Un conjunto de revistas científicas publicadas por instituciones brasileñas consiguió elevar su impacto hasta un nivel que, si bien es modesto frente a los estándares internacionales, es inédito para el ámbito nacional. Según el informe de 2017 del Journal Citation Reports (JCR), la base de datos de la empresa Clarivate Analytics, en 2016, cinco periódicos de acceso abierto entre los más de 130 del país indexados en la base Web of Science lograron un factor de impacto (FI) superior a 2. Esto significa que, en promedio, los artículos de esas revistas que se publicaron durante el bienio anterior fueron citados en otros periódicos algo más de dos veces durante 2016. En el informe de 2015, tan sólo tres títulos brasileños habían registrado ese desempeño.
Una de las novedades fue el ascenso del Journal of Materials Research and Technology, cuyo desempeño fue medido por el JCR por primera vez en 2017 y ya se posicionó en el segundo puesto entre los periódicos del país, con un FI de 2,359. Esa publicación fue creada en 2011 por la Asociación Brasileña de Metalurgia, Materiales y Minería (ABM) y hace cinco años adoptó una estrategia agresiva para ganar visibilidad. En primera instancia, se asoció a Elsevier, la mayor editorial científica del mundo, pasando a publicarse en la plataforma de la empresa. Después, realizó una prospección activa de artículos de investigadores del exterior. “Cuando salió la revista, el sistema Qualis de la Capes, que apoya a la evaluación del posgrado brasileño, la calificó en forma desfavorable, topándose con dificultades para convocar buenos autores nacionales. Resolvimos buscar autores extranjeros”, dice el editor en jefe, Marc André Meyers. Entre los 203 autores que suscribieron artículos de la revista en 2015, 50 eran brasileños y 153 extranjeros de 20 países distintos.
Meyers, un brasileño radicado en Estados Unidos, docente en la Universidad de California en San Diego, asumió el comando de la revista en 2013 y ayudó a posicionarla. Y reformuló el cuerpo editorial. “Convocamos a científicos con producción destacada de países tales como el Reino Unido, Alemania y Rusia. El apoyo de ABM y del editor asociado Sergio Neves Monteiro ha sido esencial”, dice. El desempeño en el JCR incrementó el número de papers remitidos. Este año, el periódico publicará 120 artículos, que fueron seleccionados entre más de mil recibidos.
El periódico con el FI más alto entre los brasileños ya figuraba en el primer puesto en escalafones anteriores. La revista Memórias do Instituto Oswaldo Cruz, fundada hace 108 años y una referencia en enfermedades tropicales, amplió su FI de 1,789 citas por artículo en 2015, a 2,605 en 2016 y contempla un crecimiento mayor en las próximas clasificaciones. Ocurre que, en 2016, la Organización Mundial de la Salud declaró la emergencia en relación con los casos de microcefalia ocasionados por la epidemia de zika y recomendó que los resultados de investigaciones sobre la enfermedad fueran divulgados antes de someterlos a una evaluación rigurosa por pares. El objetivo era acelerar la circulación de información sobre una dolencia poco conocida. La revista creó un sistema de fast track, cuyo significado en inglés es vía rápida, para recibir artículos sobre el Zika. “Dos artículos que publicamos, uno que describía la primera identificación del virus en Brasil y otro referido a la detección del Zika en la placenta, fueron bastante citados”, relata la editora en jefe, Claude Pirmez, investigadora de la Fundación Oswaldo Cruz.
La revista resolvió ampliar el fast track a los artículos sobre otras enfermedades epidémicas, tales como el dengue y la fiebre amarilla. “Según nuestro análisis, el futuro de la divulgación científica está en la publicación de preprints”, dice la editora, refiriéndose al modelo en el cual, los resultados de la investigación quedan disponibles en la web antes de su evaluación por revisores. Al mismo tiempo, la revista se tornó más rigurosa: la cifra de papers rechazados actualmente representa más del 60% del total y el número de artículos publicados anualmente, que en 2015 era de 180, hoy es de 120. “Consideramos que es importante ser más selectivos para dejar en evidencia la excelencia de la ciencia producida en el país”.
Un común denominador en la estrategia de las revistas es el esfuerzo para dotar de mayor rigurosidad a la selección de artículos. La Revista Brasileira de Psiquiatria constituye otro ejemplo. Como la cantidad de manuscritos remitidos viene creciendo, el porcentaje de artículos rechazados llegó a sumar un 70% del total en 2017, frente a un 50% en 2016. “Nuestra meta es llegar en 2018 a un 85%”, dice el editor en jefe, Antonio Egidio Nardi, del Instituto de Psiquiatría de la Universidad Federal de Río de Janeiro. El periódico obtuvo un FI de 2,049 en 2016, en comparación con 1,391 que había registrado en 2009, cuando entró en la lista del JCR por primera vez. La buena evolución, dice Nardi, comenzó en la década de 1990, cuando la revista pasó a publicar sólo artículos en inglés.
Apoyo editorial
Algunas revistas buscaron ayuda editorial experta para mejorar su desempeño. Hace algunos años, la editorial Elsevier le ofreció a periódicos de Brasil, que, en general, pertenecen a sociedades científicas y universidades, la oportunidad de tercerizar su proceso de organización y publicación de artículos. Poco más de una decena de revistas contrató esos servicios, que, sin embargo, ya no están disponibles. “Hubo una confusión en ciertos sectores de la comunidad científica y surgieron críticas acerca de que estábamos tomando el control de las revistas, algo que no era cierto”, dice Dante Cid, vicepresidente de relaciones académicas de Elsevier para América Latina.
Pero hay otras opciones de ayuda. La revista Diabetology & Metabolic Syndrome, la tercera publicación del país en el ranking del JCR, con un FI de 2,347 citas por artículo, se asoció con BioMed Central (BMC), una plataforma de revistas online y de acceso abierto vinculada al grupo Springer Nature. La BMC adopta estrategias para ampliar el FI en sus publicaciones, tales como la designación de un cuerpo editorial de alto nivel capaz de rastrear buenos artículos, y una alta selectividad en el proceso de revisión, aunque eso redunde en la publicación de un número menor de papers. Una estrategia reciente para atraer buenos artículos fue la reducción del plazo de evaluación, dado que el periódico tardaba 100 días en darles la primera respuesta a los autores y ahora esa decisión se toma en 45 días. Según Sergio Vencio, el editor de la revista, esta rapidez no condujo a una distensión en los criterios de selección. “En un caso reciente, no podía conseguir revisores para un artículo y le sugerí a la BMC que diera una respuesta positiva basada solamente en una opinión. Ellos no lo permitieron”. La revista se dedica a temas de investigación transversales, que les interesan a endocrinólogos, cardiólogos, geriatras y educadores físicos. “Brasil posee una comunidad fuerte de investigación en diabetes, pero sus miembros publicaban en el exterior. Identificamos un nicho”, dice Vencio.
Lo que tienen en común las revistas con mayor FI es que invirtieron en un proceso de internacionalización y disponen de editores activos, analiza Abel Packer, coordinador de la biblioteca SciELO (las siglas en inglés de Scientific Electronic Library Online). “Son periódicos que se fueron perfeccionando permanentemente. Los primeros de la lista sólo publican artículos en inglés desde hace tiempo, algo que amplía el universo de citadores”, dice. Muchas de esas revistas son de las áreas de la salud y de biología. En opinión de Packer, un mayor FI se explica, más allá de la calidad de los periódicos, por el hecho de que esas áreas poseen un estándar de citas mayor que el de otras disciplinas. “Con todo, al relativizarlo por área temática, se destacan también otros periódicos, como los de ciencias agrarias. El caso de Sciencia Agricola constituye el mejor ejemplo: fue el periódico con mayor impacto relativo en 2015 y es el tercero en 2016”. La biblioteca SciELO es un programa creado por la FAPESP en 1997, con el apoyo del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), para mejorar la calidad de los periódicos brasileños. La biblioteca dispone actualmente de 283 revistas en la web, de acceso abierto. De los cinco periódicos del país con FI superior a 2, tres de ellos figuran en la SciELO. “El país, con la ayuda de SciELO, viene desarrollando capacidad nacional para producir periódicos con calidad editorial similar a la de publishers comerciales, algo que enriqueció el mercado nacional de la edición científica con soluciones eficientes y más baratas”, dice Packer. “Algunas empresas brasileñas prestan servicios de edición a periódicos de otros países. Los periódicos de Brasil editados por los publishers internacionales no ofrecen ventajas competitivas en términos de desempeño por citas”.
El aumento del FI generalmente lleva tiempo. Para el editor del Jornal de Pediatria, Renato Procianoy, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), el crecimiento del FI de la publicación –en un rango del 2 en 2015 y 2016 frente a 1,194 en 2014– es el resultado de una estrategia iniciada en los años 2000, cuando la revista se incorporó a la colección SciELO y empezó a seguir estándares internacionales de edición. Más tarde, ingresó en la base Web of Science. En 2005, pasó a recibir sólo artículos en inglés. “En 2009, se midió por primera vez el factor de impacto y el mismo se ubicó en 1,13. Mantuvimos ese nivel, hasta que en los últimos dos años aumentó hasta 2, en función de un sondeo activo de artículos de calidad”.
Cambios
La trayectoria del Journal of Venomous Animals and Toxins including Tropical Diseases (JVATiTD) está marcada por estrategias para ampliar su visibilidad. Entre 2007 y 2014, su FI creció de 0,35 a 0,5. Luego triplicó su influencia y en 2017 llegó a 1,447. “Llegamos a un punto en el cual nos planteamos cuál era el sentido de seguir gastando dinero público en una revista que tenía escasa repercusión mundial. Decidimos buscar un colaborador para que nos ayudara”, informa su editor en jefe, Benedito Barraviera, de la Facultad de Medicina de Botucatu en la Universidade Estadual Paulista (Unesp). La revista, una publicación del Centro de Estudios de Venenos y Animales Ponzoñosos de la Unesp, se asoció con BMC, que le recomendó cambios. Se redujo el número de artículos publicados anualmente de 70 a 40, fue indexada en la base de datos PubMed Central, la más importante del área de la salud, y se reforzó el cuerpo editorial. “La BMC sugirió que seleccionáramos investigadores de alto nivel de Brasil y del exterior comprometidos para colaborar y rastrear buenos artículos”, dice Barraviera.
Algunas estrategias revisten controversias. Se alienta a los miembros del cuerpo editorial para que remitan sus mejores artículos a la propia revista. “Algunos plantean que eso configura un conflicto de intereses, aunque el manuscrito pase por los peer reviews igual que los demás y pueda llegar a ser rechazado”, dice. Barraviera también apoya que los miembros del cuerpo editorial citen buenos papers del JVATiTD cuando publican sus artículos en periódicos internacionales de alto impacto e incluso que sugieran la inclusión de referencias a artículos de la revista cuando se los invita a brindar su parecer sobre manuscritos de otros periódicos. “Toda revista debe contar con un amplio banco de datos con todos los papers publicados para que sirvan como ayuda a los peer reviews. El revisor puede hallar allí papers interesantes y recomendar su lectura, en caso de que fueran pertinentes”, dice. “Un buen revisor sugiere modificaciones del paper, bajo la forma de nuevas interpretaciones o la inclusión o supresión de textos y de referencias, siempre enfocadas en la mejora del artículo. Estas conductas no alteran el FI del periódico, solamente elevan el prestigio y la visibilidad. La última palabra siempre la tiene el autor, que aceptará o no las sugerencias de los peer reviews.”
La selectividad ayuda a mostrar la buena ciencia producida en el país, dice Claude Pirmez, editora de Memórias do Instituto Oswaldo Cruz
La práctica de sugerir citas no es algo recomendado por las Directrices éticas para revisores, publicadas en 2013 por el Committee on Publications Ethics, un foro de editores de revistas científicas, entre las cuales figuran 69 de Brasil, que constituye una referencia en los temas relacionados con la integridad científica. El documento dice que los revisores deben “abstenerse de sugerirles a los autores que incluyan citas de sus trabajos o el de asociados tan sólo para aumentar el conteo de citas o la visibilidad de esos trabajos”. Según Sonia Vasconcelos, docente en la UFRJ y experta en integridad científica, tales prácticas “distan de aquellas recomendadas para una referencia responsable de la literatura científica. Más allá de ser éticamente cuestionables, menoscaban la confiabilidad de los artículos”.
En esa misma línea, los editores de algunas revistas del país, si bien coinciden en que el FI es un indicador de la calidad, consideran que elevarlo a cualquier precio puede desvirtuar el rol de los periódicos. “Nuestro objetivo es hacer una revista de calidad. El factor de impacto es una consecuencia”, dice el sociólogo Leopoldo Antunes, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo (USP) y editor de la Revista de Saúde Pública, cuyo FI se incrementó de 0,862 en 2010 a 1,353 en 2017. Los artículos se publican en inglés y en portugués, porque sus editores consideran que el periódico debe conjugar la internacionalización con la misión de divulgar la investigación en salud en el país. “La revista es una referencia para los científicos y también para un público integrado por profesionales de la salud y formuladores de políticas públicas”, dice Antunes.
Proyecto
Desarrollo y manejo de la colección SciELO Brasil para el período del 1º de noviembre de 2016 al 31 de octubre de 2019 (nº 15/26964-1); Modalidad Ayuda a la Investigación – Regular; Investigador responsable Abel Laerte Packer (Fundação de Apoio à Unifesp); Inversión R$ 21.756.884,07 (para la totalidad del proyecto).