, el debate sobre la participación de las mujeres en las áreas Stem también despierta la atención de los investigadores. Ese es el caso de Márcia Cristina Bernardes Barbosa, de la IF-UFRGS. Desde hace casi dos décadas ella desarrolla estudios con el propósito de analizar los obstáculos que dificultan o incluso impiden una mayor participación de las mujeres en esas áreas del conocimiento. En uno de sus trabajos, que llevó a cabo en forma conjunta con la socióloga Betina Stefanello Lima, analista de coordinación de programas académicos del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), luego de analizar datos del Censo de la Educación Superior de 2010, constató que las mujeres son mayoría en 15 de las 20 carreras de grado con mayor número de graduados recientes.

“Además, también son mayoría entre los alumnos de las universidades brasileñas y ya suman alrededor del 50% de los docentes en las instituciones públicas, según ese mismo censo”, subraya Barbosa. “Sin embargo”, explica ella, “ese crecimiento no se distribuye en forma homogénea entre las distintas disciplinas. La proporción de mujeres en las áreas de Stem es muy pequeña y va disminuyendo geométricamente a medida que avanzan en la carrera”.

Al analizar a los becarios de producción en investigación (PQ) del CNPq entre 2001 y 2011, en las áreas de física y medicina, ellas notaron que el porcentaje de mujeres en el nivel más básico de física, PQ-2, es del 10%. Esa cifra cae al 5% en el nivel PQ-1A, reservado para los investigadores que demuestran excelencia prolongada en la producción científica y en la capacitación de recursos humanos. Lo mismo se aplica para el caso de la medicina. El porcentaje de mujeres llega a casi un 40% en la categoría PQ-2, pero también desciende a la mitad (un 20%) en la PQ-1A.

Márcia Barbosa, hasta hoy la primera y única mujer en coordinar el comité de física y astronomía del CNPq, comenta que se acostumbró muy pronto a ser minoría en el salón de clases. “En una división con 40 alumnos, tan solo éramos 4 mujeres. Al finalizar la carrera, en 1981, yo fui la única en recibirme”. Eso fue lo que la incitó a desarrollar investigaciones sobre las disparidades de género. En uno de sus estudios más recientes, que salió publicado en agosto de este año en la revista Anais da Academia Brasileira de Ciências, ella y otras científicas del IF y de la Escuela de Ingeniería de la UFRGS analizaron el perfil de los directivos de la Academia Brasileña de Ciencias y constataron que de los 518 miembros, 449 son varones. En el campo de la física y astronomía, las mujeres suman tan solo el 6% de los participantes, al tiempo que entre los científicos en la cumbre de su carrera ellas representan alrededor del 5%.

“A las mujeres aún se las considera desprovistas de las habilidades que serían necesarias para la producción de conocimiento científico”, comenta Barbosa. “No resulta extraño que se enfrenten a prejuicios que se basan en los estereotipos que las definen como sensibles, emocionales, sin aptitud para el cálculo o para la abstracción”. Algunos países están comenzando a invertir en el desarrollo de estrategias de inclusión. El Ministerio de Ciencia de Canadá, por ejemplo, lanzó en el mes de febrero de 2017 la campaña Choose Science. El objetivo es brindar estímulo a las mujeres para que conozcan mejor y puedan optar por las áreas Stem. La Academia Australiana de Ciencias también está generando un plan para que, en el plazo de una década, aumente el compromiso y la participación de las mujeres. Organizaciones tales como Girls Who Code, Engineer Girl, Girls Can Code y @IndianGirlsCode, son algunos ejemplos de iniciativas para empoderar a las niñas y mujeres a que exploren esos campos del conocimiento.

En Brasil, ese movimiento aún es incipiente. Uno de los casos más conocidos es el del proyecto Chicas en la Ciencia, una actividad de extensión del IF-UFRGS que se lanzó hace cinco años con el objetivo de atraer jóvenes para las carreras en Stem y estimular a las mujeres que ya eligieron esas carreras a perseverar y convertirse en agentes del desarrollo científico y tecnológico de Brasil.

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