Archivo personal
Picchi consiguió la pasantía, y a partir de allí se abocó cada vez más a los estudios sobre la Xylella. Entre 1999 y 2006 realizó su maestría y su doctorado en agronomía genética y mejoramiento de plantas en la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la Unesp, en Jaboticabal. En 2009, fue a Estados Unidos, donde trabajó con bacteriófagos, un tipo de virus que ataca a las bacterias, durante una pasantía de posdoctorado en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Cornell. La investigación se realizó en el marco de una asociación entre la universidad y la empresa Geneweave Biosciences. “Fue entonces cuando empecé a tener una visión más empresarial sobre mi propia investigación”, comenta.
En 2010, de regreso a Brasil, Picchi empezó una nueva pasantía posdoctoral en el Centro de Citricultura Sylvio Moreira, del Instituto Agronómico de Campinas (IAC), en el área de biopelículas bacterianos, bajo la supervisión de la bióloga Alessandra Alves de Souza, quien estudiaba una molécula llamada N-acetilcisteína (NAC) como una posible alternativa sostenible de control de la clorosis. La NAC es un compuesto utilizado para reducir la secreción nasal y desobstruir las vías respiratorias, que es inofensivo para el medio ambiente (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 214). “Después de infectar a la planta, la Xylella forma una biopelícula que une a la comunidad de microorganismos invasores”, explica. “Pensamos que al romper esa biopelícula al comienzo de su formación con la NAC podríamos combatir la enfermedad.”
Los experimentos le rindieron buenos resultados y Picchi resolvió ampliar el uso de la NAC también en el combate contra la bacteria Xanthomonas citri subsp. citri, causante del chancro cítrico. Además de proseguir desarrollando sus investigaciones en el área de genética y microorganismos en el IAC, la investigadora abrió CiaCamp, una empresa orientada a la investigación y al desarrollo de un fertilizante a base de NAC para su uso en la citricultura como una alternativa sostenible en el manejo de enfermedades fitopatogénicas. Recientemente, la empresa obtuvo financiación de la FAPESP a través del programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe). “El objetivo es llevarle el conocimiento generado en la investigación al productor”, define la investigadora.
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