El 7 de abril, víctima del covid-19 y a los 84 años, falleció Alfredo Bosi, profesor emérito de la Universidad de São Paulo (USP). El académico, quien comenzó su carrera como docente de literatura italiana, elaboró análisis literarios pioneros a partir de sus conocimientos en filosofía e historia, y formó a generaciones de profesionales desde la década de 1970. Viudo de Ecléa Bosi (1936-2017), dejó dos hijos, Viviana, docente de literatura en la misma institución, y el médico y economista José Alfredo, además de dos nietos.
Descendiente de italianos, Bosi (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 87) había nacido en São Paulo el 26 de agosto de 1936. Hijo de una costurera y un trabajador ferroviario, vivió su infancia en el barrio de Barra Funda. Tras graduarse en la Facultad de Letras de la USP, en 1960, estudió durante un año en Florencia, Italia. Al regresar a Brasil, empezó a enseñar lengua y literatura italianas en la propia USP, en el Departamento de Letras Neolatinas, actual Departamento de Letras Modernas. En 1971 pasó al Departamento de Letras Clásicas y Vernáculas, como docente de la cátedra de literatura brasileña, y en 1985 se convirtió en profesor titular.
Autodidacta en filosofía, Bosi fue un estudioso de la obra de intelectuales italianos tales como Giambattista Vico (1668-1744), Benedetto Croce (1866-1952) y Antonio Gramsci (1891-1937). A partir de ese andamiaje conceptual, elaboró análisis considerados fundadores sobre la producción de autores brasileños, entre ellos el poeta Cruz e Sousa (1861-1898), y los escritores Lima Barreto (1881-1922), Graciliano Ramos (1892-1953), Machado de Assis (1839-1908) y João Antônio (1937-1996).
“Bosi propuso una revisión de la totalidad de la historia literaria y cultural del país. Atento a los grandes pensamientos, pero también a los pequeños detalles, develó en esa dialéctica entre lo grande y lo pequeño formas diferentes y caminos novedosos para la comprensión de la poesía y la novela brasileña”, analiza Marco Americo Lucchesi, docente de la Facultad de Letras de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y presidente de la Academia Brasileña de Letras (ABL). “Fue un ‘hombre del Renacimiento’, estudió con los grandes maestros e historiadores de Florencia, y erigió una conexión entre Brasil e Italia”.
Alumno de Bosi en su carrera universitaria, Paulo Martins, actualmente director de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH-USP), resalta que, pese a la profundidad de sus reflexiones, Bosi se esmeraba en la elaboración de textos que pudieran ser comprendidos por todos los públicos, y no solamente por los entendidos. En este sentido, menciona História concisa da literatura brasileira (editorial Cultrix, 1970), al cual se lo considera como el manual más antiguo de literatura brasileña, escrito por Bosi cuando tenía 34 años. Ese libro, una referencia para alumnos universitarios e investigadores de la literatura, ya va por su 52ª edición. “Esa obra sintetiza en forma clara y accesible la historia de la literatura brasileña, y ha ayudado a popularizar la disciplina”, analiza.
Sergio Alcides Pereira do Amaral, de la Facultad de Letras de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), atribuye a su formación en el área del italianismo su solidez filosófica y su notable capacidad teórica. “Así y todo, jamás subordinaba el objeto literario a la cuestiones teóricas”, dice. Para Pereira do Amaral, Bosi conservaba la frescura y la curiosidad del lector de poesía, transmitiendo esa actitud a generaciones de estudiantes.
Más allá del campo literario, Martins, de la FFLCH-USP, destaca la trayectoria política de Bosi, incluyendo su activismo militante en los movimientos obreros de Osasco, en el Gran São Paulo, durante la dictadura militar (1964-1985) y su labor en el Centro de Defensa de los Derechos Humanos Dom Paulo Evaristo Arns, del cual fue presidente entre 1982 y 1984. “Bosi era católico y su relación con las vertientes progresistas de la iglesia y con la teología de la liberación se tradujeron en actividades importantes durante el proceso de redemocratización del país”, recuerda.
“Es reduccionista considerarlo tan solo como un crítico. Su formación abarcaba conocimientos en historia y filosofía, además de la estética literaria”, dice Fernando Paixão, del Instituto de Estudios Brasileños (IEB-USP). Él destaca los estudios de poesía elaborados por Bosi, en particular aquellos que involucran a Machado de Assis. “En el caso de Dom Casmurro, por ejemplo, Bosi inserta la obra en una tradición universalista, haciendo hincapié en el movimiento que realiza el narrador para revelar los padecimientos comunes de la humanidad”, compara Paixão, quien editó diversos libros del investigador durante el período en el que trabajaba en la editorial Ática. Uno de ellos, Machado de Assis: O enigma do olhar (editorial Ática, 1999), obtuvo el Premio Jabuti en la categoría Ensayo y Biografía.
“En sus análisis sobre Machado de Assis, Bosi propone una perspectiva anclada en la historia y en la sociedad brasileña, pero también busca elaborar una mirada compasiva sobre los personajes, revelando su dimensión humana y mostrando que en ellos pueden coexistir aspectos crueles y sublimes al mismo tiempo”, comenta Hélio de Seixas Guimarães, de la FFLCH-USP.
En una declaración enviada por correo electrónico, Alcides Vilaça, de la FFLCH-USP, rememoró los primeros contactos que mantuvo con Bosi con ocasión de un curso sobre Modernismo en 1971. “Todas las informaciones, atribuciones y relaciones nodales entre los temas tratados –con la literatura como centro, pero siempre em perspectiva de articulación– estaban motivadas por un compromiso tácito con la construcción de la vida”, dice.
Para Alcir Pécora, del Instituto de Estudios del Lenguaje (IEL) de la Unicamp, Bosi fue un intelectual capaz de abordar cualquier tema de la historia literaria brasileña, y era dueño de una “inteligencia equilibrada, conciliatoria y jamás sectaria”. “Esa visión ecuménica le permitió un tipo de actividad institucional muy eficaz para el afianzamiento de diversos proyectos destacados en toda la USP”, dice, al tiempo que señala su participación en la creación del Instituto de Estudios Avanzados (IEA), del cual fue director (de 1998 a 2001) y vicedirector (de 1987 a 1997), habiendo sido también editor durante 30 años de la revista Estudos Avançados. Pécora también pone de relieve las investigaciones que Bosi llevó a cabo en el campo de las letras coloniales y, em particular, de las letras jesuíticas.
En 1996, el investigador fue condecorado con la Orden de Rio Branco y, en 2003, se convirtió en el séptimo ocupante del Escaño nº 12 de la ABL. Estuvo casado durante 57 años con la psicóloga Ecléa Bosi (lea en Pesquisa FAPESP, edición n° 218), profesora del Instituto de Psicología (IP) de la USP, y su muerte, en 2017, le causó un profundo impacto, según Paixão. “Se enfermó y fue desligándose de sus quehaceres literarios. De todas maneras, y acaso a causa de su relación con el catolicismo, se mostraba esperanzado y no se entregaba a la inmovilidad”.
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