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Entrevista

Soraya Smaili: Para estrechar los lazos entre la ciencia y la sociedad

La exrectora de la Unifesp habla de los objetivos de un nuevo centro dedicado al análisis y el diseño de políticas de educación superior y financiación de la ciencia

La coordinadora de Sou Ciência, Soraya Smaili, pretende producir un retrato más preciso de la realidad científica brasileña

Léo Ramos Chaves

En el mes de julio, la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) puso en marcha Sou Ciência [Soy Ciencia], una fuerza de tareas conformada por investigadores centrado en la producción de estudios y debates sobre políticas públicas de educación superior y financiación de la ciencia, la tecnología y la innovación (CT&I) en Brasil. Dicho centro cuenta con la participación de 19 científicos de diferentes perfiles e instituciones, además de alumnos de iniciación a la investigación científica e investigadores de posdoctorado. Con la financiación inicial de la Fundación Tide Setubal, pretenden trabajar en la elaboración de diagnósticos y propuestas para orientar a los responsables de la toma de decisiones en las estrategias referentes a esas áreas. Con la coordinación de la farmacéutica Soraya Smaili, rectora de la Unifesp entre 2013 y 2021, esta iniciativa también pretende erigirse como un núcleo de reflexión sobre el rol de la universidad en la defensa de la democracia y funcionar como una herramienta para combatir la desinformación y el negacionismo. En la entrevista que se transcribe a continuación, la investigadora puntualiza los objetivos y las expectativas de la propuesta.

¿Cuáles son los objetivos de Sou Ciência?
Se trata de un centro de estudios sobre la universidad, la ciencia y la sociedad. El objetivo es desarrollar investigaciones con miras a perfeccionar los modelos de educación superior y acercar a las universidades a diferentes actores y colectivos sociales. También nos abocaremos a la producción de análisis y propuestas de mecanismos de financiación de CT&I.

¿Cómo está estructurado?
El centro tiene su sede en la Unifesp, pero congrega a investigadores de diversas universidades brasileñas. Hicimos un mapeo de los científicos que desarrollan investigaciones sobre la educación superior y la financiación pública de CT&I en Brasil y los invitamos a sumarse a esta iniciativa. La idea es que produzcan estudios sobre los impactos de las políticas de educación superior implementadas a partir de la década de 1990 y revisiones históricas de la financiación de la CT&I a la luz de diferentes estrategias y recursos de diversos orígenes.

¿Cuál es el perfil de esos investigadores?
Se trata de académicos cuyas investigaciones dialogan con la gestión de la educación superior y de la CT&I. Este es el caso, por ejemplo, del economista Evilasio da Silva Salvador, de la Universidad de Brasilia [UnB], quien desde hace tiempo se dedica a estudiar los mecanismos de financiación de las políticas vinculadas a la ciencia y la educación en Brasil. El centro también cuenta con la participación del físico Carlos Eduardo Bielschowsky, de la Universidad Federal de Río de Janeiro [UFRJ], uno de los responsables de la creación de la Universidad Abierta de Brasil, un programa puesto en marcha en 2005 por el Ministerio de Educación que busca ampliar la oferta de carreras y programas de educación superior a través de la educación a distancia.

Otra de las preocupaciones del centro es promover estudios sobre los impactos de los proyectos de extensión, ¿no es así? ¿Por qué?
En efecto, pretendemos evaluar cómo colaboraron o pueden colaborar las universidades brasileñas con la sociedad y la administración pública en la defensa de la democracia y para garantizar derechos. Esta línea de investigación está vinculada a una tradición de la Unifesp que consiste en promover proyectos sociales, pero esta no es una práctica muy habitual en muchas instituciones de educación superior. Pretendemos elaborar un estudio sobre los proyectos que emprendieron las universidades brasileñas y calcular el impacto que han tenido esas iniciativas.

¿Cómo hicieron para delimitar las líneas de investigación?
Fue con base en un diagnóstico que elaboramos junto con algunos colegas en la etapa en que fui rectora de la Unifesp. Nos dimos cuenta que hacían falta datos que pudieran orientarnos con respecto a las políticas de interés de la universidad. Por ejemplo, son escasos los estudios sobre políticas públicas de educación superior implementadas durante las últimas dos o tres décadas en Brasil. Del mismo modo, cuando alguien estudia la financiación pública a la educación superior o a la CT&I, lo hace en forma aislada.

¿Qué tipo de investigaciones pretenden desarrollar?
La idea es producir trabajos que reúnan esas informaciones y las analicen desde una perspectiva amplia, para respaldar el debate sobre esos temas y ayudar a los responsables de la toma de decisiones. Queremos saber qué hemos dejado de producir debido a los recortes en el presupuesto de CT&I de los últimos años, especialmente los que se le aplicaron al FNDCT [el Fondo Nacional para el Desarrollo Científico y Tecnológico]. ¿Cuáles son las iniciativas que se han visto comprometidas? ¿Cómo impactará esto en el futuro de la CT&I brasileña?

¿Qué pretenden hacer con eso?
Entre otras cosas, la intención es elaborar un diagnóstico de las consecuencias de la reducción del presupuesto en la formación de recursos humanos de investigación en Brasil. Ha habido casos de jóvenes doctores que han renunciado a la carrera académica y docentes e investigadores que se trasladan a instituciones del exterior en busca de mejores condiciones laborales. Puede que estemos asistiendo a una fuga de cerebros, pero sobre esto no hay datos concretos. Nos proponemos abordar este tema para proporcionar un retrato más nítido de la realidad científica brasileña. También haremos un balance de la ley de cupos para la educación superior, que el año que viene ya cumplirá una década. Pretendemos entender las repercusiones sociales, económicas y científicas de esta política.

¿No tienen previsto estudiar la financiación privada de la investigación científica?
Sí, pero nos preocupa más analizar los impactos de la financiación pública, porque la mayor parte de la ciencia brasileña se realiza en las universidades públicas.

¿Cómo se están organizando para lograr que los resultados de estas investigaciones lleguen a los responsables de la toma de decisiones?
Estamos en contacto con Andifes [la Asociación Nacional de Directivos de las Instituciones Federales de Educación Superior], con la Iniciativa de Ciencia y Tecnología en el Parlamento, coordinada por la SBPC [la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia] y con otras 60 instituciones, que propugna un acercamiento a los parlamentarios para concientizarlos sobre los temas de interés de la comunidad científica.

¿La inauguración del centro en este momento fue algo deliberado?
Así es. Creemos que el centro puede servir para revalorizar a las instituciones de enseñanza e investigación del país. La ciencia y las universidades brasileñas nunca han sido tan menospreciadas y atacadas como ahora. Al mismo tiempo, somos testigos de su importancia en la lucha contra la pandemia. Las investigaciones que se llevan a cabo en Sou Ciência pretenden cuantificar este esfuerzo y poner de relieve la importancia del conocimiento científico para las sociedades modernas.

¿Cómo piensan financiar las investigaciones del centro?
Disponemos de un monto de financiación inicial de 300.000 reales aportado por la Fundación Tide Setubal por un año, con posibilidad de renovación. También contamos con una suma igual proveniente de enmiendas parlamentarias que estarán disponibles a la brevedad. Estos recursos se están utilizando para el pago de becas de investigadores en pasantía de posdoctorado y de alumnos de iniciación a la investigación científica, que realizarán actividades de investigación junto a los académicos del centro. Además, tenemos la intención de presentar proyectos en las agencias de financiación de la investigación.

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