EDUARDO CESAR
“Era un área muy operativa, y yo quería trabajar con estrategia y planificación. En 1999 decidió cursar una especialización en administración en la Fundación Getúlio Vargas.
En ese tiempo fue a trabajar en Telefónica como analista sénior, en el área de marketing. Durante los 10 años que permaneció en la empresa, ocupó los cargos de gerente y superintendente de marketing. Su vida profesional transcurría muy bien, pero su larga jornada de trabajo como ejecutivo le impedía dedicarse a sus dos hijos. “Fue entonces cuando empecé a cuestionarme si realmente quería seguir mi trayectoria en empresas”. Entre las ideas tendientes a cambiar, una le agradaba especialmente: la de dar clases, pues le gustaban los temas ligados al área de gestión de personas y de comportamiento, asignaturas cursadas durante su especialización en la FGV y en el MBA empresarial que cursó en la Fundación Dom Cabral en 2002. “Era un camino posible; pero, para cambiar, necesitaba hacerme de valor, y yo estaba medio acomodado a esa vida.”
Durante unas vacaciones, en mayo de 2009, decidió hacer el camino de Santiago de Compostela, en España. “Fue un hito en mi vida, una divisoria, un antes y un después”. En São Paulo se quedaron su mujer, sus hijos y todo el estilo de vida al que estaba acostumbrado. Durante 30 días caminó 800 kilómetros a través de un trayecto que, según dice, no tiene nada de místico. “Es un camino de reflexión, donde tuve la oportunidad de conocerme mejor”, dice. A su regreso, comunicó su decisión de desvincularse de la empresa. En febrero de 2010 inició su maestría en la Facultad de Economía, Administración y Contabilidad de la USP, y su tema de investigación estaba ligado con las transiciones en la trayectoria. “Estudié un fenómeno y me analicé al mismo tiempo”, afirma. Ferrari les dice siempre una frase a sus alumnos: “La respuesta a la pregunta de qué queremos hacer en el futuro, casi siempre se relaciona con algo que hicimos en el pasado y que nos dio mucho placer”.
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