La Universidad de Princeton, en Estados Unidos, dejó cesante al lingüista Joshua Katz, quien formaba parte de su cuerpo docente desde 1998. El Consejo de Administración de la institución informó que su salida se debió a una relación sexual consentida que Katz mantuvo con una estudiante en 2005, lo que constituye una contravención a la conducta que se espera en Princeton. Como ya había sido juzgado por ese caso en 2018 y sancionado con una licencia sin goce de sueldo por un año, el académico acusó a la universidad de omitir la que sería la verdadera motivación de su despido.
En 2020, había hecho pública su oposición a un programa antirracista presentado por sus colegas, que reclamaba a la universidad una mayor inversión en beneficio de alumnos, docentes y empleados afrodescendientes. En aquel momento, Katz sugirió que esas medidas, en caso de implementarse, “conducirían a una guerra civil en el campus y socavarían todavía más la confianza del público en cuanto al manejo de las instituciones de educación superior de excelencia”. En una columna de opinión publicada tras su despido en el periódico The Wall Street Journal, Katz dijo ser víctima de “cancelación”, un término utilizado en las redes sociales para referirse a las represalias.
El rector de Princeton, Christopher Eisgruber, insistió en que la sanción se debía a una segunda investigación abierta al respecto de la conducta impropia de 2005, que subsanaba fallos que hubo en la primera. Ante un grupo de estudiantes, Eisgruber dijo que la universidad mantiene su compromiso con la libertad de expresión, pero también con las normas que protegen a los alumnos de la mala conducta de los profesores. Katz trabaja como consultor en la recientemente creada Universidad de Austin, en Texas, fundada por intelectuales y donadores conservadores.
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