La tierra de los termiteros, preferentemente humedecida con la saliva de sus ocupantes, se reveló como un ingrediente valioso para una nueva fórmula de argamasa que se emplea para restaurar las características originales de paredes de construcciones históricas realizadas con tierra cruda. Un equipo coordinado por el químico Andrea Cavicchioli, docente de la Universidad de São Paulo (USP), con investigadores del Instituto Socioambiental Fazenda Catadupa y del Centro Regional de Investigaciones de Arquitectura en Tierra Cruda, de Argentina, probó varias combinaciones a partir de materias primas abundantes en el denominado Valle Histórico Paulista. Se trata de la primera región ocupada por plantaciones de café en el estado de São Paulo, a comienzos del siglo XIX, cuyas construcciones más antiguas se encuentran en estado precario de conservación. La fórmula que presentó el mejor desempeño en los test de adhesión y resistencia a la erosión y al agua en la estancia Catadupa, de São José do Barreiro, contiene varios ingredientes: una porción de tierra de termitero y dos partes de arena fina (cribadas y mezcladas con fibras de una gramínea común de la región), aparte de extracto acuoso de cactus del género Opuntia. El resultado del estudio fue presentado en un congreso sobre arquitectura y construcciones realizadas en tierra que se llevó a cabo durante el mes de octubre en Asunción, la capital de Paraguay.
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