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Emprendimiento

Sintonía de mercado

Incubadoras invierten en creatividad para impulsar empresas tecnológicas

pag1ESTEVAN PELLIEn los más diversos ambientes, de gabinetes gubernamentales a laboratorios de investigación, pasando por las aulas, las empresas de base tecnológica o los pequeños círculos del mundo académico, se repite la frase casi como un mantra: para llegar a ser un país desarrollado, con una economía dinámica, Brasil tiene que invertir en innovación, destinando más recursos a las actividades de investigación, desarrollo y apoyo a la creación y al fortalecimiento de empresas de base tecnológica. Un ambiente innovador mejora el nivel de competitividad de las empresas, ayuda a la conquista de nuevos mercados, aumenta la generación de empleos de calidad así como de las oportunidades de rentas. El resultado final es el crecimiento de la riqueza nacional y la mejora en la calidad de vida de la población. A pesar del pensamiento unánime, los datos reales muestran que los resultados actuales aún son tímidos pues China, India y Rusia, países compañeros del “Bric”, el bloque de naciones emergentes de gran potencial económico, superan el desempeño de Brasil en el área de patentes e innovación empresarial.

“La tarea de transformar buenas ideas en productos exige sensibilidad, intuición, determinación y cualificación, pero, sobre todo, conocimiento en gestión empresarial”, destaca Cláudio Rodrigues, presidente del Centro de Innovación, Emprendimiento y Tecnología (Cietec), de São Paulo, el mayor polo incubador de empresas de base tecnológica del país. “Desde el punto de vista del emprendedor, uno de los principales desafíos es justamente saber hacer el camino inverso: tener buenas ideas después de identificar demandas reales de mercado. No sirve de nada tener una gran idea, e incluso conseguir desarrollar un buen producto,  si el mercado no lo pide o no está preparado para absorberlo”, dice Rodrigues.

Un actor con papel destacado para impulsar la innovación en el país es el grupo de las micro y pequeñas empresas que hoy representa más del 90% de los cerca de 6 millones de establecimientos formales en Brasil. Ellas generan 14 millones de empleos y participan con cerca de 25% del PIB nacional. “En ese universo, aquellas empresas identificadas como de base tecnológica se entienden como locus o una posición privilegiada para apoyar el crecimiento de la innovación y, consecuentemente, de la competitividad empresarial”, dice Rodrigues. Según él, a pesar de ese potencial, sólo 15% de las micro y pequeñas empresas brasileñas implementan innovaciones regularmente en sus productos y servicios. Una de las formas de ampliar la innovación en esas empresas de base tecnológica en el país, adoptada recientemente en algunas incubadoras, es extender su actuación, en especial a los procesos de incubación y post-incubación, también a las empresas no alojadas en sus dependencias. Esas empresas “no alojadas”, normalmente instaladas en sedes propias, a pesar de no aprovechar la convivencia sinérgica encontrada en la infraestructura física de una incubadora y de sus empresas incubadas, se benefician de los mismos servicios ofrecidos por la institución.

pag2ESTEVAN PELLI“Básicamente, las empresas no alojadas cuentan con el mismo apoyo que se les ofrece a las empresas alojadas, en las áreas de gestión tecnológica, empresarial y mercadológica, de acceso a recursos de fomento e incentivos, de colaboraciones con universidades e instituciones de ciencia y tecnología, de informaciones y preparo para participación en ferias y otros eventos empresariales, además de la asesoría para la internacionalización de sus negocios”, explica Rodrigues. “Se creó una modalidad que atiende a empresas ya constituidas que estaban desarrollando un producto o servicio y necesitaban el apoyo del Cietec sin necesidad de ocupar un módulo en la incubadora. El desarrollo tiene lugar dentro de sus propias instalaciones y es otra forma de apoyar la innovación en el país”, afirma Sérgio Risola, director ejecutivo de Cietec y presidente del Consejo Deliberativo de la Red Paulista de Incubadoras. De las 149 empresas actualmente incubadas en el Cietec, instalado en las dependencias del Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen) en la Ciudad Universitaria, en la capital de São Paulo, 96 están alojadas en tales dependencias y 53 no. Todos los empresarios participan de cursos, conferencias y entrenamientos, además de tener a su disposición consultores en varias áreas.

Lluvias artificiales
Una de las empresas que no está alojada en el Cietec se llama ModClima, empresa de investigación y desarrollo centrada en soluciones limpias y sostenibles para la recuperación del clima y del medioambiente, entre ellas la producción de lluvias artificiales. La colaboración se inició en enero de 2010. “Cietec nos ha ayudado en muchas actividades. Siempre que recibe delegaciones internacionales interesadas en algo que se identifique con nuestros proyectos, la incubadora nos invita a participar del encuentro. También recibimos información sobre las convocatorias para la elaboración de proyectos de FAPESP, como el Pipe (Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas), de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) y del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), entre otros”, dice la administradora Majory Imai, directora de la ModClima. “Además, si necesitamos recibir posibles inversores, podemos programar reuniones en el Cietec, lo que es muy bueno, porque ellos pueden ver que formamos parte de un selecto grupo de empresas de punta que está naciendo.”

Con sede en el aeropuerto de Bragança Paulista, a 90 kilómetros de la capital São Paulo, ModClima es titular de una tecnología innovadora que produce lluvias artificiales. Desde 2001, presta servicios a Sabesp (Compañía de Saneamiento Básico del Estado de São Paulo), produciendo lluvias artificiales que han contribuido para llenar represas que suministran agua a cerca de 20 millones de habitantes en la Región Metropolitana de São Paulo. La tecnología de ModClima consiste en sembrar agua en las nubes con potencial de lluvia, estimulando el proceso de crecimiento de la gota de agua. La producción de lluvias artificiales se puede utilizar también en la silvicultura, agricultura, energía – en el aumento del nivel de agua de las represas hidroeléctricas – y prevención de incendios forestales, entre otros fines.

Otra empresa que no está alojada en la incubadora es el Laboratorio Panizza, de São Paulo, especializado en la producción de los denominados alimentos funcionales, pues poseen la función de prevenir enfermedades; orgánicos, cultivados sin abonos químicos, pesticidas y herbicidas; y liofilizados, que se conservan a través de un proceso de deshidratación. El contrato se inició en julio de 2008. “Las marcas Cietec y sus socios estratégicos, como la Universidad de São Paulo (USP), el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT), el Ipen, el Ministerio Ciencia y Tecnología (MCT) y el gobierno del Estado de São Paulo, dieron aún más confiabilidad a nuestro negocio, que desde siempre buscó desarrollar productos basados en investigaciones científicas”, dice Sérgio Panizza, director de la empresa. Según él, el hecho de que Cietec esté dentro de un importante parque de investigaciones facilita el desarrollo de nuevas tecnologías. “La incubadora abre las puertas para que la empresa mantenga contacto con profesores universitarios, lo que hace que se puedan desarrollar nuevos productos o tecnologías más fácilmente”, explica. “Hoy, Cietec es un centro de contactos con personas, empresas e instituciones que son útiles para impulsar una idea innovadora que se puede materializar en producto.”

pag2ESTEVAN PELLIEn ese contexto, las incubadoras de empresas y parques tecnológicos son socios fundamentales de pequeños empresarios que tienen en la mano un producto o servicio innovador y quieren llevarlo al mercado con éxito. “Esas instituciones constituyen ambientes propicios para la creación de iniciativas empresariales innovadoras. Ellas actúan como facilitadoras de ese proceso, ayudando en la solución de obstáculos tecnológicos, empresariales y de mercado enfrentados por las Startups de base tecnológica”, dice Cláudio Rodrigues. El país tiene actualmente cerca de 400 incubadoras de empresas distribuidas en 25 estados de la federación, en torno a las cuales existen cerca de 8 mil empresas. Según la Asociación Nacional de Entidades Fiscales de Emprendimientos Innovadores (Anprotec), entidad que representa los intereses de las incubadoras y de los parques tecnológicos, esos emprendimientos  juntos facturan anualmente una media de R$ 2.500 millones – lo que representa alrededor de R$ 500 millones en impuestos al año. Además los 25 parques tecnológicos en operación en el país, otros 49 se encuentran en fase de implantación o proyecto, acomodan a cerca de 520 empresas que mueven R$ 1.680 millones en negocios y generan 35 mil puestos de trabajo directos.

Apoyo esencial
La tasa de aprovechamiento de las empresas que entran en las incubadoras se eleva en un 80%. Cerca de 1.700 empresas ya se graduaron en el país a lo largo de la existencia del movimiento, que posee 28 años. Los pequeños negocios que apoyan las incubadoras disponen de completa infraestructura para desarrollar sus actividades y como contrapartida ellos deben tener el dominio de la tecnología, un plan de negocio estructurado y capital mínimo asegurado. Además del espacio físico en sí, donde pueden montar sus empresas, los emprendedores cuentan con el apoyo de consultores de tecnología, marketing y comercialización, asistencia jurídica y de propiedad intelectual. También reciben asesoramiento con relación a la captación de recursos junto a órganos financiadores.

Para Rodrigues, así como se hizo en el pasado con los procesos de formación de la base académica nacional y de la industrialización del país, también en la innovación empresarial, que igualmente trae resultados para el crecimiento, con calidad, de la economía del país, se hace necesaria la presencia del Estado en el papel de incentivador de políticas globales de apoyo y fortalecimiento de ese proceso. “Brasil tiene experiencia y resultados loables con las agencias de fomento, como CNPq, FAPESP y Finep, y entidades como Sebrae (Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas), que necesitan ampliarse y diversificarse, y una base de ciencia, tecnología y de generación de conocimiento que permite asegurar un programa nacional de incentivo para una maximización de la innovación en Brasil”, destaca Rodrigues, no sin hacer una observación “La innovación no se da por casualidad ni por obra de magia. Ni mucho menos se la puede entender como un hecho aislado. Es un proceso que requiere continuidad, maduración, comprensión, capacitación y ambiente favorable, apropiado e incentivado”.

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