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ECOLOGÍA

Trasplante de selvas

Orquídeas, semillas y plántulas de un área que se perderá pueden enriquecer a una región 40 veces mayor

Epífitas fijadas con cordel de sisal y fibra de palmeras en la selva en proceso de restauración de Santa Bárbara d’Oeste

Marina Duarte/ ESALQ-USPEpífitas fijadas con cordel de sisal y fibra de palmeras en la selva en proceso de restauración de Santa Bárbara d’OesteMarina Duarte/ ESALQ-USP

Las selvas que se talarán con autorización legal para la construcción de carreteras o centrales hidroeléctricas pueden constituir una fuente de material para enriquecer otras, en proceso de restauración, o para generar nuevas selvas. Investigadores del Laboratorio de Ecología y Restauración Forestal de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Esalq) de la Universidad de São Paulo (USP) en Piracicaba verificaron que efectivamente es posible trasplantar hierbas, palmeras, enredaderas, bromelias y orquídeas desde un bosque que se perderá hacia otros en formación. Se estima que ese material, compuesto por los brotes pequeños (plántulas) de árboles y arbustos y el suelo superficial lleno de semillas ‒generalmente no aprovechados‒, representa el 50% de la diversidad biológica de una selva y, tal como ahora se ve, podría complementar el plantío de brotes de árboles y arbustos.

De tan sólo una hectárea de selva madura podrían extraerse entre 80 mil y 190 mil brotes de árboles, antes de que fuera talada. Con ese material podrían replantarse más de 40 hectáreas, estiman los investigadores de la USP. De estas selvas también se podrían extraer epífitas (orquídeas y bromelias) y enredaderas, que ayudan a restablecer la interacción entre plantas, animales y el suelo en las selvas donde fueran introducidas. Arbustos, hierbas, palmeras, bromelias y orquídeas contribuyen a diversificar las selvas en recomposición, aportándoles mayor colorido y florido que las integradas solamente por árboles.

Si tan sólo una parte de las plántulas de las 590 hectáreas que se talaron legalmente en São Paulo entre 2009 y 2010 hubiera sido recogida, se podrían haber replantado por lo menos 23 mil hectáreas de nuevas selvas, según los cálculos del equipo de la USP coordinado por Sergius Gandolfi. Si la capa de suelo superficial llena de semillas también hubiese sido recogida del área deforestada y luego distribuida en zonas degradadas, se podrían haber restaurado otras 3 mil hectáreas.

“Los organismos reguladores del gobierno podrían impulsar el uso de materiales provenientes de las áreas de desmonte legal, por medio de leyes, animando a los responsables a donar y recibir ese material”, dice Gandolfi. Él opina que también podría propiciarse la extracción de los brotes de árboles nativos que crecen espontáneamente en los eucaliptales y son arrasados cada seis años, cuando se talan y se replantan eucaliptos. “Las empresas forestales podrían recoger y donar ese material a los pequeños agricultores o incluso autorizar su extracción sin costos para el gobierno, viveristas o cooperativas”, agrega.

Un insecto visita las flores de una orquídea Rodriguezia decora instalada en un bosque de Santa Bárbara d'Oeste

Marina Duarte/ ESALQ-USPUn insecto visita las flores de una orquídea Rodriguezia decora instalada en un bosque de Santa Bárbara d’OesteMarina Duarte/ ESALQ-USP

En el campo
Los investigadores de la Esalq proponen tres técnicas para reaprovechar las semillas, brotes o epífitas de un bosque que se perderá. La primera consiste en el retiro de una capa de 30 centímetros del suelo superficial, que contiene semillas, raíces y botones germinales del área a desmontar. Esa tierra, denominada top soil, puede trasladarse y distribuirse, formando una capa de seis centímetros de espesor en el área que se desea reforestar o enriquecer.

La segunda contempla el retiro de las plántulas de las áreas por desmontarse. Las plantas se preparan, retirándoles la tierra y dejando desnuda la raíz, para luego trasladarlas a un recipiente con agua y llevarlas a un vivero. Enseguida se las replanta en bolsas plásticas o en tubos de soporte. En 2008, Cristina Yuri Vidal, del equipo de Gandolfi, demostró la factibilidad ecológica, técnica y económica de ese abordaje al transferir 2.106 plántulas (con 1 a 30 centímetros de altura) de árboles, arbustos, lianas (trepadoras) y especies herbáceas de un área selvática que se talaría en el distrito de Registro, en el sur del estado de São Paulo. De las 98 especies que recolectó, la mitad no se cultivaba en viveros y tres se hallaban en riesgo de extinción. Luego de permanecer siete meses en viveros, un 60% de las plántulas sobrevivió.

La bromelia Tillandsia pohliana floreció luego de ser trasplantada en un bosque de 13 años en Santa Bárbara d'Oeste

MARINA DUARTE / ESALQ-USPLa bromelia Tillandsia pohliana floreció luego de ser trasplantada en un bosque de 13 años en Santa Bárbara d’OesteMARINA DUARTE / ESALQ-USP

En un trabajo más abarcador finalizado en 2011, su colega Milene Bianchi dos Santos recabó 43 mil plántulas de 97 especies de árboles, lianas y especies herbáceas de una selva que se talaría en el municipio paulista de Guará y las cultivó en vivero. Luego, se plantaron 400 retoños de 20 especies en un área en restauración, observándose una tasa de supervivencia del 91% después de un año. “La tasa de supervivencia mayor al 90% detectada en ese estudio demuestra la factibilidad de la introducción de especies por medio de la producción de brotes de las plántulas recogidas en selvas que serán legalmente taladas”, dice.

Otra técnica, que recientemente se mostró factible, consiste en el trasplante de epífitas. En el curso de un experimento finalizado en noviembre de 2012, la bióloga Marina Duarte, del equipo de Gandolfi, recolectó 360 ejemplares de seis especies de orquídeas, bromelias y cactáceas y las ató con cordel de sisal en árboles de dos bosques en restauración en el interior paulista, uno de 13 años en Santa Bárbara d’Oeste y otro que suma 23 años en Iracemápolis.

Luego de un año de observación de las plantas, Duarte concluyó que el trasplante de epífitas es factible, principalmente cuando se realiza al comienzo de la estación lluviosa y con el refuerzo de fibras de palmeras. Ella comprobó que el índice de supervivencia de las epífitas varió entre un 63% y un 100% en la selva de 13 años y entre un 55% y un 90% en la otra. “Incluso cuando no sobreviven a largo plazo”, señaló, “las epífitas contribuyen a enriquecer los ambientes en que son introducidas”.

Proyecto
Transferencia de plántulas, siembra directa y plantío de especies nativas del sotobosque para el enriquecimiento de áreas degradadas en restauración (2008/ 56588-8); Modalidad Línea Regular de Ayuda al Proyecto de Investigación; Coord. Sergius Gandolfi/ Esalq/ USP; Inversión R$ 19.770,03 (FAPESP).

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