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Educación científica

Una cantera de talentos

De qué manera la Feria Brasileña de Ciencias e Ingeniería estimuló a estudiantes a seguir la carrera de investigador

Gracias a la Febrace, Da Silva Junior empezó a recibir a estudiantes de la enseñanza media en el Instituto Butantan

Léo Ramos Gracias a la Febrace, Da Silva Junior empezó a recibir a estudiantes de la enseñanza media en el Instituto ButantanLéo Ramos

A un año de haber culminado sus estudios de grado en Ciencia Política en el Swarthmore College, en Pensilvania, Estados Unidos, Heitor Geraldo da Cruz Santos, de 21 años, no tiene dudas acerca de que seguirá la carrera académica. “Soy un enamorado de la investigación científica. Pretendo hacer mi doctorado y, en simultáneo, trabajar con políticas educativas en una organización internacional como el Banco Mundial”, planea el estudiante, natural de la ciudad de Recife (Pernambuco). Esta convicción cobró fuerza cuando cursaba la enseñanza media, un período durante el cual participó en dos ediciones de la Feria Brasileña de Ciencias e Ingeniería (Febrace). Este evento, creado en 2003, reúne anualmente en la Universidad de São Paulo (USP) a centenas de estudiantes de la enseñanza básica, media y técnica de escuelas públicas y privadas de Brasil, que presentan sus proyectos en distintas áreas de las ciencias y la ingeniería.

“Yo habría tomado otro rumbo si no hubiera pasado por la Febrace, probablemente”, afirma Heitor. “La feria ayuda a desarrollar el pensamiento crítico y ubica al joven como protagonista del proceso de aprendizaje”. En su primera participación en la Febrace, en 2010, Da Cruz Santos, entonces alumno de un colegio privado, presentó una nueva metodología para la educación nutricional. “Creé un método para que los docentes puedan interferir en la alimentación de los alumnos de manera integrada a la estructura curricular”. Su proyecto fue premiado y le rindió al estudiante un lugar en la Feria Internacional de Ciencias e Ingeniería (Intel Isef, en inglés), uno de los principales eventos de este tipo del mundo, que reúne a más de 1.700 alumnos de 77 países desde 1950 en Estados Unidos.

En los últimos 14 años, la Febrace ha coleccionado casos como el de Heitor. Algunas de estas historias están reunidas en el documento intitulado Febrace – Inspirando y despertando futuros líderes, disponible en el sitio web del evento. Además de relatos de estudiantes y docentes que participaron en la feria como supervisores, ese informe aporta datos que ayudan a evaluar la vastedad y el impacto de la Febrace en Brasil. “Detectamos un crecimiento significativo de la participación de escuelas públicas durante los últimos años, por ejemplo”, dice Roseli de Deus Lopes, docente del Departamento de Ingeniería de Sistemas Electrónicos de la Escuela Politécnica (Poli) de la USP y coordinadora del evento desde su creación.

En 2006, de las 171 escuelas que remitieron proyectos de alumnos a la Febrace, el 41% eran públicas. En tanto, en 2016, ese índice trepó al 73%, de un total de 532 escuelas, producto de acciones de incentivo a la realización de ferias de ciencia en las escuelas promovidas por la Febrace en el transcurso de los años. Al mismo tiempo, se observa una evolución en la cantidad de trabajos inscritos: en 2003, fueron 300 proyectos; en 2016, fueron más de 2.200. El informe también revela un aumento de la presencia femenina. En 2003, las chicas representaban un 28% de los estudiantes finalistas. En 2016, la participación femenina en esa instancia llegó al 49%.

Algunos participantes en las primeras ediciones de la feria ya transitan por la carrera de investigadores y reconocen la importancia de la exposición científica en sus trayectorias. “Antes de la Febrace, yo no estaba segura de que seguiría en la facultad”, recuerda Ana Débora Nunes Pinheiro, quien en 2005 participó en la Febrace cuando aún cursaba el tercer año de la enseñanza media en la ciudad de Fortaleza (Ceará). El trabajo que presentó, sobre el uso del melón amargo (Momordica charantia) en el tratamiento de úlceras gástricas, contribuyó para que optase por seguir Farmacia. “Durante la realización del proyecto, ejecutado en colaboración con la Universidad Estadual de Ceará, entré en contacto con el método científico. Con 16 años, me di cuenta de que querría trabajar en eso.”

Febrace_245El proyecto de Ana Débora fue premiado y seleccionado para participar en la Intel Isef. En 2015, con el apoyo de la FAPESP, Nunes Pinheiro concluyó su maestría en la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de Ribeirão Preto de la USP y, ese mismo año, ingresó en el doctorado en la Universidad Federal Fluminense (UFF). “En mi investigación actual apunto a desarrollar métodos de caracterización de moléculas de macroalgas marinas”, explica Ana Débora.

La nutricionista Claudia Titze Hessel, de São Leopoldo (Rio Grande do Sul), dice que la Febrace también influyó en su decisión de convertirse en investigadora. En 2005, realizó un proyecto de iniciación a la investigación científica referente al efecto de ciertos tés contra el colesterol alto. Claudia efectuó pruebas en ratones en el Laboratorio de Fisiología Celular de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), que mantenía una colaboración con el colegio Sinodal, donde ella estudió. “Observé que el té verde era mejor para el control del colesterol”. Los resultados de ese trabajo fueron presentados en la Febrace y en la Intel Isef. “La iniciación a la investigación científica me puso en contacto con el vocabulario de investigación, pero fue en la feria donde desarrollé habilidades de comunicación”, comenta Claudia, quien actualmente cursa su doctorado en microbiología de alimentos en la UFRGS.

Una de las singularidades del modelo de las ferias de ciencias consiste en lograr estimular las capacidades científicas y emprendedoras ya en la enseñanza básica y media, dice Adriana Anunciatto Depieri, analista del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Comunicaciones (MCTIC). “Antes de presentarse, el alumno realiza una investigación, que generalmente dura un año. Durante ese período, es posible aprender a recabar e interpretar dados, poner a prueba hipótesis y dar a conocer los resultados. Se trata de una implicación con todas las etapas de la investigación”, afirma Anunciatto Depieri, quien en 2014 defendió su tesis doctoral en la USP sobre la participación de preuniversitarios en ferias de ciencias en Brasil.

Anunciatto Depieri aplicó un cuestionario con 1.053 estudiantes de escuelas públicas y privadas que participaron en la Febrace, en la Feria de las Profesiones de la USP y en la Muestra Paulista de Ciencias e Ingeniería (MOP). Uno de los objetivos consistía en conocer el impacto de la participación en esos eventos y si eso influyó en la elección de las carreras. “Las respuestas indican que el proceso de desarrollo de proyectos refuerza la autoestima y la autoconfianza de los alumnos, además de contribuir al perfeccionamiento de las habilidades necesarias para lograr el éxito profesional”, comenta la analista del MCTIC.

La investigación muestra que el 87% de los estudiantes consultados reconoció que la participación en ferias de ciencia los puso en contacto con nuevos conocimientos, que probablemente no adquirirían en el cotidiano escolar. Otro 58% sostuvo que el haber presentado trabajos en las exposiciones influyó al decidir las carreras de nivel superior que seguirían. “Evidentemente, no todos los alumnos que pasan por la Febrace se convierten investigadores, ni tampoco es ése el objetivo”, acota De Deus Lopes, coordinadora de la feria. “El propósito es despertar y desarrollar la creatividad y el pensamiento crítico y dotar de instrumentos a los estudiantes, con métodos de investigación científica y tecnológica, capacidades útiles en cualquier área.”

Otro resultado que Anunciatto Depieri presentó en su investigación doctoral indica que la intención de cursar ingeniería se mostró alta entre los estudiantes que pasaron por las ferias con proyectos en dicha área. Casi el 90% coincidió en que la participación en los eventos despertó la atención al respecto del área. “La Febrace me ayudó a confirmar mi opción por la ingeniería”, dice Conrado Leite de Vitor, quien participó en las ediciones de 2004, 2005 y 2006, cuando era alumno de la enseñanza media en la escuela Técnica en Electrónica Francisco Moreira da Costa, en Santa Rita del Sapucaí (Minas Gerais).

Conrado Leite de Vitor optó por estudiar ingeniería tras participar en la feria

LÉO RAMOS Conrado Leite de Vitor optó por estudiar ingeniería tras participar en la feriaLÉO RAMOS

Uno de sus proyectos fue un prototipo de una silla de ruedas controlada por comandos de voz. En 2008, Conrado ingresó a la carrera de Ingeniería Eléctrica de la Poli-USP. Durante la carrera, creó una startup llamada Pullup, que actúa en el área de electrónica. La empresa estuvo incubada en el Centro de Innovación, Emprendimiento y Tecnología (Cietec), en el campus de la USP. “Uno de nuestros proyectos es un aparato de electroencefalograma con un dispositivo capaz de detectar en 30 minutos si el paciente tendrá un ataque epiléptico”, explica Leite de Vitor. Este proyecto, realizado en colaboración con la empresa Epistemic, recibió un premio del Hospital Sirio-Libanés.

El efecto local
El informe elaborado por la organización de la Febrace también presenta datos regionales. En 14 años, participaron en la feria estudiantes y docentes de más de 900 municipios de todos los estados de Brasil. Sólo este año, fueron alrededor de 62 mil estudiantes en las 125 exposiciones de ciencia, entre eventos estaduales, departamentales y locales ligados a la Febrace. “Más allá de São Paulo y Rio Grande do Sul, hemos visto crecer más recientemente la participación de estados tales como Ceará y Bahía, en los cuales se observa la influencia de acciones estaduales de estímulo a la iniciación a la investigación científica en la enseñanza media y a la realización de ferias”, dice De Deus Lopes. Los proyectos remitidos directamente o a través de las ferias afiliadas pasan por docentes e investigadores que componen las comisiones de preselección, selección y evaluación, que apuntan quiénes serán los finalistas de cada estado para la exhibición en la USP. Durante la muestra, los evaluadores identifican a los destacados de cada categoría, sumados a aquéllos que participarán en la Intel Isef.

La Feria de Ciencias de Bahía (Feciba), ideada en 2010 por el Instituto Anísio Teixeira, ayuda a explicar a adhesión de estudiantes y docentes del estado. Allí, la Febrace realizó un proyecto de formación docente en asociación con la feria estadual. Con base en la evaluación de ese proyecto se desarrolló un programa de formación y, en septiembre de 2013, la Febrace e Intel lanzaron la plataforma de Aprendizaje Interactivo en Ciencias e Ingeniería (Apice), para apoyar el aprendizaje en ciencias mediante el desarrollo de proyectos de investigación y su presentación en ferias y muestras científicas. “Son cursos que se destinan a gestores, docentes y estudiantes. Los materiales didácticos son gratuitos y están disponibles online”, dice De Jesus Lopes. La plataforma ya ha registrado a más de 30 mil usuarios.

La atención para con los profesores no es accidental. Entre 2003 y 2016, más de 2.900 docentes de escuelas públicas y privadas participaron en la Febrace, en carácter de tutores o cotutores de los estudiantes. “También aprendemos mucho con la feria. Es una oportunidad de experimentar nuevas formas de enseñar”, afirma Pedro Ismael da Silva Junior, investigador del Laboratorio Especial de Toxinología Aplicada del Instituto Butantan. En 2008, el científico recibió la consulta de Ivan Lavander Cândido Ferreira, quien actualmente está concluyendo su carrera de grado en Biología en la USP y ha sido admitido para realizar su doctorado directo en la Universidad de Oxford, en Inglaterra. El estudiante tenía interés en estudiar arañas y le pidió ayuda. “Después de mucha insistencia, lo acepté a Ivan en mi laboratorio”, comenta. Fue la primera vez que el Butantan recibió a un estudiante de la enseñanza media como pasante en sus laboratorios. Ivan descubrió la existencia de una sustancia con potencial como antibiótico en huevos de araña y el resultado fue presentado en la Febrace de 2009 (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 221).

A partir de entonces, Da Silva Junior empezó a recibir solicitudes de estudiantes de la enseñanza media de diversas partes de Brasil. “Durante los últimos siete años he dirigido a 10 alumnos de la enseñanza media de escuelas públicas y privadas que participaron en la Febrace”, dice Pedro, quien en este momento dirige a dos estudiantes del Rio Grande do Sul. “Es una manera de incentivar la formación de nuevos investigadores.”

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