Una encuesta realizada a 967 científicos sudafricanos arribó a un resultado ambiguo. Alrededor del 70 % de los entrevistados aprobaban el mantenimiento de un programa del gobierno que ofrece una recompensa monetaria a aquellos investigadores que publican trabajos en periódicos científicos, en el cual cada paper publicado rinde unos 120 mil rands, una cifra equivalente a 40 mil reales. Algunas universidades centralizan la recaudación de esos fondos y su aplicación en proyectos científicos, mientras que otras les conceden directamente a los investigadores hasta el 70 % del importe.
Pese a la amplia aprobación con la que cuenta el programa, el 59 % de los entrevistados coinciden en que el pago estimula prácticas reñidas con la ética. Para dos tercios de ellos, el sistema promueve la publicación segmentada de los resultados de investigaciones, en un afán por multiplicar la cantidad de artículos y los recursos recibidos, mientras que más de la mitad sostuvieron que fomenta la atribución de autoría de los papers en forma irregular o inadecuada.
De acuerdo con Lyn Horn, directora de la oficina de integridad científica de la Universidad de Ciudad del Cabo y una de las responsables de la consulta, la presión se ejerce especialmente sobre los científicos que inician su carrera. Según afirmó en declaraciones a la revista Nature, se estimula a los jóvenes a explotar al máximo las posibilidades de transformar sus hallazgos en manuscritos, fraccionando los resultados en lo que ella ha denominado “unidades mínimas para publicación”. Los resultados del estudio se divulgaron a finales del mes de noviembre en una conferencia del Global Research Council, una entidad creada en 2012 para promover la cooperación entre las agencias científicas de fomento de todo el mundo y propagar buenas prácticas de gestión.
A ese programa, creado por el gobierno de Sudáfrica en 2005, se le atribuye la multiplicación de la producción científica en el país, que creció de 4.063 artículos en el año de su entrada en vigencia, a 25.371 en 2018. Pero no toda la producción es de buena calidad. Un estudio divulgado en 2017 reveló que el gobierno ha gastado 300 millones de rands en gratificaciones por artículos publicados en periódicos depredadores, aquellos que divulgan manuscritos a cambio de dinero y no realizan una revisión cabal por pares.
El geólogo David Hedding, de la Universidad de Sudáfrica en Pretoria, quien no participó en la encuesta, atribuye la contradicción de sus resultados a los problemas de financiación de la ciencia en el país. “Debido a la crisis actual, estos incentivos son cada vez más importantes para los investigadores, que no están dispuestos a renunciar a ellos”, le dijo a la revista Nature. El Departamento de Ciencia e Innovación, el principal organismo de financiación de la investigación en el país, redujo su presupuesto en un 16 % en 2020, debido a la desaceleración de la economía causada por la pandemia (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 294).
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