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BUENAS PRÁCTICAS

Un juego de cartas marcadas en el análisis de artículos lleva a la retractación de 20 trabajos publicados en una revista científica

La elección manipulada de evaluadores comprometió el examen de papers sobre investigaciones agrícolas en PLOS ONE

Evans / Three Lions / Getty Images

La revista científica PLOS ONE anunció el 3 de agosto la retractación simultánea de 20 artículos debido a transgresiones éticas en el análisis de la calidad de esos trabajos. Con la complicidad de editores y revisores, estudios del área de la agricultura remitidos para su análisis y posterior publicación fueron enviados a evaluadores que ocultaron conflictos de intereses y vínculos con los autores de los manuscritos. Más de un centenar de papers están siendo investigados y es posible que la lista de los cancelados aumente en los próximos meses. “Hemos llegado a la conclusión de que el proceso de revisión por pares se ha visto comprometido y estas incongruencias con nuestra política editorial hacen necesarias las retractaciones”, anunció en el blog de la revista la bióloga molecular Renee Hoch, jefa del equipo de ética de la editorial PLOS, de la cual la revista PLOS ONE es el buque insignia.

El caso empezó a investigarse en marzo, cuando un editor de la revista advirtió una irregularidad en una lista de manuscritos del área de la agricultura: en un período de 10 meses, cierto investigador había solicitado la publicación de más de 40 trabajos de su autoría, un arrebato de productividad considerado sospechoso en sí mismo. Se llevó a cabo una investigación, en la cual se hallaron extrañas coincidencias. El autor, cuya identidad no ha sido revelada, casi siempre pedía que sus textos fueran revisados por un mismo editor académico. En las revistas de la editorial PLOS, esta función la realizan consultores externos, seleccionados por el cuerpo editorial. Aunque no formen parte de la plantilla profesional de las revistas, los editores académicos toman decisiones acerca de los manuscritos y organizan el proceso de revisión por pares, invitando a científicos que conocen en profundidad el tema abordado por el artículo para contrastar su solidez y la calidad de su contenido.

Un análisis de los demás autores de los manuscritos y de los revisores escogidos para evaluarlos sacó a la luz nombres que se repetían y evidencias concretas de mala conducta: había casos en que los revisores y editores académicos mantenían colaboraciones con los autores o estaban vinculados a una misma institución, pero no habían declarado el conflicto de intereses. Se determinó que ese “juego de cartas marcadas” afectó la revisión de 300 trabajos presentados desde 2020, de los cuales 100 ya habían sido publicados. La mayoría de los implicados trabajaban en PLOS ONE desde 2020. No está claro cómo funcionaba el plan, pero Hoch cree que la red ofrecía facilidades para la publicación de artículos. La exagerada cantidad de papers firmados por algunos de los investigadores también podría ser un indicio, en su opinión, de que no son sus legítimos autores.

Un grupo de 41 autores y editores estuvo cargo de 10 o más artículos evaluados. Casi la mitad eran investigadores de Pakistán, mientras que otros estaban vinculados a instituciones de China, Turquía, Arabia Saudita y la India. A un editor académico en particular se le solicitó que gestionara una cuarta parte de todos los trabajos remitidos y acabó haciéndose cargo de la revisión de más de 30 manuscritos.

La retractación masiva fue polémica porque hasta ahora no se han podido apuntar problemas en el contenido o en la calidad de los artículos cancelados; las contravenciones éticas se concentran en los procesos asociados a su evaluación. En cuanto a los 20 papers, PLOS ONE informa que forman parte de “una serie de envíos de los cuales se tienen dudas sobre su autoría, conflictos de intereses y revisión por pares”. Naturalmente, los autores protestaron. “No estoy de acuerdo con la retractación y no comprendo sus motivos. Todos los datos y procesos se ciñeron a rigurosos procedimientos de seguridad, sin transgredir ninguna normativa”, declaró de acuerdo con el sitio web Retraction Watch el investigador Yunzhou Li, del Colegio de Agricultura de la Universidad de Guizhou, en China, y autor de cuatro de los papers cancelados. Los artículos tratan sobre los hongos que atacan a los nísperos, la mejora de la calidad del arroz bajo condiciones de estrés hídrico, los efectos de la aplicación de zinc y silicio en los cultivos de trigo y el impacto de los insecticidas y extractos de plantas en la lucha contra el insecto que propaga el virus del mosaico dorado del frijol.

En tanto, Subhan Danish, del Departamento de Ciencias del Suelo de la Universidad Bahauddin Zakariya de Multán, en Pakistán, sostiene que él no tuvo ninguna influencia en la elección de los revisores de los dos papers de su autoría que fueron invalidados: uno sobre las propiedades antimicrobianas y antioxidantes de una planta y otro referido al uso de una técnica de espectrografía en el estudio de dos especies vegetales. “La elección le cupo al editor. Nos están sancionando por un delito que no hemos cometido”. Por su parte, Muhammad Hamzah Saleem, vinculado a la Universidad Agrícola de Huazhong, en China, también autor de un par de artículos retractados, dice que recomendó los nombres de dos editores académicos para evaluar sus manuscritos pero que su sugerencia fue desestimada. También dijo que no tiene ningún vínculo con Saqib Bashir, de la Universidad de Ghazi, en Pakistán, el editor académico a cargo de la revisión de sus manuscritos. “Bashir no es amigo nuestro”, afirma.

Los fraudes en los procesos de revisión por pares no son una novedad, pero, por lo general, los ejemplos se hacen patentes en aquellas publicaciones que tratan la evaluación en forma negligente. Este perfil no condice con el de las revistas de la colección PLOS, acrónimo de la organización sin fines de lucro Public Library of Science. La revista PLOS ONE, lanzada como una publicación digital online en 2006, es conocida por mantener un plantel de revisores de alto nivel y por ser pionera en la divulgación de contenidos científicos de calidad exclusivamente en un medio digital, convirtiéndose en uno de los primeros mega-journals, tal como se les denomina a las publicaciones que divulgan un gran volumen de artículos en acceso abierto en internet. Además de PLOS ONE, el grupo editorial también publica otros títulos, tales como PLOS Biology, PLOS Computational Biology, PLOS Genetics y PLOS Pathogens.

El descubrimiento de la colusión fue posible luego de que PLOS resolviera formar un equipo al mando de Hoch para peritar las contravenciones éticas. El grupo de trabajo fue creado en 2018 para investigar la eclosión de denuncias de manipulación de imágenes en los artículos científicos publicados entre 2014 y 2016. El año pasado, el equipo se amplió para agilizar las investigaciones y hacer frente al análisis de una gran cantidad de casos pendientes. Las tareas que antes debía cumplir una sola persona ahora están a cargo de un equipo integrado por cinco editores sénior. PLOS ha anunciado que implementará cambios en sus procesos de recepción y prepublicación. Introducirá un control adicional de conflictos de intereses entre los autores y los editores académicos. Y ha prometido una investigación exhaustiva para determinar cómo se montó ese esquema. “Nos preocupa mucho que nuestra plantilla de editores, en la cual la revista confía tanto, parezca estar involucrada en la manipulación de la revisión por pares”, declaró Hoch al sitio web Retraction Watch. “Nos hemos tomado muy en serio esta vulnerabilidad, pues sus implicaciones son muy importantes”

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