RomoloLa National Science Foundation (NSF), la principal agencia de fomento a la investigación básica en Estados Unidos, anunció un conjunto de medidas tendientes a desalentar el acoso sexual en el ámbito académico. La principal de ellas les exige a las instituciones científicas y de educación superior que le notifiquen a la NSF cuando constaten abusos cometidos por investigadores financiados por la agencia. “Hasta ahora, no les exigíamos a las universidades que nos informaran al respecto de las denuncias de acoso sexual o si algún investigador estaba siendo investigado”, declaró France Córdova, directora de la NSF, a la revista Nature. La nueva política contempla el alejamiento del investigador del proyecto patrocinado por la agencia o la suspensión de la financiación, hasta la conclusión de las averiguaciones. También determina que las instituciones establezcan conductas para impedir el acoso en los lugares de trabajo, evitando, por ejemplo, la realización de conferencias o estudios de campo en sitios remotos, donde los estudiantes y jóvenes investigadores generalmente son más vulnerables. La NSF también comunicó que las instituciones deben generar condiciones favorables para que investigadores, personal y alumnos denuncien las violaciones sin temor a sufrir represalias.
Las nuevas disposiciones entrarán en vigencia en abril. La agencia creó una nueva página en internet donde enumera sus políticas y procedimientos contra el acoso sexual. “Es un gran paso en la dirección correcta”, expresó en la revista Nature la biogeoquímica Erika Spiotta, de la Universidad de Wisconsin-Madison, quien lidera una iniciativa financiada por la NSF para combatir el acoso sexual en las ciencias. Uno de los puntos débiles de la nueva política de la agencia, de acuerdo con Spiotta, radica en que la misma no estipula qué hacer si una institución no concluye la investigación de un caso.
Córdova describió los cambios como una expansión de las estrategias anteriores de la agencia tendientes a combatir el problema, que incluye una declaración de 2016 exigiendo a los beneficiarios de la NSF que cumplan los requisitos de una ley promulgada en 1972 que prohíbe la discriminación sexual en las universidades que reciben financiación federal. Aunque la NSF supervisase la conformidad de las instituciones con la legislación, con frecuencia dependía de los relatos divulgados en la prensa para informarse sobre los casos de acoso sexual que involucraban a científicos financiados por ella. “Es una mala manera de enterarse de algo así”, dijo Córdova.
Al igual que otras agencias federales estadounidenses, la NSF afronta presiones del Congreso para endurecer su respuesta al acoso sexual en las universidades. En el mes de enero, el Comité de Ciencias de la Cámara de los Representantes –la Cámara de Diputados del país– le solicitó al Government Accountability Office, el organismo responsable de la auditoría, el análisis y las averiguaciones del Congreso, que investigara los casos de acoso sexual que involucraban a académicos financiados por el gobierno federal en organismos tales como la NSF, la agencia espacial estadounidense (NASA), el Departamento de Energía y los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).
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