El objetivo del proyecto I-Swarm, que reúne a investigadores de ocho países europeos y cuenta con la coordinado de un equipo de micromecatrónica y microrrobótica de la Universidad de Karlsruhe, Alemania, es crear un hormiguero de mil microrrobots, capaces de inspeccionar cañerías de petróleo o combustibles y puentes, y detectar posibles problemas dentro de motores, al margen de desempeñar tareas tales como diagnósticos y procedimientos médicos dentro del cuerpo humano. Diseñados en computadora, los microrrobots son chips con sensores y detectores que ejercen una función diferente cada uno. Cuando un robot identifica un objeto, por ejemplo, se comunica con el otro que está a su lado, y éste, a su vez, envía el mensaje a otro cercano, y así sucesivamente, hasta llegar a una central de monitoreo.
Este proyecto, por valor de 4,4 millones de euros, aportados por la Unión Europea, cuenta ya con dos prototipos: Jasmine y Micron. Que han demostrado que pueden comunicarse entre sí.
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