Con 12 años de edad, Rafinha, un perrito mestizo (sin raza definida) ya padece los efectos del envejecimiento. Presenta calcificaciones en sus vértebras lumbares, lo que le provoca un dolor crónico. Su condición es irreversible, pero el perro tiene la suerte de contar con el cuidado y los conocimientos de su tutor, el veterinario Cláudio Fanella, y con un nuevo recurso para aliviar su sufrimiento: una aplicación que mide el dolor en los animales. Llamada VetPain, la misma fue lanzada en diciembre del año pasado por investigadores de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidade Estadual Paulista (FMVZ-Unesp), en el campus de la localidad de Botucatu. Fruto de un proyecto de investigación desarrollado con el apoyo de la FAPESP, el programa se encuentra disponible en forma gratuita para los teléfonos móviles con sistema Android. Aunque aún no existe una versión para iOS [el sistema operativo utilizado por los dispositivos de la empresa Apple], se puede acceder al mismo en el sitio web www.animalpain.org.
Según relata Fanella, se enteró de la existencia de la aplicación en la propia Unesp, donde lleva a Rafinha para someterlo a sesiones de acupuntura, un servicio que ofrece la institución y que coordina el veterinario Stelio Pacca Loureiro Luna, investigador responsable del desarrollo de VetPain. Hace tan solo un mes que comenzó a utilizar la aplicación, pero ya ha verificado resultados positivos. “La aplicación sirve para evaluar mejor el nivel de dolor y el momento adecuado para administrarle el analgésico”, dice el tutor de Rafinha. “La herramienta me da mayor seguridad a la hora de tomar decisiones”.
Para Fanella, VetPain es interesante principalmente porque crea en los tutores el hábito de observar al animal. Esto se debe a que es a través de los comportamientos indicadores de dolor que la herramienta realiza la evaluación. Pacca Loureiro Luna explica que la aplicación funciona como un examen de opción múltiple. Ante una serie de preguntas que evalúan signos característicos de dolor en conductas tales como la postura, el nivel de actividad y la reacción al contacto en el lugar afectado, el usuario debe clicar en las respuestas que considere que describen mejor a su animal. Cada respuesta corresponde a una puntuación en una escala que va desde la ausencia de dolor hasta el dolor intolerable. La aplicación calcula automáticamente el resultado e indica si el animal necesita o no analgésicos.
Para orientar al usuario, la aplicación incluye videos que muestran los comportamientos de los animales cuando sienten dolor. Y antes de aplicar el cuestionario sobre el propio estado del animal, se puede hacer un entrenamiento, que evalúa la habilidad en el uso de la escala, a partir de 10 videos de prueba. Según Pacca Loureiro Luna, el entrenamiento le permite a una persona sin conocimientos específicos aplicar el test con seguridad.
La veterinaria Rosa Maria Cabral, coordinadora del Centro de Estudios en Anestesiología Veterinaria y Dolor de la Facultad de Zootecnia y Veterinaria de la Universidad Federal de Lavras (FZMV-Ufla), en Minas Gerais, objeta el uso de la aplicación por personas legas en la materia. “La evaluación de la conducta es subjetiva y depende de la experiencia del examinador”, sostiene.
Ella recuerda que ciertos comportamientos relacionados con el miedo o la ansiedad, por ejemplo, pueden confundirse con signos de dolor. Su mayor temor en cuanto al uso de la aplicación por legos es la administración de fármacos sin prescripción veterinaria. “Algunos analgésicos y antiinflamatorios de uso común en humanos, como el paracetamol y el diclofenaco, son tóxicos para los animales y pueden causarles la muerte”, advierte.
Para el veterinario Flávio Vieira Meirelles, de la Facultad de Zootecnia e Ingeniería de Alimentos de la Universidad de São Paulo (FZEA-USP), la constatación de síntomas de dolor en un animal revela la necesidad de diagnosticar su causa. “Cuando la causa ya se conoce y ha sido diagnosticada, entonces ahí sí el tutor debe intervenir con los medicamentos prescritos por el veterinario y respetando la posología”, dice.
Para Fanella, tutor de Rafinha, siempre que se lleve a las mascotas al veterinario cuando observen un signo de dolor, la aplicación puede ser muy útil como recurso didáctico. “Es excelente para quienes están aprendiendo a cuidar a una mascota”, dice.
El perro es italiano, el gato es japonés
A través de VetPain es posible evaluar tanto a animales domésticos (perros y gatos) como a animales de producción (vacas, cerdos, ovejas, asnos y caballos) y de laboratorio (conejos, ratones y ratas). Para cada especie existe una escala de dolor, conforme a sus características. Según Pacca Loureiro Luna, al momento de manifestar dolor, algunos comportamientos son comunes a varias especies, como la pérdida de apetito, la postura arqueada o la cabeza gacha. Otros son más específicos. “El gato estira las patas cuando siente dolor”, ejemplifica. Las diferencias entre especies también se traducen en peculiaridades en la expresión del sufrimiento. “Suelo bromear diciendo que el perro es italiano, más comunicativo, mientras que el gato es japonés, pues expresa el dolor de manera más sutil”.
Por su discreción, el sufrimiento felino no suele llamar tanto la atención como el canino. “En las consultas, los veterinarios tienden a atribuir más dolor a los perros que a los gatos”, dice el investigador. Esta fue la principal motivación que le llevó a elegir a los felinos como la primera especie por evaluarse mediante la aplicación.
El programa se basó en una escala de dolor desarrollada y validada por el grupo de Pacca Loureiro Luna en 2013. Fue una de las primeras escalas felinas publicadas y constituye una referencia mundial. En 2022, su equipo lanzó una versión abreviada de esta escala. Ambas están disponibles en la aplicación. A continuación, se desarrollaron y se homologaron escalas para bovinos (en 2014), equinos (en 2015), ovinos y porcinos (en 2020), asnos (en 2021) y conejos (en 2022), así como escalas de dolor crónico para perros (en 2019 y 2022). A excepción de los perros, se evaluó el dolor clínico posoperatorio (agudo) y el dolor crónico, derivado de afecciones como la artrosis.
“En aquel momento ya existían escalas de dolor agudo en perros. Ahora estamos desarrollando las nuestras”, explica el investigador de la Unesp. Los estudios fueron aprobados por los comités de ética animal de más de 20 instituciones asociadas en Brasil y en países de América, Europa y Asia.
En los estudios participaron varios investigadores supervisados por Pacca Loureiro Luna en sus doctorados, ahora docentes en instituciones de educación superior de Brasil y del exterior. Uno de ellos, el veterinario Paulo Steagall, actualmente profesor en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Montreal (Canadá), también creó en su laboratorio una escala de dolor y una aplicación específica para gatos. La aplicación Feline Grimace Scale evalúa el dolor agudo en los felinos a través de sus cambios en las expresiones faciales y se encuentra disponible en las tiendas de aplicaciones para teléfonos móviles. El artículo en el que se informa sobre el desarrollo y la validación de la escala se publicó en 2019 en la revista Scientific Reports, del grupo Nature.