A finales de 2010, un mal afectó a las gallinas de la ciudad de Bastos, en el interior de São Paulo, la mayor productora de huevos de Brasil. Las aves mantenidas en las granjas empezaron a perder sus plumas, dejaron de alimentarse y pasaban los días rascándose. La producción disminuyó considerablemente y muchas gallinas fueron sacrificadas para evitar el contagio. Enseguida se constató que el problema era causado por un ácaro, pero no fue sencillo identificarlo: era desconocido para la ciencia. Este hecho le causó sorpresa a los veterinarios del Instituto Biológico, un organismo de la Secretaría de Agricultura y Abastecimiento del Estado, que cuenta con una unidad en el municipio, ya que las gallinas son conocidas por su importancia económica, y sus parásitos son bastante estudiados. El ácaro en cuestión sólo fue descrito en 2013 por el zoólogo ruso Sergey Mironov, y era no solamente una especie nueva. sino también un género aún no descrito. Sin embargo, restaban algunas dudas: ¿quién sería el huésped natural del Allopsoroptoides galli y cómo habría infestado a las gallinas el arácnido?
La resolución de este misterio estuvo a cargo del biólogo Fábio Akashi Hernandes, del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) de Rio Claro. Él y su equipo encontraron al ácaro en el pirincho (Guira guira), un ave bastante común en la mayor parte del territorio brasileño, tal como informa el investigador en un artículo publicado en diciembre de 2014 en Parasitology Research. De acuerdo con Hernandes, el A. galli vive en perfecta armonía con su huésped natural y las otras siete u ocho especies de ácaros que habitan el plumaje del ave: todas, excepto una, hasta entonces desconocidas y ahora en proceso de descripción.
“A diferencia de lo que sucedió con las gallinas de Bastos, la mayoría de los ácaros de plumas no perjudican a sus huéspedes”, explica Hernandes. Investigaciones recientes muestran que las aves sanas cargan más de esos arácnidos microscópicos que las enfermas. “Eso da asidero a la idea de que los ácaros de las plumas normalmente no son parásitos, sino que tienen una actuación neutra o incluso benéfica para las aves”, dice la zoóloga Heather Proctor, de la Universidad de Alberta, en Canadá, una de las mayores expertas en ácaros del mundo. Los ácaros se alimentan normalmente del aceite excedente producido en el plumaje y así evitan la proliferación de bacterias perjudiciales para sus huéspedes.
El caso ocurrido en la capital del huevo, tal como se la conoce a la ciudad, constituye un raro registro de transferencia de ácaros silvestres a animales domésticos. La principal hipótesis respecto a esta “contaminación” es el hecho de que las gallinas de Bastos viven en ambientes abiertos, donde los pirinchos y otras aves transitan libremente en busca de alimento y agua.
Una diversidad invisible
El hecho de que un ave común como el pirincho tenga tantos ácaros desconocidos da una dimensión de cuán inexplorada es esa fauna invisible a simple vista. Menos conocidos que las garrapatas, que también pertenecen a la subclase Acari, los ácaros generalmente miden algunas centenas de micrones (milésimas de milímetro) y existen en el suelo, en el fondo del mar, en las plantas, en la alfombra del living en incluso en la piel humana. Se existe que existen alrededor de un millón de especies de ácaros en el mundo, de las cuales se conocen sólo unas 50 mil o 60 mil. Los ácaros de las plumas pertenecen básicamente a las superfamilias Analgoidea y Pterolichoidea, y menos de 2.500 especies han sido descritas por los taxónomos.
Brasil ofrece todo un universo que debe explorarse en las plumas. En un estudio realizado en 2011, Hernandes, Heather Proctor y Michel Valim, actualmente en el Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo, encontraron 185 especies de ácaros en 218 especies de aves brasileñas, lo que corresponde a un mero 12,4% de la diversidad de aves del país, la segunda del mundo. Con base en estos números, los investigadores estimaron que en Brasil existen entre 900 y 5.300 especies de ácaros de las plumas. “Creo que la cifra más probable se ubique alrededor de dos mil”, dice Proctor. En el mundo, pueden ser 10 mil.
“Sólo en Brasil existe material como para estudiar durante unas tres vidas”, bromea Hernandes. Para hacerse una idea acerca del desafío que representa identificar a los ácaros de las aves brasileñas, él cuenta sobre el día en que un alumno de su laboratorio encontró muerto en el campus de la universidad un pico de coral común (Estrilda astrild), un pájaro exótico, de origen africano, pero bastante común en Brasil. Cual no fue la sorpresa de los investigadores cuando hallaron siete especies de ácaros, “probablemente todas nuevas”, que vivían en las plumas del ave. El pájaro recordista en especies de ácaros es la Aratinga holochlora, un perico autóctono de México y de América Central. En 1995, la zoóloga Tila Pérez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, identificó 25 especies de ácaros en el ave.
Decir que viven en las plumas es una definición poco precisa de estos bichos. “Existen ácaros que viven sólo en las plumas de las alas, otros en las plumas ventrales, otros en las dorsales, en las plumas más delicadas del pescuezo e incluso están los que viven en el cálamo, la parte de la pluma que se inserta dentro de la piel”, explica Hernandes, detallando una especialización que va mucho más allá de las especies de ave. En el microscopio, es posible notar dicha especialización por la morfología de los ácaros, adaptada a cada ambiente. Son espinas para sujetarse a las alas, trabas en las articulaciones para no caerse en momentos de turbulencia e incluso patas claramente asimétricas, comunes en aquéllos que viven en aves acuáticas. El ácaro del género Michaelia, que pasa toda su vida en las plumas del biguá (Phalacrocorax brasilianus), tiene la extremidad delantera de un lado mucho mayor que la del otro; se cree esto es que para adaptarse al modo de vida volador y nadador del ave huésped. Otra característica sumamente peculiar, no relacionada con el huésped, está constituida por los curiosos órganos sexuales, como en el caso del Anisodiscus goodmani, cuyo órgano copulador masculino tiene el doble del tamaño que su cuerpo entero.
Ácaros en 3D
En la investigación que empezó en 2011 y cuenta con la participación del estudiante de maestría Luiz Gustavo Pedroso y del estudiante de grado Matheus Gabriel, Hernandes describió varias nuevas especies y pretende profundizar las colaboraciones con institutos internacionales que emplean las más recientes tecnologías de microscopía electrónica, como el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda, por sus siglas en inglés).
Los microscopios de barrido que emplean permiten lograr una resolución imposible en los aparatos ópticos. “En imágenes que tomamos en marzo de este año, logramos ver detalles que siquiera soñábamos, tales como estructuras del aparato bucal y de la formación del caparazón y de los escudos de los ácaros”, comenta. Otra tecnología de la cual pretende sacar provecho en la colaboración es el microscopio confocal con láser, en el cual el haz de luz realiza un escaneado total del animal y genera un modelo en tres dimensiones.
Mientras no cuenta con ese aparato más a mano, Hernandes cuenta con los ojos entrenados de su equipo. En el artículo de 2014 relató otro hallazgo que suministra una noción de la casi invisibilidad de los ácaros de las plumas. En el plumaje del pirincho había algunos ejemplares del A. galli, aquél que aterrorizó a la capital del huevo, dentro de una cáscara de huevo… de piojo. Funcionaba como un caparazón extra mientras su cuerpo se encontraba vulnerable debido al proceso de muda, en el cual el animal se despoja de su revestimiento para hacer otro un poco mayor.
Proyecto
Diversidad y taxonomía de ácaros de las plumas (Arachnida: Acari: Astigmata) en aves de Brasil (nº 11/50145-0); Modalidad Joven Investigador; Investigador responsable Fábio Akashi Hernandes (IB-Unesp, Rio Claro); Inversión R$ 346.193,00 (FAPESP).
Artículo científico
HERNANDES, F. A. et al. From cuckoos to chickens: a caught-in-the-act case of host shift in feather mites (Arachnida: Acari: Psoroptoididae). Parasitology Research. v. 113, n. 12, p. 4355-61. dic. 2014.