¿Y si fuera posible tratar una fractura ósea o una lesión en un órgano interno simplemente inyectando un líquido que se adhiera a los tejidos y pueda moldearse para adoptar la forma y el grado de rigidez deseados? Ingenieros de las universidades Duke y Harvard, en Estados Unidos, dieron un primer paso con un líquido compatible con los tejidos biológicos que aumenta su viscosidad y puede adoptar distintas configuraciones al ser expuesto a ondas de ultrasonido. El fluido, que contiene hidrogeles y micropartículas sensibles a esas ondas sonoras inaudibles a oídos humanos, ha sido bautizado con el nombre de sonotinta. Tres pruebas de laboratorio han demostrado la viabilidad de la idea. En una de ellas, los investigadores emplearon un catéter para introducir la sonotinta en una pequeña cavidad del corazón de una cabra y luego le aplicaron ondas de ultrasonido para alterar la rigidez del material y hacer que adoptara la configuración deseada. La restauración soportó las deformaciones impuestas por los latidos cardíacos. Una ventaja potencial de esta técnica reside en que permite moldear el material biocompatible en estructuras más profundas que las estrategias que aplican la luz (Science, 7 de diciembre).
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