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Producción científica

Un consorcio brasileño se hace cargo de la gestión y la financiación de la biblioteca SciELO

La colaboración entre las agencias Capes, CNPq y FAPESP reafirma la apuesta de Brasil por las revistas científicas de acceso abierto

Julia Jabur

La biblioteca electrónica SciELO Brasil, creada a finales de la década de 1990 y pionera en el acceso abierto a revistas académicas, experimenta una transformación en su modelo de gestión y financiación que aspira a aumentar el prestigio y la repercusión de la producción científica del país. Compuesta por 324 revistas brasileñas de diversas áreas del conocimiento, que ponen a disposición gratuitamente en internet más de 500.000 artículos científicos, la colección pasó a ser financiada desde agosto por un consorcio de agencias de apoyo a la investigación científica integrado por la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) y el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), del gobierno federal, aparte de la FAPESP.

La novedad principal es que la FAPESP, que fue la impulsora de la creación de la biblioteca como un programa piloto de 10 revistas en 1997 y ha sido casi totalmente responsable de su financiación durante más de 26 años, ha optado por una posición menos prominente en la conformación del consorcio, asumiendo a partir de ahora algo menos de la mitad (el 47 %) de los costos, por lo que la contribución del gobierno federal, a través de la Capes (el 48 %) y el CNPq (el 5 %), pasó a ser mayoritaria. Este cambio tiene implicaciones que van más allá del refuerzo del patrocinio de la colección SciELO, acrónimo de Scientific Electronic Library Online. También marca la transformación de la biblioteca en una iniciativa de carácter nacional, cumpliendo un rol en el marco de las políticas federales de acceso abierto y ciencia abierta, un concepto que también implica la apertura y el intercambio de los datos de investigación, principios y prácticas transparentes y una fuerte colaboración.

Se constituyó un comité de gestión con representantes de las tres agencias y de la biblioteca que, en el lapso de un año, definirá las nuevas estrategias y objetivos por alcanzarse. Sobre la mesa de debate se han puesto, por ejemplo, sugerencias para ampliar el volumen de la colección y aumentar la visibilidad internacional de las revistas. “Una de las propuestas es la creación de métricas de calidad que ayuden a las revistas a ampliar el impacto y la repercusión de los artículos que publican, fijando recompensas para que los títulos mejor clasificados en su área del conocimiento sigan perfeccionándose y metas para que los demás mejoren su nivel”, dice el director científico de la FAPESP, el genetista Marcio de Castro Silva Filho.

El debate aún atraviesa una fase preliminar, pero el propósito es ofrecer revistas de prestigio para que los investigadores brasileños de distintas disciplinas puedan difundir su producción científica. “Queremos que la biblioteca SciELO se fortalezca, que tenga más revistas y un mayor impacto”, resume la presidenta de la Capes, la médica Denise Pires de Carvalho. La colección sigue ofreciendo una plataforma digital para las revistas y brega para que cumplan un listado de criterios de calidad exigidos internacionalmente, relacionados con el formato de los documentos, la periodicidad de publicación, el uso del inglés como idioma de los artículos, la multiplicación de autores extranjeros, la revisión por pares o la composición de los consejos editoriales.

“El objetivo es promover el profesionalismo, la internacionalización y la sostenibilidad de las revistas”, explica el bibliotecónomo Abel Packer, quien creó la colección en 1997 junto con el bioquímico Rogério Meneghini y continúa siendo su director. “La transición en el ámbito de la gestión se está llevando a cabo con un mínimo de impacto en la operación de la biblioteca”, dice. En lugar de ser administrada por un investigador responsable de un proyecto financiado por la FAPESP, como sucedía desde su creación, su gobernanza ahora pasó a ser asumida por el comité de gestión. La ejecución de los proyectos continúa a cargo de la Fundación de Apoyo a la Universidad Federal de São Paulo (FAP-Unifesp). Otra modificación que se discute es transformar la estructura de la biblioteca en algo que proporcione a sus publicaciones un soporte similar al de una editorial de revistas y buscar más colaboradores que contribuyan a su mantenimiento, tales como ministerios, fundaciones de apoyo a la investigación científica, organizaciones y empresas.

Julia Jabur

Según Packer, la formación del consorcio de agencias fue posible gracias a una coyuntura en la que la FAPESP se movilizó para darle a la iniciativa un alcance nacional y encontró una buena recepción en el gobierno federal. “A partir del año pasado, la Capes comenzó a adoptar políticas a favor del acceso abierto y la ciencia abierta y a delinear una estrategia más amplia para lidiar con la producción científica brasileña en la que se inserta la biblioteca SciELO”, explica.

La Capes es una fundación del gobierno federal vinculada al Ministerio de Educación, responsable de la financiación de becas y de evaluar los programas de posgrado del país, y siempre ha tenido influencia en la orientación de las publicaciones académicas. Desde hace aproximadamente dos décadas, adoptó un sistema de clasificación para las revistas científicas denominado Qualis-periódicos, que se utiliza para evaluar la calidad de la producción de los estudiantes y docentes de los programas de maestría y doctorado del país y definir la cantidad de becas para estos programas. Ha habido cambios recientes en el modelo de evaluación asociado al uso de este ranking (véase el recuadro), pero si se la analiza en retrospectiva, la clasificación de la Capes desalentaba el envío de manuscritos de estudiantes y docentes del posgrado a la mayoría de las revistas indexadas en la biblioteca SciELO porque eran pocas las que eran valoradas por la escala del Qualis. “Es importante que haya más revistas de Brasil que sean la primera opción de nuestros investigadores a la hora de elegir dónde publicar sus trabajos”, dice el presidente del CNPq, el físico Ricardo Galvão.

Sucede que solo una pequeña parte de las revistas de la colección tienen un impacto comparable al de los títulos prestigiosos a nivel internacional en sus respectivos campos. El impacto de una revista se mide mediante indicadores bibliométricos calculados por plataformas internacionales con base en el número de citas que sus artículos reciben en artículos publicados por otros periódicos científicos. Uno de los obstáculos es que una parte de los títulos de la biblioteca brasileña divulga preferentemente trabajos de repercusión regional, que si bien son relevantes, raramente son citados en las revistas internacionales que predominan en las plataformas. También es cierto que hay autores que producen solamente resultados incrementales y no despiertan interés en otros investigadores.

La Capes también trabaja con las publicaciones académicas en otro de sus programas: el Portal de Periódicos, que permite a los investigadores de instituciones y universidades públicas acceder al contenido de miles de revistas internacionales (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 304). Solo durante el año pasado, la agencia invirtió 546 millones de reales en suscripciones o pagos a las editoriales que ponen a disposición sus publicaciones. Recientemente ha tratado de establecer nuevos tipos de convenios con las editoriales con miras a incluir en una cuenta única los gastos de suscripción y el pago de tasas de publicación en acceso abierto para los artículos de investigadores brasileños en sus revistas. Este modelo, denominado read and publish (lectura y publicación), es el que está prevaleciendo, principalmente en Europa. “A futuro, cuando tengamos una base sólida de revistas brasileñas, podremos reducir nuestra dependencia de las revistas extranjeras y ganar poder de negociación a la hora de discutir los acuerdos con las editoriales”, dice Carvalho, de la Capes.

La biblioteca SciELO brasileña se ha convertido en una iniciativa de acceso abierto reconocida a nivel internacional: su modelo ha inspirado la creación de colecciones con el mismo nombre en otros 16 países, la mayoría latinoamericanos, pero también en Portugal, España y Sudáfrica. También se ha desplegado en otras iniciativas a nivel local, tales como SciELO Livros, una plataforma que pone a disposición más de 2.000 obras académicas, SciELO Preprints, un repositorio de manuscritos que aún no han sido revisados por pares y SciELO Data, que almacena datos de investigación relacionados con los artículos de las revistas.

En un sentido estricto, la creación de la biblioteca precedió en algunos años al lanzamiento del movimiento internacional de acceso abierto que, a partir de la década de 2000, comenzó a propagar la idea de que los resultados de las investigaciones obtenidos con financiación pública deben quedar pronto disponibles en internet para cualquier persona interesada, sin necesidad de abonar suscripciones ni tasas. El mercado de las publicaciones científicas se ha vuelto muy diferente de lo que era a principios de siglo. Hoy en día es posible publicar un trabajo científico en acceso abierto de varias formas diferentes: en repositorios de preprints si se trata de manuscritos aún no revisados por pares; en la página web personal del autor o en repositorios de universidades, con la autorización de la revista en la que el artículo fue publicado; en revistas sin fines de lucro o que no les cobran tasas de publicación a los autores, como algunas que son mantenidas principalmente por sociedades científicas y que están presentes en la colección SciELO.

Y también hay una cantidad creciente de revistas de editoriales comerciales que divulgan artículos libremente en la web. Para financiar sus operaciones sin cobrarles a los lectores, esos periódicos científicos han empezado a exigirles a los autores el pago de sumas a veces bastante onerosas, llamadas tarifas de procesamiento de artículos (APC, por sus siglas en inglés). “Imaginábamos que el acceso abierto abarataría la publicación de artículos, pero ahora es más caro que antes”, dice Packer.

Como dice Galvão, del CNPq, el camino recorrido recientemente por el movimiento de acceso abierto es enormemente perjudicial para los países en desarrollo como Brasil. “Para publicar un artículo en una buena revista internacional hay que pagar 3.000 dólares, o en algunos casos hasta 10.000 dólares. Ese costo es muy elevado y puede hacer inviable que podamos publicar en revistas de alto impacto”, dice (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 327). “Necesitamos fortalecer las revistas brasileñas y la mejor candidata para crear un sistema robusto es la biblioteca SciELO, que tiene una trayectoria y experiencia en la materia”, sostiene. Y añade que, en los últimos tiempos, el CNPq ha recibido presiones para crear un repositorio que albergue y comparta los datos de investigación producidos en Brasil, uno de los preceptos del concepto de ciencia abierta, pero acota que esto requiere de altas inversiones. “En mi opinión, cada universidad e institución debería contar con un repositorio propio. Esta conversación también nos lleva a la importancia de valorar la biblioteca SciELO, que dispone de una estructura de almacenamiento de datos de investigación relacionados con los artículos publicados”, dice.

Cambios a la vista
El sistema de clasificación de las revistas científicas será reemplazado por un ranking centrado directamente en los artículos

 Qualis-periódicos, el sistema de clasificación de las revistas científicas creado por la Capes, dejará de utilizarse para evaluar la producción de estudiantes y docentes de los programas de posgrado de Brasil en el cuatrienio 2025-2028, según el director de evaluación de la institución, Antonio Gomes de Souza Filho. “Se trata de un cambio conceptual. La evaluación pasará a centrarse en la calidad y la clasificación del artículo y no solamente en el rendimiento bibliométrico de la revista científica en la que se lo publicó”, explica. La propuesta, aprobada a principios de octubre por el Consejo Técnico Científico de Educación Superior de la Capes, prevé tres nuevos procedimientos de clasificación de artículos, que podrán combinarse dependiendo de lo que defina la coordinación de cada área del conocimiento.

En el primero aún se tendrán en cuenta los indicadores bibliométricos de la revista en la que el artículo salió publicado, como la cantidad de citas. “Algunos preceptos del Qualis se mantienen, pero ya no tendremos esa lista de revistas”, dice el director. El segundo procedimiento combinará los índices de citas obtenidos por los artículos científicos con sus indicadores alternativos, o “altmétricos”, como las menciones en sitios web y redes sociales y el número de descargas, y también con criterios cualitativos de la revista en la que fueron publicados, valorando, por ejemplo, las revistas de acceso abierto de buena calidad o de relevancia nacional, como las indexadas en la colección SciELO. El tercer procedimiento no se centra en métricas, sino en una evaluación cualitativa de cada artículo, teniendo en cuenta, por ejemplo, su contribución científica e impacto teórico.

“Con la ampliación de los procedimientos, esta nueva metodología permite evaluar con mayor precisión diferentes artículos publicados en una misma revista. En lugar de asignarles una misma calificación basada en el impacto de la revista, pueden identificarse las contribuciones específicas que cada uno ha promovido. Consideramos que esto es un avance importante”, subraya Souza Filho. La metodología se aplicará en la evaluación que concluirá en 2029. La Capes publicará documentos orientativos detallando cada procedimiento en marzo de 2025.

Sarah Schmidt

Este artículo salió publicado con el título “Para multiplicar las revistas influyentes” en la edición impresa n° 345 de noviembre de 2024.

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